Estamos viviendo un momento verdaderamente histórico. El enorme repunte que siguió al rescate del euro se ha venido abajo y el valor del euro ha caído. Una de las consecuencias de todo esto es que los mercados no están convencidos de que el enorme rescate orquestado por la UE, el FM y el BCE sea suficiente.
La gente se pregunta el porqué de haber firmado semejante cheque. ¿Cuál será la contrapartida?El hecho de que exista el euro quiere decir que los países están unidos los unos a los otros, y no sólo en lo que a política se refiere. El adhesivo subyacente que mantiene estas alianzas son los enormes préstamos existentes entre los bancos de la eurozona. Por ejemplo, nuestros bancos deben, sólo a los bancos alemanes, 129 mil millones de euros, cifra cercana a la suma de nuestro PIB. Cuando Grecia se tambalea se produce una brecha y los bancos alemanes comienzan a preocuparse por si los griegos pudieran dejar de pagar sus préstamos.
De este modo, debido al nerviosismo de los banqueros, comienzan a cuestionarse también los préstamos irlandeses. Con todas estas dudas planeando sobre los préstamos concedidos, nadie presta más dinero a los bancos irlandeses, por lo que la solicitud de préstamo comercial prevista en Waterford se cancela. El desempleo crece en Waterford pero también en el resto del país, lo que mina aún más nuestra economía. De modo que el virus del que tanto hemos oído hablar se contagia de unos a otros todo el tiempo. (...)
Ahora, piense en el enorme rescate. En un principio los mercados estaban eufóricos, pero sólo 24 horas más tarde habían perdido esa seguridad. Si los mercados se encogieron de hombros por el rescate de Grecia de 120 mil millones de euros la semana pasada, no resulta demasiado sorprendente que hagan lo mismo con el rescate de 750 mil millones de euros de toda Europa. El “continuo rescate creciente” nos pone en grandes aprietos, pues si resulta no ser suficiente, ¿qué vendrá después? Cada rescate deberá superar al último realizado, lo que mina su credibilidad, ya que muchos países se han quedado sin dinero, núcleo principal del problema.
Al igual que en la primera guerra mundial, la euforia inicial se desdibuja y la población se da cuenta de que le queda un largo y duro camino por delante. ¿Estamos dispuestos a padecer una mayor austeridad para salvar un sistema de alianzas bancarias? No estoy seguro de que el griego, el español o el irlandés medio tenga estómago para aguantar lo que está por venir. La alternativa obvia de pedir prestado dinero para solventar un problema causado, en primer lugar, por un exceso de préstamos, es orquestar una mora organizada, pensar que con la moneda única no podemos competir con Alemania, crear una Europa de dos velocidades y volver a empezar. Pero algo tan obvio no podría funcionar nunca, ¿o sí? " (Presseurop, 17/05/2010, citando a Irish Independent Dublín)
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