11.12.13

El nuevo gobierno alemán consagra los tres principios de la involución europea: austeridad, desigualdad, autoridad

"Las elecciones alemanas del 22 de septiembre consagraron una nueva victoria de los tres principios que presiden la involución europea: Austeridad, desigualdad, autoridad. Austeridad que extiende la miseria en cada vez más sociedades del continente. 

Desigualdad, creciente -entre países y sectores sociales- que enriquece aún más a los ricos y empobrece a las clases medias y bajas, incluidas las de Alemania. Autoridad necesaria para gobernar todo ello, tan bien representada por las leyes anti-protesta del gobierno postfranquista español.

El 51% de los votos emitidos por los alemanes fueron para los partidarios de esos tres principios estelares que la bandera europeo/alemana está bordando en vivo sobre el cuerpo social como alternativa a los tres principios de la Revolución Francesa. (...)

El documento de coalición firmado el miércoles en Berlín, confirma la misma victoria del triple principio reaccionario.

Las palabras “eurocrisis” y “crisis bancaria”, no figuran en el documento. Tampoco el concepto “desequilibrios comerciales”. “Crisis financiera” y “crisis de deuda” son mencionadas una y dos veces, respectivamente, en sus 185 páginas. La jerarquía merkeliana se mantiene al pie de la letra: “La política de consolidación fiscal debe continuar”, dice. 

“Las reformas estructurales para aumentar la competitividad y una consolidación fiscal estricta y continuada”, son la receta de salida de la crisis. Todo eso se acompaña con menciones rituales al “crecimiento”, las “inversiones de futuro” y el paro… Cinco años después de Lehman Brothers se sigue hablando de “regular los mercados financieros” en los mismos términos, sin proponer absolutamente nada más allá de lo declarativo.

 La primacía de los bancos y de los consorcios sobre la política no merece la menor enmienda.

 “Gracias a las medidas anticrisis del Estado, muchos han abandonado todo temor para regresar a la antigua manera de actuar”. “Fue un error desregularizar y liberalizar el mercado global de capital”. 

Hay que, “reconocer como delito la destrucción ilícita de capital: allí donde se vulnere el derecho debe haber castigo”. Todo esto lo dijo en marzo de 2011 el entonces Presidente de Alemania, Christian Wulff, ante el XIX Congreso de la banca alemana (...)

Cuatro meses después, comenzó una agresiva campaña de prensa contra Wulff, acusado de minucias insignificantes la mayoría sin prueba alguna, y dos meses después tuvo que dimitir de su cargo. Wulff no era un radical, sino un acreditado católico conservador de la CDU que, simplemente, ejerció el tradicional papel de “conciencia moral” que va con ese cargo políticamente intrascendente, en Alemania. 

No se le toleró. Leen ustedes bien: el presidente alemán fue tumbado el año pasado después de criticar a la banca. (...)

Las grandes “conquistas sociales” esgrimidas por el SPD son meras hojas de parra para tapar las vergüenzas de la decidida apuesta neoliberal del partido. El salario mínimo de 8,5 euros hora, un euro por debajo del francés, deberá entrar en vigor a partir de 2015, en unos casos y en 2017 en otros. 

Contando con un 2% de inflación, tal como calcula el BCE, quedará en apenas 8 euros para 2015. Para el 2017 aún será peor: un mal salario mínimo, vergonzoso comparado con los vigentes en los países vecinos de Alemania. Los dineros que se van a gastar en reforzar el capítulo social, unos 23.000 millones, son muy poco, unos 5800 millones por año. (...)

El efecto dinamizador sobre el raquítico consumo interno alemán será nulo. No está prevista ninguna subida de impuestos a los más ricos, que en diez años se han beneficiado de enormes rebajas que mermaron el tesoro público. 

“Este arrogante nacionalismo económico conduce a la destrucción de la gran idea europea”, dice Oskar Lafontaine. Hace casi treinta años que la “gran idea europea” está descaradamente secuestrada por los intereses más bastardos.  (...)

El acuerdo de libre comercio con Estados Unidos, que se está negociando en Bruselas con la habitual nocturnidad, va a ser un nuevo hito para la consolidación de la Europa autoritaria y antisocial. Una Europa cada vez más parda que ya está siendo excelente caldo de cultivo para la extrema derecha. (...)"           (Rafael Poch , Diario de Berlín 02/12/2013)

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