3.11.09

El miedo al emigrante... tiene como consecuencia... un neofascismo bienpensante

"Ahora se trata de algo antiguo y moderno a la vez. Antiguo, porque tanto hoy como ayer se sigue practicando la caza del extranjero (ahora clasificado en la categoría neoxenófoba de "no comunitario"), del diferente, del inmigrante, del que pide asilo o del pobre que mendiga. Él carga con todos los males, a él le cuelgan el sambenito de la inseguridad social, y él también es sospechoso de traer, como las ratas la peste, el debilitamiento de la identidad del país al que inmigra. De ser humano, es reducido a la condición de intruso, de indeseable y de invasor. Es un chivo expiatorio tanto más conveniente en cuanto que es impotente para defenderse. De un lado, sus derechos son recortados día a día; del otro, es vigilado, la policía lo detiene, lo controla por el color de su piel, a veces lo insulta y otras lo mata "por error". (...)

Aunque sean motivo de preocupación, estas manipulaciones jurídicas no alcanzan afortunadamente las derivas que conocemos en Italia sobre el mismo tema. Allí, en la retórica del gobierno como en la de algunas autoridades municipales, el inmigrante se ha convertido simple y llanamente en sinónimo de delincuente. En Verona, la Liga Norte, partido racista que gestiona la ciudad, acaba de dar carácter oficial a las milicias civiles que patrullan las calles para "ayudar" a la policía en sus "tareas" de prevención de la delincuencia, a pesar de que Verona sea una ciudad donde verdaderamente no hay delincuencia, los extranjeros son mantenidos a raya y la inmigración clandestina es casi inexistente. (...)

Como "patriota" italiano, se declaró alarmado ante la ausencia de responsabilidad moral de las elites ilustradas que dejan que se extienda este estado de ánimo. Hay más signos de descomposición de la democracia que preparan el terreno para la llegada de los conservadurismos autoritarios. También en Francia, no pasa un día sin que se pongan en evidencia asuntos de nepotismo, de costumbres que atañen a los responsables en el poder, y de atropello a las reglas democráticas. (...)

El fascismo de ayer era grosero, brutal, paramilitar; los fermentos actuales de la descomposición de la democracia, ¿no serán los signos precursores de un neofascismo moderno, suave y bien pensante?" (SAMI NAÏR: Democracias en descomposición. El País, ed. Galicia, Internacional, 24/10/2009, p. 6 )

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