"(...) El miércoles, George Osborne, ministro de Hacienda y arquitecto de
las políticas de austeridad del Gobierno, anunciaba su intención de
implantar estas políticas de forma permanente. Gran Bretaña, afirmaba,
debería tener una ley que exija al Gobierno mantener el superávit
presupuestario —y que los ingresos actuales cubran todos los gastos,
incluidos los de inversión— siempre que la economía esté creciendo.
Es una propuesta sorprendente, y lo digo en el peor sentido. No es
que Osborne esté respondiendo de forma errónea a los problemas de Gran
Bretaña; es que está respondiendo a un problema que Gran Bretaña no
tiene, mientras hace caso omiso de los que sí tiene y los agrava.
Porque Gran Bretaña no tiene un problema de deuda pública. Sí, la deuda
aumentó después de la crisis económica, pero sigue sin ser alta desde un
punto de vista histórico, y el coste de los préstamos casi nunca ha
sido tan bajo. De hecho, los tipos de interés ajustados según la
inflación son negativos, incluso en los préstamos a muy largo plazo. (...)
Mientras tanto, la economía real de Gran Bretaña sigue aquejada de
problemas. Es cierto que el empleo ha resistido sorprendentemente bien,
pero esto se debe solo a una caída de la productividad espectacular y
sin precedentes: teniendo en cuenta la cualificación de la mano de obra,
la producción por persona y hora ha descendido alrededor de un 7 %
desde principios de 2008.
Nadie sabe a ciencia cierta por qué se ha producido este descenso ni
cómo invertir la tendencia pero, sin duda, la combinación de una
economía todavía débil, un desastroso comportamiento de la productividad
y un coste negativo del préstamo indica que ha llegado la hora de
aumentar la inversión en cosas como las infraestructuras.
(Los trenes de
pasajeros británicos hacen que el servicio ferroviario estadounidense
parezca bueno, y la congestión del tráfico es cada vez peor). Sin
embargo, la propuesta de Osborne acabaría con cualquier iniciativa de
ese tipo. (...)
¿No es toda esta obsesión por el déficit una simple excusa para recortar
las ayudas sociales? Estoy seguro de que, en parte, así es. Pero no
creo que esa sea la única explicación. Yo diría que las ideas seriamente
malas tienen vida propia. Y controlan nuestro mundo." (
Paul Krugman , El País,
13 JUN 2015)
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