"La eurozona es un experimento económico fallido y sus consecuencias están aplastando las estructuras económicas más frágiles. (...)
Las políticas de “austeridad” junto con la política monetaria del BCE
nos acercan peligrosamente una situación de deflación en la zona euro.
Los problemas a los que nos enfrentamos se agrupan en tres grandes
bloques, problemas de liquidez, de solvencia y los desequilibrios
macroeconómicos internos a la eurozona.
Los problemas de liquidez se han atenuado debido a los masivos programas
de compra de deuda pública a los bancos que ha venido desarrollando el
BCE, principalmente desde que en 2012 el BCE anunciara que estaba
dispuesto a tomar cualquier medida para sostener el euro. El credit crunch,
que hizo desaparecer la liquidez de los mercados en 2008, se ha
solucionado en un primer nivel, el bancario.
Esto ha necesitado de
inyecciones de liquidez masivas, es decir, creación monetaria por parte
del BCE que ha ido a parar a los bancos privados. Este inusual exceso de
liquidez ha servido principalmente para desbrozar los balances
bancarios de algunos de los activos más peligrosos, pero no todos y no
en suficiente cantidad. Los bancos europeos siguen sobreapalancados
–mucho más que los norteamericanos– lo que ha hecho que no dediquen esos
recursos al sistema productivo sino al sostenimiento de sus balances.
En estos momentos de incertidumbre y atonía económica, los bancos
privados tienen incentivos a asegurar operaciones en los mercados de
deuda pública más que a arriesgarse en proyectos productivos que la
austeridad y la incapacidad de las instituciones y los gobiernos
europeos de gestionar la crisis están cercenando. (...)
Si bien los problemas de liquidez han sido resueltos en los mercados
interbancarios, los desequilibrios macroeconómicos entre los países de
la eurozona siguen existiendo y situándose en el centro de la crisis. La
apertura de estructuras productivas como la española o la portuguesa a
estructuras como la alemana o la holandesa, mucho más profundas y
desarrolladas tuvo un impacto estructural muy importante.
La
desindustrialización que sufrió la periferia del sur fue espectacular
durante finales de los 80 y principios de los 90. A finales de dicha
década se instauró el euro, reduciendo notablemente el coste de
financiación de los países del sur al aprovecharse de los menores tipos
de interés asociados a los países del norte, principalmente Alemania. A
partir de entonces los países perdieron herramientas de política
económica como los tipos de interés que pasaron a establecerse por el
BCE, o los tipos de cambio.
La desindustrialización y terciarización de
la economía española tuvo como resultado la especialización productiva
sesgada hacia un sector servicios de bajo valor añadido, dominado por un
lado por un turismo depredador y demandante de mano de obra barata y
poco cualificada, y por otro por la construcción. (...)
A estos hechos hay que añadir una caída en la participación salarial
en el PIB. El PIB no es sino la valoración monetaria de la producción
total en una economía durante un periodo de tiempo, normalmente un año.
Esta producción se permite remunerar a los factores que la generan,
capital y trabajo.
La caída en la participación de las rentas salariales
implica que de esa renta, una proporción menor va a parar a los
asalariados que la producen. Pero dado que son éstos los que sostienen
el consumo, para compensar esta caída apareció un endeudamiento masivo,
que es el que ha sostenido el crecimiento de los años previos a la
crisis. Este proceso ha producido una estructura productiva más
vulnerable en la economía española y en toda la periferia europea.
Por
eso al estallar la crisis las desigualdades se disparan y se produce una
destrucción productiva acelerada, lo que unido a las políticas de
“austeridad” explica la situación deflacionaria.
Los países periféricos, Francia incluida, están destruyendo capacidad
industrial en la medida en que los países centrales con Alemania a la
cabeza están incrementándola.(...)
la eurozona está condenando al empobrecimiento a la periferia del sur de
Europa. Contra esta desindustrialización y pauperización de la
periferia el BCE no solo no tiene medidas sino que contribuye a ella con
su exigencia de ajustes estructurales a través de la troika.(...)
El problema de la deflación está íntimamente relacionado con el
incremento de la deuda en los países periféricos. En efecto, de todos es
sabido que el incremento de las deudas soberanas se convirtió en
problema a raíz de la crisis, y no es origen de la misma. No obstante
las políticas de “austeridad” que se han aplicado junto con la pasividad
del banco central han provocado un incremento espectacular del stock de
deuda soberana.
El problema no obstante no tiene que ver con el stock
de deuda, sino con el flujo de la misma, en otras palabras, la
aceleración de la acumulación de deuda soberana principalmente en los
países periféricos del sur, y en menor medida en los países centrales. (...)
A esto se añade además la depresión económica causada por la austeridad,
lo cual elimina la posibilidad de crecer y por tanto de reducir el
ratio deuda/PIB. Por último, este contexto de asfixia económica ha
llevado a la eurozona a proximidades de un proceso deflacionario, lo que
incrementa la probabilidad de una explosión del valor facial de la
deuda.
Estamos a un shock del desastre y de un impago generalizado de la
deuda. De ahí el paquete anunciado por Draghi y el desesperado anuncio
de más medidas en un futuro próximo. En el gráfico de abajo podemos
observar las tasas de crecimiento de la zona euro, todas por debajo del
1%. Solo haría falta una caída en los precios relevantes para algunas
grandes compañías del 1% o 2% para desatar una tormenta perfecta. (...)
Lejos de alejarnos de la crisis estamos asistiendo a una crisis que va
mutando en los elementos que la definen pero que guarda un sustrato
económico y político que se mantiene invariable: la inoperatividad de
las instituciones europeas para implementar medidas económicas
relevantes. Los europeos son conscientes y las últimas elecciones
europeas son un ejemplo de ello. Estaremos atentos a la evolución." (Iván A. Ayala, Econonuestra, 16/06/2014)
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