"Hace más de 10 años, antes del 11-S, Goldman Sachs predecía que los
países del BRIC (Brasil, Rusia, India, China) alcanzarían a los mayores
10 de la economía mundial – pero no hasta 2040. Pasó una década y la
economía china ya ocupa solita el número dos, Brasil es número siete,
India 10, e incluso Rusia va llegando cerca.
En paridad de poder de
compras, o PPP en inglés, las cosas se ven aún mejores. Desde ese punto
de vista, China está en segundo lugar, India es ahora cuarta, Rusia
sexta y Brasil séptimo.
No es sorprendente que Jim O’Neill, quien
acuñó el neologismo BRIC y es ahora presidente de Goldman Sachs Asset
Management, haya estado subrayando que “el mundo ya no depende del
liderazgo de EE.UU. y Europa”. (...)
La ansiedad y el desconcierto estadounidense alcanzaron nuevas
alturas cuando las últimas proyecciones del Fondo Monetario
Internacional (FMI) indicaron que, por lo menos según ciertas
mediciones, la economía china sobrepasaría a EE.UU. en 2016.
(Hasta hace
poco Goldman Sachs apuntaba a 2050 para ese cambio del primer lugar.)
Dentro
de los próximos 30 años, los máximos cinco serán probablemente, según
Goldman Sachs, China, EE.UU., India, Brasil y México. ¿Europa
Occidental? ¡Adiós!(...)
Cada vez más expertos están de acuerdo en que Asia es ahora el ejemplo
para el mundo, incluso mientras pone al desnudo vacíos manifiestos en la
narrativa de la civilización de Occidente. (...)
Si Washington está ahora conmocionado y opera en autopiloto, es en
parte porque, históricamente hablando, su momento como “única
superpotencia” del globo o incluso “híper-potencia” apenas duró los
tristemente célebres 15 minutos de fama de Andy Warhol – desde la caída
del Muro de Berlín y el colapso de la Unión Soviética al 11-S y la
doctrina de George W Bush.
El nuevo siglo estadounidense fue rápidamente
estrangulado en tres etapas llenas de arrogancia 11-S (reacción); la
invasión de Iraq (guerra preventiva); y la catástrofe de 2008 en Wall
Street (capitalismo de casino).
Mientras tanto, se puede
argumentar que Europa todavía tiene sus oportunidades no occidentales,
que, en los hechos, la periferia sueña cada vez más con subtítulos
europeos –no estadounidenses.
La Primavera Árabe, por ejemplo, fijó su
atención en democracias parlamentarias al estilo europeo, no en un
sistema presidencial estadounidense. Además, por ansiosa que esté desde
el punto de vista financiero, Europa sigue siendo el mayor mercado del
mundo.
En una serie de campos tecnológicos, rivaliza ahora o sobrepasa a
EE.UU., mientras regresivas monarquías del Golfo Pérsico se dan el lujo
de comprar euros (y bienes raíces de primera en París y Londres) para
diversificar sus portafolios. (...)
Decadencia o no, podría encontrar un nuevo período de vida marginando
su atlanticismo y apostando audazmente a su destino euro-asiático.
Podría abrir sus sociedades, economías, y culturas a China, India y
Rusia, mientras empuja a Europa del sur a que se conecte de modo más
profundo con una Turquía en ascenso, el resto de Medio Oriente,
Latinoamérica, y África (y tampoco a través de más bombardeos
“humanitarios” de la OTAN.
De otra manera, los hechos en el
terreno especifican algo que va mucho más allá de la decadencia de
Occidente: es la decadencia de un sistema en Occidente que, en estos
últimos años, está siendo despojado de su cruel esencia.(...)
Los estadounidenses tal vez lo consideren irreal (o comiencen a hacer
sus maletas de expatriados), pero una renta anual de menos de 10.000
dólares significa una vida confortable en China o Indonesia, mientras
que en EE.UU., con un ingreso familiar mediano de unos 50.000 dólares,
uno es prácticamente pobre.
Nomura Securities predice que en solo
tres años, las ventas minoristas en China sobrepasarán las de EE.UU. y
que, de esa manera, la clase media asiática ciertamente puede “salvar”
por un tiempo al capitalismo global – pero a un precio tan elevado que
la Madre Naturaleza está urdiendo una venganza catastrófica seria a
través de lo que solía ser llamado cambio climático y que ahora es
conocido de un modo más vívido como “tiempo extraño”.(...)
¿Quién puede dudar de que, 10 años después de los ataques del 11-S, la
gran historia global de 2011 haya sido la Primavera Árabe, que en sí es
ciertamente una trama secundaria en la decadencia de Occidente?
Mientras
Occidente se revolcaba en un lodazal de miedo, islamofobia, crisis
financiera y económica, e incluso, en Gran Bretaña, en disturbios y
saqueos, desde el Norte de África a Medio Oriente, la gente arriesgó sus
vidas para intentar la democracia occidental.(...)
Como lo dijo brutalmente el secretario general de la OTAN Anders Fogh
Rasmussen: “Si no se es capaz de desplegar tropas más allá de sus
fronteras, no se puede ejercer influencia en el campo internacional, y
entonces esa brecha será colmada por potencias emergentes que no
comparten necesariamente los mismos valores y pensamientos”.(...)
Mientras tanto, en el mundo Atlántico, las clases medias apenas
subsisten en silenciosa desesperación, incluso mientras, en el Pacífico,
China está en auge, y globalmente todo el mundo retiene el aliento a la
espera de que el próximo zapato económico caiga en Occidente (y luego
el siguiente)." (Rebelión, 27/09/2011, 'Occidente y los demás en un mundo de “talla única”
, de Pepe Escobar,Asia Times Online,)
Artículo 129 de la Constitución española: Los poderes públicos... establecerán los medios que faciliten el acceso de los trabajadores a la propiedad de los medios de producción - Implantar la democracia económica en España es constitucional
30.9.11
O Europa se hunde junto con los EE. UU... o pide un salvavidas a China, a Brasil, a los árabes. Porque, hundirse... se está hundiendo
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