En las últimas semanas, España se ha visto acosada en los mercados de deuda y por determinadas presiones procedentes, paradójicamente, de uno de sus socios. La agencia Reuters ha puesto al descubierto que Berlín inició la ofensiva el pasado 7 de junio. Aquel día, dos funcionarios alemanes comunicaron a la agencia que España estaba preparando la petición de ayuda del fondo de rescate, el bazuca de 750.000 millones para salvar a los países con problemas.
Reuters no publicó esa historia porque al tratar de verificarla se topó con un desmentido categórico de las autoridades españolas. Sin embargo, otros lo hicieron: el Financial Times Deutschland, el pasado 11 de junio, y unos días más tarde el Frankfurter Allgemeine Zeitung, que citaba una fuente del Gobierno alemán. Incluso se publicó, con variaciones, en un medio español, El Economista.
El Gobierno decidió entonces pasar a la ofensiva y apoyarse en el sistema financiero, que a pesar de todo sigue resistiendo los embates de la crisis sin apenas víctimas. La iniciativa de Zapatero recibió el cálido apoyo de Jean Claude Trichet, presidente del Banco Central Europeo, que ha advertido de que la banca europea todavía tiene de sanear otros 196.000 millones.
El Banco de España anunció antes de la cumbre la voluntad de hacer públicos los resultados de los exámenes a las entidades españolas, como adelantó EL PAÍS. Y eso precipitó la decisión en Bruselas de divulgar los resultados de toda la banca europea. (...)
La realidad es que el sistema financiero español presenta dificultades, y aun así sigue entre los menos golpeados de la UE, según los datos de la Comisión y de los analistas. Entre las 40 entidades que según Bruselas han solicitado ayudas directas no hay ninguna española, pero sí una decena de Alemania, cinco de Reino Unido, seis del Benelux y cuatro de Irlanda.
Las ayudas que han consumido los bancos de esos países son astronómicas. Un trabajo realizado por Georges Siotis, economista jefe de Competencia, señala que el total de fondos comprometidos para los bancos ascienden a 3,3 billones de euros, el 28% del PIB de la UE. De estas cantidades, las destinadas a inyecciones de capital son unos 315.000 millones, las compras de activos dañados unos 103.000 millones y las garantías y avales suman 2,9 billones.
En casos concretos como el del Royal Bank of Scotland, las ayudas superan los 200.000 millones. Como señalaba una fuente comunitaria, "se trata una cifra superior al PIB de Dinamarca". En el caso de Alemania, la Comisión ha aprobado ayudas a una decena de entidades. Algunas, como el Hypo, han recibido garantías públicas de unos 95.000 millones. La situación es especialmente delicada en los bancos públicos de los länder.
Algunos están en una situación muy complicada y en busca de comparador, como West LB, que recibió inyecciones por unos 8.000 millones. Alemania constituyó un banco malo para hacerse cargo de sus activos tóxicos por unos 85.000 millones. Otras entidades como el Commerzbank han recibido capital público por valor de unos 20.000 millones.
Cuando se compara el total de las ayudas europeas comprometidas -más de 3 billones de euros- con las españolas, la diferencia es espectacular: las ayudas previstas para las entidades españolas -préstamos al 7,75% de interés- ascenderán a unos 30.000 millones, según la vicepresidenta Elena Salgado: no llegan al 1% del coste del conjunto de la unión." (El País, ed. Galicia, economía, 20/06/2010, p. 20)
Más lapidario, un alto cargo del Gobierno alemán tachaba recientemente de "cretinoide" la administración financiera de estos Landesbanken: de los siete bancos públicos regionales, cuatro se han metido hasta el cuello en los desastres más granados de la crisis financiera internacional. Además, los fiscales investigan por presunta malversación a directivos del Bayern-LB de Baviera, del HSH Nordbank de Hamburgo y del LBBW de Baden Württemberg.
A finales de mayo, la policía visitó las oficinas del HSH Nordbank para buscar de pruebas de falsificación en las cuentas. Cretinoide o criminal, la gestión de los Landesbanken está costando al contribuyente alemán decenas de miles de millones de euros. Ahora Berlín trata de evitar una debacle como la del IKB, protomártir alemán y primera víctima europea de la crisis subrpime estadounidense de 2007. (...)
El experto financiero Michael Gerke destaca que (como en el caso de las cajas españolas) "los Landesbaken han sido a menudo violentados políticamente" para financiar proyectos del barón regional de turno. Ahora, "han fracasado en toda regla": su vocación original era asumir créditos e inversiones internacionales demasiado grandes para las cajas, pero "obtenían dinero muy barato gracias a la cobertura del Estado", y decidieron salir de la banca tradicional para empezar a invertirlo en negocios arriesgados sin la preparación necesaria.
La crisis rompió el cántaro "y cosecharon pérdidas estupendas". La factura será para el contribuyente. Y puede que pronto." (El País, ed. Galicia, economía, 20/06/2010, p. 20)
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