"(...) Si usted fuera un ciudadano griego, tendría el 27% de probabilidades de
estar en las listas de la oficina de desempleo aunque se calcula que
tendría una probabilidad de un 35% real de estar desempleado.
Aunque
estuviera empleado, podría cobrar su sueldo desde hace una media de 3
meses. Si fuera profesor, podría acogerse al nuevo plan, que supone la
contratación de 1100 profesores en base de “trabajo voluntario”. Igual
la esclavitud no es tan mala como la pintan.
Sus hijos tendrían una
posibilidad del 27% de estar malnutridos y desmayarse en una desvalijada
escuela pública, prácticamente desprovista de recursos. Sus derechos
laborales ya serían un sueño de otra vida y dependiendo del sector en el
que trabajara, estaría bajo el régimen de movilización forzosa, es
decir, sin derecho a huelga.
Además tendría más de un 35% de posibilidad
de estar excluido de cobertura sanitaria, aunque fuera usted menor ya
que sólo los menores de padres asegurados gozan de ese “privilegio”.
Incluso con ese derecho bajo el brazo, no podría ser atendido en un CAP
para su gripe, puesto que fueron todos cerrados, de un día para otro, el
pasado febrero.
Tendría que esperar en colas quilométricas de un
sobrecargado hospital o tirar de sus pequeños ahorros e ir a una clínica
privada, suponiendo que los tuviera o no los necesitara para pagar su
comida o las facturas de la energía para calentar su casa. Tras visitar
la clínica, tal vez andaría buscando madera para quemar y calentar su
hogar, lo que produciría, pongamos en Atenas, unos niveles de
contaminación más que alarmantes. También podría causar su muerte en un
incendio “accidental”:
Su gobierno le culparía entonces por intentar
calentarse y Europa le diría que ha vivido por encima de sus
posibilidades y de lo que su vagancia permitía. Aunque eso sí que le
suene, tal vez.
(...) le presionarían a base de nuevos impuestos sobre su vivienda (un
incremento del 514% en respecto a 2009, si le parece poco), sus
alimentos, su energía y con un IVA al 23%. Eso iría acompañado de una
ola de privatizaciones de empresas públicas que harían inaccesibles
servicios como el transporte o el agua, además de la degradación de los
servicios públicos existentes como la educación o la sanidad.
Pero eso
sí, su gobierno habría prometido wi-fi gratis para todo el mundo.
Por si usted fuera uno de esos que les da por quejarse mucho y
organizarse, debería prepararse para la represión, la que va desde el
uso masivo de gases para disolver incluso pequeñas concentraciones
sectoriales, con intensa violencia y presencia policial en las calles,
hasta montajes policiales que le harían acabar en una prisión en régimen
de aislamiento.(...)
Ante esa Europa de los Mercados se alza otra Grecia, que repiensa las
relaciones económicas entre las personas, y que se aleja del modelo del
ultra-consumismo y el derroche. Es la Grecia de las redes de economía
solidaria y cooperativa, una economía de dimensión humana que ha visto
un rápido crecimiento y que día a día va consolidándose: no han venido
para cubrir parches, sino para quedarse.
Si bien, se extiende a través
de las asambleas ciudadanas que nacen de las plazas para cubrir
necesidades locales de forma colectiva, esas estructuras autogestionadas
van comprendiendo que han creado un camino que les lleva a repensar la
forma en la que vivimos y que no hay vuelta atrás.
Sus principios se
basan en la democracia directa, en la toma de decisiones de forma
horizontal y participativa, y la transformación de la pluralidad en
inteligencia colectiva. Fomentan la creatividad, la comunicación, el
apoyo mútuo y la sostenibilidad.
Tras un año de conocer directamente esas experiencias, hemos podido
ver cómo trabajaban muchas iniciativas distintas: Bancos de tiempo para
reducir la dependencia en el dinero; bazares de intercambio de artículos
en desuso; mercados sin intermediarios y monedas sociales; Clínicas sociales autogestionadas
que dan cobertura sanitaria básica a los excluidos, y consiguen
atención para los casos que requieren intervenciones, haciendo ruido en
medios; eco-comunidades que han decidido regresar al campo para vivir de
una forma más sencilla pero más libre; cooperativas de diversas índoles
y espacisos autogestionados; iniciativas contra la privatización del
agua que llegan incluso a hablar de colectivización; iniciativas
ciudadanas contra la construcción de una mina de oro a cielo abierto en Calcidia; Universidades y escuelas populares para la formación autogestionada… (...)
Grecia se ha convertido en un laboratorio de pruebas para el
neoliberalismo, pero eso también ha despertado la creatividad para
repensar el mundo y las relaciones que en él se producen. En medio de la
sensación de derrota de la sociedad, la esperanza es un bien más que
preciado y eso es lo que precisamente esas iniciativas aportan a sus
participantes.
Y, ¿Sabe qué? Si usted viviera en Grecia y participara en una de esas iniciativas, sonreiría." (Jezabel Goudinoff, PACD)
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