9.10.15

El 'Grexit' como liberación

"(...) ¿Existía/existe la opción de salirse del euro para escapar del chantaje de los herederos de la Troika? ¿Es la salida de Grecia del euro una estrategia liberadora? Esta pregunta se puede extender al conjunto de la periferia ¿Es más prometedor, para los países de la zona euro, combatir las políticas de austeridad desde fuera del euro?

Las posibles consecuencias del Grexit

Es difícil dar una respuesta totalmente certera a todas preguntas por varias razones. Primero porque no hay precedentes históricos comparables, por mucho que en Argentina sucediera algo parecido en 2001.

Y segundo porque los escenarios complejos son imposibles de anticipar completamente: es imposible contrastar todos los pros y los contras pues hay muchos factores y causalidades contingentes que pueden resultar muy relevantes una vez que interactúan entre sí en una situación fuera de lo común.

Con todo: no todo es especulación e incertidumbre pues sabemos mucho sobre el funcionamiento del sistema financiero y sobre la estructura económica y social griega de forma que se pueden aventurar algunas hipótesis bastante certeras sobre lo que podría llegar -o no- a suceder en Grecia con su vuelta al dracma.(...)

Hay dos escenarios posibles que aglutinan opiniones discordantes: el Grexit entendido como liberación a pesar de todo, y el Grexit entendido como un callejón sin salida y consecuencias potencialmente devastadoras para Grecia y sus ciudadanos.

El Grexit como liberación
En Grecia esta línea argumental es liderada por el ex-Ministro de energía Panagiotis Lafazanis y ha sido apoyada por la mayoría de los parlamentarios de Syriza que se negaron a votar en favor del 3.M (...)

Los que apuestan por un Grexit como estrategia para escapar del dominio neoliberal proyectan el siguiente escenario optimista:

(a) No existe una tercera vía entre seguir como hasta ahora y romper con los acreedores con lo cual no cabe más remedio que apostar por una salida ordenada del euro (por ejemplo C. Lavapitsas).

Esta consistiría no sólo en volver al dracma sino en declarar unilateralmente el impago de la deuda, en una nacionalización de la banca, en el aumento de la presión fiscal sobre los más pudientes, en el control de los grandes medios de comunicación con el fin de ponerle fin a sus actividades corruptas y a su capacidad de manipular a la opinión pública, en la inmediata diversificación de las fuentes de energía, la firma de nuevos acuerdos económicos internacionales así como un importante plan de inversiones para reconstruir el tejido productivo del país creado puestos de trabajo y reconstruyendo así los ingresos del Estado (Dimitris Stratoulis).

Todo esto permitiría poner fin a las políticas de austeridad y restituir los derechos laborales y sociales que sucumbieron a las condiciones del Primer y del Segundo Memorandum.

(b) Hará falta un período de transición que, aun cuando fuera todo lo ordenado posible, obligará a los griegos a hacer sacrificios adicionales.

Sin duda será caótico y duro pero en relativamente poco tiempo va a conducir a una recuperación del crecimiento.

La duración de este período de transición es una cuestión muy sensible pues si se prolonga excesivamente puede generar un cambio brusco en la opinión pública en contra del gobierno y provocar un aumento de los apoyos a la (ultra)derecha en el país. Los que apoyan este escenario citan “varios estudios” -a los que no hemos tenido acceso- en los que se demuestra que dicho período no será más largo de varios meses, si bien el economista jefe del Instituto IFO de Munich Hans-Werner Sinn, neoliberal y firme defensor del Grexit, habla de entre uno y tres años.

Lo “ideal” sería que se produjera una devaluación controlada y moderada, en definitiva un Grexit rápido y ordenado. Sus defensores argumentan, por ejemplo, que con el fin de evitar un desplome incontrolado de la moneda griega el Banco Central Europeo podría intervenir para sostener temporal- y parcialmente la moneda griega con el fin de que no se devaluara por debajo del 30% pues esto podría hacer peligrar los efectos positivos de la operación.

 El economista Kostas Lapavitsas es más optimista pues, según él, sería suficiente una devaluación entre el 15% y el 20% para que se iniciara una espiral de recuperación económica en relativamente poco tiempo.

(c.) La clave de dicha recuperación serían las exportaciones cuyo crecimiento aumentaría exponencialmente como consecuencia de paso del dracma por el euro.

La competitividad de los bienes y servicios aumentará de forma casi inmediata -por eso se parte de un período de transición más bien corto- con lo cual el país accederá en relativamente poco tiempo a una cantidad suficiente de divisas para financiar sus compras en el exterior.

El aumento de las divisas se generarán, sobre todo, con el aumento de la venta de servicios turísticos y de los fletes cuyos precios se harán muy competitivos prácticamente de la noche a la mañana.

El encarecimiento del precio de los productos de importación estimulará, además, la demanda de productos griegos, lo cual representará un acicate para el desarrollo de la producción de las industrias nacionales -sobre todo las del sector energético y las agroalimentarias- con el consiguiente aumento de los puestos de trabajo.

Esta ola de crecimiento facilitará, además, la capitalización de los bancos, provocará una recuperación del ahorro y abrirá la perspectiva de un amplio programa de inversiones públicas y privadas. En resumen: “Transcurridos entre uno y tres años cambiaría el signo de la economía griega y el desempleo empezaría a disminuir” escribe Hans-Werner Sinn pues “Grecia podría vender productos muy baratos en la zona euro así como atraer turistas e inversores”.

(d) En el momento en el que Grecia declarara la cancelación de las obligaciones financieras contraídas con los acreedores internacionales se le cerrarán los mercados financieros.

Esta consecuencia es considerada asumible pues Grecia ya no tendría que utilizar recursos para saldar su deuda y los créditos de emergencia, por ejemplo, concedidos por las instituciones europeas al Banco Central de Grecia y que este les ha prestado a su vez a bancos y a particulares griegos, no serían devueltos.

 Al convertirse de la noche a la mañana en un país mucho más barato y, por tanto, (mucho) más competitivo internacionalmente, volverá a ser atractivo para el capital internacional con lo cual se irán suavizando los problemas de liquidez y financiación exterior.

Es verdad: podría ser necesaria una ayuda financiera internacional para pagar la importación de piezas de recambio y de ciertos medicamentos en los primeros meses. Pero este período no será muy largo y la Unión Europea podría ayudar a la economía griega en este aspecto por razones humanitarias. El país podrá conservar así su patrimonio público pues ya no será necesario privatizarlo con el fin de hacer frente al servicio de la deuda.

(e) Un Tercer Memorandum, como el que ha firmado el gobierno de Tsipras, seguirá recortado la soberanía democrático-parlamentaria de los griegos, un escenario que no se produciría con la salida del euro pues las autoridades europeas ya no podrán intervenir en las decisiones del gobierno griegos: Grecia recuperaría su soberanía económica pero también la soberanía política perdida.

La previsión es que no sólo las clases más castigadas por los memoranda, sino también las clases medias con algún que otro ahorro en el banco, se pondrá detrás de su gobierno para llevar adelante este audaz proyecto de ruptura. Habría una dinámica de unidad nacional que les permitiría a los griegos resistir a las adversidades. (...)" (Armando Fernández Steinko, 30/09/2015)

 Comparar con: El Grexit como callejón sin salida:

 http://ojeandoelestadodelpais.blogspot.com.es/2015/10/el-grexit-como-callejon-sin-salida.html

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