22.6.24

La crueldad y el horror ya no pueden relegarse a un espacio marginal, porque han pasado a ocupar el centro de la historia... Israel ha cegado deliberadamente cientos de pozos de agua con hormigón y ha destruido las unidades de agua potable existentes en el norte de la Franja. En Jebalia se han registrado las primeras muertes por sed entre niños y ancianos... se trata un cruel exterminio de masas científicamente estudiado y premeditado... Israel va rumbo a la derrota, hacia la deshonra más infame, hacia el aislamiento internacional y hacia la guerra civil... A un precio atroz, la venganza de Hamás se ha consumado... El pueblo racista, colonialista, superarmado y senescente de Israel es la avanzadilla de Occidente, que cada día, en la frontera que separa el sur del norte del mundo, perpetra un genocidio de colosales proporciones (Franco Berardi, Bifo)

"Moshe Feiglin, líder del partido sionista libertariano Zehut [Identidad] e integrado en el Likud, el partido de Netanyahu, ha declarado que el genocidio no debe detenerse hasta que no quede ni un solo palestino vivo. Hay quien objetará que se trata de un sujeto trastornado y que no representa al pueblo israelí. Que se trata de un desequilibrado es absolutamente obvio, pero por desgracia la mayoría de los israelíes están tan desequilibrados como él y piensan lo que él dice, aunque no todos lo afirmen explícitamente. La condición de colonizadores, la costumbre de discriminar a millones de mujeres y hombres que viven a un tiro de piedra de su casa y el cinismo interesado en el que vive la población israelí desde hace décadas son las causas de esta enajenación mental.

El 7 de octubre desencadenó el estallido de la locura asesina: la crueldad y el horror ya no pueden relegarse a un espacio marginal, porque han pasado a ocupar el centro de la historia. La sensatez y los sentimientos humanos son un residuo que sólo los desertores pueden cultivar. Con la llegada de la estación cálida a Gaza, el problema de la escasez de agua adquiere proporciones catastróficas. Israel ha cegado deliberadamente cientos de pozos de agua con hormigón y ha destruido las unidades de agua potable existentes en el norte de la Franja. En Jebalia se han registrado las primeras muertes por sed entre niños y ancianos. Ni siquiera los nazis utilizaron el hambre y la sed como armas de guerra contra la población civil. Se trata de un crimen a tenor de las normas internacionales: un crimen horrendo, un cruel exterminio de masas científicamente estudiado y premeditado.

Pero ahora, tras ocho meses de genocidio, creo que Israel está a punto de descender a un caos sangriento de guerra civil y violencia suicida, porque ese pueblo ya no es capaz de razonar. The Jerusalem Post publicó un artículo el pasado 17 de junio en el que se afirmaba explícitamente que la guerra de Netanyahu está perdida, porque Hamás no puede ser eliminada: siendo el producto (simétricamente demente y cruel) de la violencia y el odio, Hamás crece cada día que pasa. Y Thomas Friedman, columnista proisraelí de The New York Times, escribió el pasado 18 de junio en este periódico lo siguiente: «Israel tal como lo conocíamos ya no existe [...]. El Israel de hoy se halla en una situación de peligro existencial».

No soy estratega, pero supongo que la verdadera guerra para Israel aún no ha comenzado. Hasta ahora ha sido un genocidio, un acto unilateral de exterminio, similar a los que las tropas de Hitler llevaron a cabo contra la indefensa población judía. Hasta ahora, las tropas de Hezbolá se han limitado a mirar. Friedman escribe al respecto: «A diferencia de Hamás, Hezbolá tiene misiles de precisión que pueden destruir sectores enteros de la infraestructura de Israel, sus aeropuertos, sus universidades, sus bases militares y sus centrales eléctricas». En consecuencia, es probable que en un futuro próximo presenciemos el ataque que empujará a Israel al abismo en el que merece hundirse. Friedman concluye su artículo con un llamamiento a reconocer que Hamás ha ganado la guerra y añade:

Escucho las críticas de los partidarios de la línea dura que me dicen: Friedman, ¿vas a permitir que Yahya Sinwar salga de su túnel y declare la victoria? Yo respondo: sí, así lo haré. Pero entonces me gustaría asistir a la rueda de prensa de Sinwar y preguntarle: «Querido Sinwar, estás diciendo que ésta es una gran victoria para Hamás: la retirada total israelí y un alto el fuego estable. Pero me gustaría saber, ¿qué había en Gaza el 6 de octubre, si no una retirada total de Israel y un alto el fuego estable? ¿Cómo puedes explicar a los ciudadanos de Gaza, que has provocado ocho meses de guerra, los cuales han acarreado la destrucción del 70 por 100 de los edificios de Gaza y causado 37.000 muertos, muchos de ellos mujeres y niños, para encontrarte exactamente donde te encontrabas el pasado 6 de octubre?

Lo escrito por Friedman es todo cierto, salvo lo afirmado en la última frase. El enorme precio que han pagado los palestinos no ha servido, en mi opinión, para mejorar sus vidas, sino sólo para empeorarlas, y en eso estamos de acuerdo. Pero ha conseguido algo que era inimaginable hace ocho meses: ha puesto a Israel en rumbo hacia la derrota, hacia la deshonra más infame, hacia el aislamiento internacional y hacia la guerra civil y la disolución. A un precio atroz, la venganza de Hamás se ha consumado. Pero hasta ahora sólo nos encontramos en los prolegómenos de la misma; ¿qué escenario se abre tras esta derrota de Israel, tras la inmensa crueldad infligida y sufrida por Hamás y por la población de Gaza? Pronto descubriremos que en este pequeño lugar del mundo ha tenido lugar el anticipo de la guerra que se prepara globalmente en todas partes. El pueblo racista, colonialista, superarmado y senescente de Israel es la avanzadilla de Occidente. Y el pueblo de Palestina, endurecido por décadas de violencia y humillación, es la avanzadilla del mundo colonizado que se prepara para la venganza.

Cada día, en la frontera que separa el sur del norte del mundo, se perpetra un genocidio de colosales proporciones. Los guardacostas griegos, que arrojan por la borda a los migrantes africanos o afganos, y los gobernantes italianos, que impiden los rescates en el mar y entregan a los migrantes que huyen a los guardacostas libios, son los guardianes de una fortaleza asediada: blancos miserables, que han perdido todo sentido de la humanidad, porque perciben la proximidad de un ajuste de cuentas, cuyo único lenguaje será la crueldad y el horror." 

(Franco Berardi (Bifo) , El Salto, 22/06/24)

No hay comentarios: