"(...) Tenemos, por tanto, una negociación contra reloj. La troika hará una
oferta a Grecia los próximos días, antes del hundimiento completo y
absoluto del sistema financiero heleno. Todo el mundo sabe qué aspecto
debería tener ese acuerdo (préstamo, reformas, quitas futuras); esto no
ha cambiado.
El problema es que todo el mundo sabía esto antes del
referéndum, y no hubo acuerdo porque las partes no tenían incentivos
para llegar a uno. Es difícil creer que esta vez la negociación vaya a
ser distinta.
Hay quizás tres posibles salidas.
La primera es que la desintegración
de la economía griega ponga el gobierno de Syriza contra las cuerdas.
Hemos visto en este referéndum que los votantes griegos están dispuestos
a apoyar a sus dirigentes, así que no creo que esto acabe por forzar un
acuerdo.
La segunda opción es que los líderes de la eurozona, en un ataque de
responsabilidad suicida, ofrezcan a Tsipras un acuerdo mejor que el que
pusieran sobre la mesa hace diez días, humillándose ante un líder
populista periférico y rompiendo las promesas hechas a sus votantes para
salvar Europa. Dado que los acuerdos en el eurogrupo son por
unanimidad, eso requiere un milagro, y no ocurren a menudo.
La tercera opción es la más cínica: la troika ofrece una
propuesta que parece ser considerablemente más generosa que la última
oferta pre-referéndum, pero llena de asteriscos y notas a pie de página
manteniendo el contenido básicamente parecido, y Tsipras responde
proclamando su victoria abrumadora sobre el eurogrupo, aunque está
aceptando algo sin demasiado cambios. Todo el mundo canta victoria y
todos contentos, aparte de los cuatro gafapastas que se leen los
acuerdos.
Esta es la forma tradicional de solucionar problemas en
Europa, pero necesita líderes pragmáticos y flexibles (cínicos, vamos).
Mi sospecha es que Tsipras realmente se cree todo lo que dice y que
referéndum no era postureo, así que no le veo capaz de este nivel de
flexibilidad.
Queda, entonces, el callejón sin salida: no hay acuerdo. El corralito
se alarga. Grecia no puede importar petróleo o alimentos; las tiendas
no pueden pagar a proveedores y los estantes se vacían. El gobierno deja
sin sueldo a funcionarios, que reciben pagarés; a final de mes, hace lo
mismo con pensionistas. Las dudas sobre el acuerdo hace que nadie los
acepte a su valor completo.
Los bancos griegos se quedan secos y
quiebran, los ahorradores ven como sus depósitos se esfuman, el gobierno
garantiza los depósitos con más pagarés. La economía entra en barrena.
Ante esto, Grecia no tendría más opción que declararse en bancarrota,
cesar todos los pagos y emitir dracmas. El gobierno podría mantener el
país nominalmente en el euro, pero a efectos prácticos estarán fuera.
La vida fuera del euro
A corto plazo, Grecia se empobrecerá enormemente. La devaluación será
brutal; sin acceso a financiación, los recortes serán tremendos. El
sector exportador griego se beneficiará de la recuperación, pero es
demasiado pequeño para realmente tirar de la economía.
El turismo tiene
problemas de capacidad de difícil solución (por motivos geográficos,
Grecia no es un buen sitio para el turismo de masas), así que el acceso a
financiación será complicado. Sin materias primas que exportar, repetir
la recuperación Argentina será casi imposible. Con un sistema político
disfuncional y un sector público insostenible, el país deberá entre
acometer reformas o empobrecerse.
Sobre qué sucederá a los supervivientes de la eurozona no me atrevo a
hacer pronósticos. Los líderes confían en que el sistema está preparado
para aguantar el shock de la salida de uno de sus miembros. Me gustaría compartir esa confianza, pero no sé si es justificada.
Conclusión: nadie gana
Ahora mismo creo que el escenario más probable es el cuarto, la
salida de Grecia del euro. El gobierno de Syriza puede aguantar la
presión de la crisis, los líderes europeos están demasiado hartos como
para ofrecer un pacto realmente distinto, y Tsipras no parece capaz de
aceptar una victoria simbólica.
Por eliminación, veremos agonía,
recriminaciones y dracma, la peor solución para todos los implicados. La
triste realidad es que la eurozona, como está diseñada, ha creado una
situación donde nadie puede aceptar un acuerdo. La moneda única
simplemente no es sostenible para Grecia." (
No hay comentarios:
Publicar un comentario