17.9.10

Ahora... de nuevo... la crisis alimentaria

"Comerciar con el hambre: los inversores apuestan por la subida de las materias primas en las bolsas a futuros. La apuesta tiene consecuencias: el mundo se enfrenta a la próxima crisis de alimentos. (...)

Una vez más. Hace unos pocos días miles de personas protestaron en la capital mozambiqueña de Maputo contra el aumento del precio del pan y de la energía. La policía disparó contra los manifestantes. Hubo al menos diez muertos. Ya en el 2007 y en el 2008 aumentaron dramáticamente los precios de los alimentos.

Se duplicaron y triplicaron para el trigo, el arroz y el maíz, que alcanzaron, en parte, su precio más alto desde hacía 30 años. El precio del arroz, por ejemplo, aumentó casi un 180% en menos de dos años. Todos prestan atención a la crisis financiera y bancaria mientras entre bastidores da comienzo una crisis de alimentos de una dureza inimaginable. (...)

Mientras en Alemania se jura y perjura que la economía se recupera, los precios para el café, el cacao, el azúcar y los productos lácteos se disparan al alza en todo el mundo. Lo mismo vale para los mercados de futuros de cereales, soja y arroz. Los principales centros comerciales se encuentran en Nueva York (NYMEX/COMEX) y en Chicago, donde opera la Cámara de Comercio de Chicago (CBOT, por sus siglas inglesas) fundada en 1848, y la Chicago Mercantile Exchange (CME), fundada en 1898.

En Europa los alimentos y materias primas se comercian en las bolsas de futuros de Londres, París (Matif), Ámsterdam y Frankfurt am Main (Eurex), también en Mannheim y, desde 1998, incluso en Hannover. Por doquiera se comercia con productos agrarios, pero no de manera presente y al natural, sino a mucha distancia y en unidades estandarizadas.

Los contratos de compraventa se fijan para una fecha determinada en el futuro y reciben justamente ese nombre: "futuros". Así se puede, por ejemplo, comerciar con cereales antes de que sean cosechados: un negocio especulativo con los ingresos y precios de los productos agrícolas de los próximos meses.
(...)

A finales de 2007 los principales actores de los mercados financieros (no solamente de los hedge fonds) huyeron en estampida de los desequilibrios causados por la crisis financiera y los títulos tóxicos sin ningún valor para adentrarse en la especulación con alimentos y materias primas. Las bolsas de mercancías a futuros se vieron de súbito abarrotadas y la consecuencia fue una explosión del precio de las materias primas y del petróleo. (...)

Porque en septiembre de 2010 se disipó nuevamente el pánico a una amenazadora bancarrota estatal en Grecia, España o Portugal, de modo que el precio tanto de los empréstitos del estado como del interés bajó en picado. Pero incluso así los especuladores, tras tomar sus botines a los cada vez más endeudados estados, retornaron a las bolsas de futuros para sobrevivir a base de comerciar con alimentos y materias primas.

Los chinos o los brasileños experimentan pequeños milagros económicos en sus respectivos países. Una buena y abundante comida es un símbolo importante de estatus social, mucho más importante aún que el automóvil. Una razón más para ver lucrativas posibilidades de inversión que sobre todo que proporcionen ganancias rápidas: los agrofuturos satisfacen plenamente este objetivo.
(...)

Las manías de los mercados hacen fluctuar los precios radicalmente. Aunque la producción de alimentos apenas crezca o se estanque, las cifras de los agrofuturos se multiplican y se multiplican. Si hace un par de años se comerciaba todavía con unas 30.000 acciones de futuros en trigo al día en Chicago, hoy han subido ya a más de 250.000.

Obviamente especulan con ellas los grandes señores del capital como el Deutsche Bank o el BN Paribas, pero no, claro está, con su propio nombre, sino a través de fondos especiales creados a tal efecto, que especulan con todo un paquete de productos agrarios. Sus resultados se han incrementado meteóricamente en los dos últimos años. Cuantos más especuladores se encaminan a los parqués, más demoledores son los efectos de su actividad en los precios de los alimentos.

Sólo el dos por ciento de los agrofuturos negociados conducen a una transacción real de las mercancías –esto es: a la entrega de la mercancía a cambio de dinero antes de que expire la fecha del contrato. Todo lo demás es pura especulación –con el incremento o la caída de precios –y sólo sirve al enriquecimiento. " (SinPermiso, 12/09/2010; 'Especular con el hambre: el mundo, ante la próxima crisis alimentaria', de Michael R. Krätke)

No hay comentarios: