"(...) Si se analiza la prosperidad material, se mire como se
mire, los datos no podrían ser más persuasivos: nunca hemos gozado de
mayor prosperidad. Esto es del todo cierto a escala global donde el PIB
ha pasado de 1,1 billones en 1900 a 77,9 billones en 2016 (ambas cifras
calculadas en dólares americanos de 1990).
Esto también es verídico a
escala nacional. Estados Unidos, por ejemplo, recuperó en 2012 el PIB
anterior a la crisis, lo cual significa que hoy posee más riqueza que
nunca. Actualmente, el PIB per cápita de Estados Unidos es de 53.000
dólares, una cantidad más de diez veces superior a la de 1960. Las
cifras de crecimiento son similares en el Reino Unido, España y otros
países occidentales, los cuales, no obstante, están experimentando una
profunda tormenta política.
El hecho de que una creciente oleada de
populismo esté cuestionando el sistema liberal es, por lo tanto, un
fracaso de la inteligencia o, dicho de otro modo, una manifestación de
nuestra incapacidad para administrar la prosperidad.
El desarrollo tecnológico y el subsiguiente aumento de
productividad que ha generado están detrás de la explosión de riqueza
descrita anteriormente. Y a su vez, también está detrás de lo que está
alimentando nuestros problemas actuales. (...)
Desde la aparición de los equipos informáticos avanzados, sin embargo,
lo que ha empezado a ser sustituido en el ámbito laboral es la potencia
de procesamiento; esencialmente ahora estamos sustituyendo los cerebros
humanos por robots y algoritmos avanzados.
Un informe reciente llevado a
cabo por la Oxford Martin School calcula que cerca del 50% de todos los
empleos actuales corren el peligro de ser automatizados en las próximas
dos décadas.
(...) ahora sabemos que desde la década de 1970 a hoy la productividad
procedente de los bienes y servicios ha aumentado cerca del 250%
mientras los salarios se han estancado. Se trata de un acontecimiento
extremadamente significativo: nuestra principal herramienta
redistributiva, la prosperidad que se filtra desde la productividad
hacia los salarios, ha dejado de funcionar.
La desvinculación entre la productividad y los salarios es lo que
explica el estancamiento estructural de los sueldos de la clase media y
el aumento de la desigualdad en el seno de nuestras sociedades. La
riqueza se está concentrando en manos de las personas que invierten y
son dueñas de los robots y algoritmos mientras la mayoría de las
personas que viven de sus salarios pasan apuros.
El McKinsey Global
Institute ha informado recientemente de que más del 80% de los hogares
de EE.UU. experimentaron un estancamiento o disminución de sus ingresos
en el período comprendido entre 2009 y 2016. Este también fue el caso
del 90% de hogares en Italia y del 70% en Gran Bretaña.
El estancamiento
de ingresos combinado con un rápido crecimiento económico genera
desigualdad. En Estados Unidos hay hoy más desigualdad que en los
últimos 100 años y habría que remontarse hasta mediados del siglo XIX
para encontrar una Gran Bretaña que supere la desigualdad actual.
Las personas más perjudicadas por dichas tendencias son los abandonados
de la época actual, los ignorados, que están empezando a constituir una
nueva clase política. La personificación de esta nueva clase no son solo
los desempleados, sino también los subempleados y los trabajadores
pobres: personas que han visto cómo las oportunidades económicas se
esfumaban a lo largo de las últimas décadas
La reacción de estos a una
situación que consideran una injusticia constante ha sido votar a
opciones políticas cada vez más radicales. Y no solo eso: muchos
ciudadanos de nuestras sociedades están empezando a cuestionarse la
democracia como sistema de gobierno.
Los datos de la Encuesta Mundial de
Valores obtenidos durante varias décadas muestran que, actualmente, la
cantidad de estadounidenses que afirman que vivir en una democracia es
“esencial” para ellos es menor que en cualquier momento de la historia
reciente; y más de una tercera parte están dispuestos a apoyar a un
gobierno autoritario.
Una comparación histórica útil para entender la situación
que estamos atravesando sería remontarnos a la década de 1900 y al
período que siguió a la Primera Revolución Industrial. Por entonces, el
mundo también sufrió un importante golpe en su economía y en el modo en
que la riqueza se generaba y distribuía.
El punto de encuentro de esa
crisis fue entonces, al igual que hoy, el mercado laboral, con la
destrucción de prácticamente la totalidad de empleos en el sector
agrícola. Es en la correlación entre empleo e ingresos salariales donde,
al parecer, se libra la batalla.
Hace tan solo un siglo, la crisis
económica provocó la aparición de una nueva clase política, el
proletariado, que en última instancia se manifestó políticamente y
exigió un nuevo contrato social.
Tras un período significativo de
convulsión política, que incluyó el ascenso del fascismo y el comunismo y
dos guerras mundiales, se encontró un nuevo equilibrio: la ampliación
del derecho al voto y la aparición del estado de bienestar.
Lo que obligó a que la convulsión fuera necesaria a comienzos del pasado siglo fue la rigidez de nuestros sistemas políticos.
En 1900, muy poca gente estaba dispuesta a aceptar que el estado tuviera
que aumentar sus ingresos y redistribuirlos más, pero fue precisamente
esto lo que se acabó acordando pocas décadas después con el
establecimiento de los sistemas de salud y educación públicas y otros
planes de asistencia social. (...)
Lo que estamos empezando a entender, sin embargo, es que la tendencia
actual es insostenible y que será necesario poner en marcha nuevas
formas, públicas y privadas, de redistribución de la riqueza. Es
evidente que existe la necesidad de implantar un nuevo contrato social.
La extensión y profundidad de la convulsión política en la que nos
estamos adentrando dependerá de nuestra agilidad e inteligencia
colectiva para encontrar una solución."
(Manuel Muñiz es decano de la IE School of International
Relations and Senior Associate of the Belfer Center for Science and
International Affairs, Harvard University. Este artículo se publicó en Social Europe , CTXT, 08/11/17)
No hay comentarios:
Publicar un comentario