"Las elecciones alemanas del 22 de septiembre consagraron una nueva
victoria de los tres principios que presiden la involución europea:
Austeridad, desigualdad, autoridad. Austeridad que extiende la miseria
en cada vez más sociedades del continente.
Desigualdad, creciente -entre
países y sectores sociales- que enriquece aún más a los ricos y
empobrece a las clases medias y bajas, incluidas las de Alemania.
Autoridad necesaria para gobernar todo ello, tan bien representada por
las leyes anti-protesta del gobierno postfranquista español.
El 51% de los votos emitidos por los alemanes fueron para los
partidarios de esos tres principios estelares que la bandera
europeo/alemana está bordando en vivo sobre el cuerpo social como
alternativa a los tres principios de la Revolución Francesa. (...)
El documento de coalición firmado el miércoles en Berlín, confirma la misma victoria del triple principio reaccionario.
Las palabras “eurocrisis” y “crisis bancaria”, no figuran en el
documento. Tampoco el concepto “desequilibrios comerciales”. “Crisis
financiera” y “crisis de deuda” son mencionadas una y dos veces,
respectivamente, en sus 185 páginas. La jerarquía merkeliana se mantiene
al pie de la letra: “La política de consolidación fiscal debe
continuar”, dice.
“Las reformas estructurales para aumentar la
competitividad y una consolidación fiscal estricta y continuada”, son la
receta de salida de la crisis. Todo eso se acompaña con menciones
rituales al “crecimiento”, las “inversiones de futuro” y el paro… Cinco
años después de Lehman Brothers se sigue hablando de “regular los
mercados financieros” en los mismos términos, sin proponer absolutamente
nada más allá de lo declarativo.
La primacía de los bancos y de los
consorcios sobre la política no merece la menor enmienda.
“Gracias a las medidas anticrisis del Estado, muchos han abandonado todo
temor para regresar a la antigua manera de actuar”. “Fue un error
desregularizar y liberalizar el mercado global de capital”.
Hay que,
“reconocer como delito la destrucción ilícita de capital: allí donde se
vulnere el derecho debe haber castigo”. Todo esto lo dijo en marzo de
2011 el entonces Presidente de Alemania, Christian Wulff, ante el XIX
Congreso de la banca alemana (...)
Cuatro meses después, comenzó una agresiva campaña de prensa contra
Wulff, acusado de minucias insignificantes la mayoría sin prueba alguna,
y dos meses después tuvo que dimitir de su cargo. Wulff no era un
radical, sino un acreditado católico conservador de la CDU que,
simplemente, ejerció el tradicional papel de “conciencia moral” que va
con ese cargo políticamente intrascendente, en Alemania.
No se le
toleró. Leen ustedes bien: el presidente alemán fue tumbado el año
pasado después de criticar a la banca. (...)
Las grandes “conquistas sociales” esgrimidas por el SPD son meras hojas
de parra para tapar las vergüenzas de la decidida apuesta neoliberal
del partido. El salario mínimo de 8,5 euros hora, un euro por debajo del
francés, deberá entrar en vigor a partir de 2015, en unos casos y en
2017 en otros.
Contando con un 2% de inflación, tal como calcula el BCE,
quedará en apenas 8 euros para 2015. Para el 2017 aún será peor: un mal
salario mínimo, vergonzoso comparado con los vigentes en los países
vecinos de Alemania. Los dineros que se van a gastar en reforzar el
capítulo social, unos 23.000 millones, son muy poco, unos 5800 millones
por año. (...)
El efecto dinamizador sobre el raquítico consumo interno alemán será
nulo. No está prevista ninguna subida de impuestos a los más ricos, que
en diez años se han beneficiado de enormes rebajas que mermaron el
tesoro público.
“Este arrogante nacionalismo económico conduce a la destrucción de la
gran idea europea”, dice Oskar Lafontaine. Hace casi treinta años que
la “gran idea europea” está descaradamente secuestrada por los intereses
más bastardos. (...)
El acuerdo de libre comercio con Estados Unidos, que se está negociando
en Bruselas con la habitual nocturnidad, va a ser un nuevo hito para la
consolidación de la Europa autoritaria y antisocial. Una Europa cada vez
más parda que ya está siendo excelente caldo de cultivo para la extrema
derecha. (...)" (Diario de Berlín 02/12/2013)
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