"Para entender qué es la deflación y qué
consecuencias económicas genera vamos a emplear un gráfico que muestra
la evolución de los precios en España y el conjunto de los 19 de países
de la Zona euro con datos procedentes del deflactor implícito del PIB extraídos de la página web de Eurostat.
Y
para ello vamos a aclarar con anterioridad que si la inflación es el
aumento generalizado de los precios de un periodo de referencia a otro
-en nuestro caso, el año natural-, la deflación no es otra cosa sino el fenómeno contrario, esto es, la contracción de los precios de un año a otro.
Por lo tanto, si analizamos detenidamente el gráfico inicial, podemos observar que entre los años 2010 y 2015, en España se produjo una situación de deflación, pues el nivel general de sus precios reprodujo una trayectoria en términos generales descendente;
un 1,6% en 2010, 0% en 2011, -0,2% en 2012, etc… a diferencia de lo
ocurrido en la Zona euro, donde allí sí aumentaron los precios año tras
año sin excepción.
Hasta aquí hemos caracterizado qué es la deflación y en qué momentos concretos ha podido producirse en algunos países del contexto europeo.
Ahora vamos a centrarnos en las consecuencias económicas
que la deflación genera y para ello vamos a suponer que la única
producción económica de un determinado país son vehículos, automóviles.
Imaginemos
que todos los años España produce un mismo número de automóviles, por
ejemplo, 5.000. Y supongamos también que el precio de cada uno de ellos
asciende a 10.000 euros, siendo por consiguiente el valor económico de
la producción española, esto es, su PIB, 50 millones de euros cada año mientras ni la producción ni los precios experimentan ningún tipo de variación.
Pero si el precio unitario de los automóviles descendiese de manera generalizada un 2% durante tres años seguidos,
es decir si se produjese un contexto de deflación, como consecuencia de
ello el precio de cada vehículo descendería hasta los 9.200 euros
aproximadamente y el valor del PIB habría descendido asimismo hasta los 46 millones de euros.
Véase, por lo tanto, que aunque el PIB no se hubiese contraído en términos reales -cantidades producidas-, en términos nominales, es decir, a “precios corrientes” o “de mercado” sí lo habría hecho (para entender las diferencias entre variables reales y nominales ver este post),
y ni un aumento de la producción de un 4%, por poner un ejemplo, hasta
las 5.200 unidades, permitiría alcanzar de nuevo un PIB nominal de 50
millones de euros.
Vamos a terminar explicando al hilo de esta observación una última e importante consecuencia económica generada por la deflación.
Imaginemos que para producir las 5.000 unidades iniciales de vehículos
anuales que antes comentábamos fuese necesario emitir deuda pública por
valor del 60% del PIB.
Dado que inicialmente el PIB se
cuantificaba en 50 millones de euros, el volumen de deuda pública
emitido habría ascendido a 30 millones de euros en términos absolutos,
permaneciendo esta cifra constante mientras no se amortizara ni total ni
parcialmente la deuda y con independencia de que existiera o no deflación o inflación.
Sin
embargo, el PIB nominal sí que puede experimentar variación cuando se
produce una alteración de los precios, de modo que en un escenario con
deflación al 2% durante tres años consecutivos -siguiendo el ejemplo
anterior-, el PIB descendería hasta los 46 millones de euros, lo que dificultaría sustancialmente la devolución futura de deuda, que ahora pasaría a representar el 65% -y no el 60%- del PIB nominal indicado en el ejemplo." (El Captor, 04/05/16)
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