11.12.18

“Vox es el PP con cuatro gintonics”... salvo en algunas tertulias y en algunas portadas, no se han dado insurrecciones proletarias que hayan puesto a la pequeña burguesía y a la clase media en la tesitura de escoger entre la injusticia o el desorden, y la inmigración se da más en los titulares que en las estadísticas...

"(...) A mí me parece que si se ha producido una erupción de votos de ultraderecha es porque había una cantidad apreciable de electores de esa ideología que hasta ahora no habían sentido la necesidad de hacerlo expreso. Y otra que, sin tener esa ideología confesa, reaccionan como aquel a quien le dicen que habría que exterminar a los judíos y a los ciclistas: “¿Y por qué a los ciclistas?”

Quiero decir que, salvo en algunas tertulias y en algunas portadas, no se han dado insurrecciones proletarias que hayan puesto a la pequeña burguesía y a la clase media en la tesitura de escoger entre la injusticia o el desorden, y la inmigración se da más en los titulares que en las estadísticas (aunque su influencia no sea desdeñable en estos comicios). 

Los seguidores de Vox ya eran así, pero estaban cómodos en la derecha realmente existente. Como dice un amigo mío (tengo más de uno, y algunos más cerca), “Vox es el PP con cuatro gintonics”. 

Solo hay que repasar la trayectoria del caballista jefe, Santiago Abascal: no ha tenido un trabajo de verdad en la vida, pero se la ha ganado más que bien (con sueldos por encima del de un presidente autonómico) con cargos electos en listas del PP o puestos a dedo en un par de mamandurrias made in Esperanza Aguirre, como la Fundación para el Mecenazgo y Patrocinio Social –que solo actuó de mecenas y patrocinador del propio director).

 El candidato a la presidencia andaluza es un juez que, todavía con la toga puesta, calificaba de piojosas a las feministas en las redes sociales mientras dictaba sentencias en consonancia con ello. No han salido al margen del sistema, sino muy de dentro. Y jaleados por un sinnúmero de líderes de opinión.

Y esto es así porque la sociedad española ha evolucionado mucho desde los últimos años de la dictadura en todos aquellos aspectos ligados a una moderna sociedad del bienestar (la demanda de servicios, la permisividad), pero no tanto en los políticos (la gestión de la disidencia).  (...)

La izquierda ha recorrido estas cuatro décadas manteniendo los hábitos centrífugos intactos, y la derecha lo ha hecho sin hacer acto de contrición alguno por su relación con la negra losa del pasado y pisando el freno todo lo que ha podido (por si no lo recuerdan, el PP inicialmente se opuso por sistema al divorcio, al aborto, al matrimonio gay, a la ley antitabaco…) (...)

Un rey recién puesto, unos socialistas obedientes a los mandatos internacionales, una izquierda inestable y desnortada, una derecha fragmentada pero unida en lo esencial y unos ultras residuales. (...)"                     (Xosé Manuel Pereiro , CTXT, 07/12/18)

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