"El gobierno en funciones anda paseándose por las instituciones
comunitarias sacando pecho de las bondades del crecimiento en España y,
sobre todo, echando en cara al resto que no crecen más porque no
quieren. Es decir, el milagro económico, una vez más, viene imbuido por
el halo misterioso que emana de la calle Génova. (...)
Para los neófitos, leer permanentemente en prensa, o escuchar a los
grandes economistas del país, Inda o Marhuenda, que España es la que más
crece de toda la UE y la que más empleo crea, debe ser muy
gratificante.
No solo para la parroquia que sigue confiando en Rajoy, la
gran mayoría jubilados que han visto empeorar significativamente su
calidad de vida, y no digamos si tienen algún dependiente en su casa,
sino que también hay un segmento de la población que asume que lo único
que se puede hacer es seguir empobreciéndose hasta la muerte les separe
del gran Presidente.
Pero la realidad económica es mucho más cruel y menos alegre que la que
nos quieren inculcar los vendedores de crecepelo que tanto abundan en
nuestro país. (...)
Lo que realmente hay que constatar, y que los Nobel de Economía
encabezados por Inda y otros, es que España lidera el crecimiento de la
UE porque es de los pocos que todavía le falta un 40% del PIB anterior a
la crisis por recuperar, mientras que la media de la UE ya lo ha
recuperado todo.
Esta faceta, que se debería estudiar en primero de
Tertuliano, explica en esencia el crecimiento diferencial entre España y
el resto. Pero si nos vamos al campo del empleo, el resultado es aún
más triste. Únicamente hemos recuperado un 24% del empleo, dato
cuantitativo que no cualitativo, por lo que, a este ritmo,
necesitaríamos casi 35 años para recuperar el nivel de 2008.
Por tanto,
lo único que está haciendo España es intentar coger al pelotón de cabeza
para alcanzar el potencial de crecimiento que teníamos en 2008,
objetivo bastante triste dada la mala calidad del crecimiento que
tuvimos bajo el reinado de Zapatero. (...)
Casi todos los indicadores de confianza y expectativas han sufrido un
retroceso notable en los dos primeros meses de 2016, y no precisamente
por la inexistencia de gobierno en España. El Índice de Sentimiento
Económico, que elabora la Comisión Europea, se ha situado en febrero dos
puntos por debajo de la media del 4trim 2015. Los componentes empeoran,
salvo el de comercio interior, siendo el de la construcción el más
perjudicado. (...)
Otra señal preocupante es la brusca caída de precios al comienzo del
año, fruto del descenso del precio del crudo y de los alimentos, lo que
ahonda la sensación de que la demanda interna y la inversión volverán a
empeorar, continuando la inercia de la última parte de 2015. Esta
coyuntura, que contrasta con el dato del deflator del PIB, que creció un
0,6% en 2015, deja un dato también preocupante.
El crecimiento nominal
de la economía, si estuviese bien medido, fue del 3,8%, cifra similar a
la de los intereses de la deuda pública, lo cual mantiene el riesgo
elevado sobre la sostenibilidad del nivel de apalancamiento del Reino de
España, solo sostenido, de momento, por la absurda y cara política
monetaria del BCE, incapaz de generar crecimiento e inflación. (...)
En resumen, España sigue lastrada por el deterioro acumulado en
producción y empleo desde 2008 y su aparente mejoría no es más un
ejercicio estadístico, muy alejado de la realidad de empresas y
familias. La confianza, la inflación y las expectativas de beneficios,
junto a las turbulencias financieras, solo auguran otro año para
olvidar." (Alejandro Inurrieta, Vox Populi, 28/02/16)
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