28.12.10

El neoliberalismo... que nos viene...

"La disputa social mundial se plantea ya no sólo en el terreno de la resistencia a un modelo en agonía, sino en el de las alternativas ante la crisis y la distribución de los costos. La disputa entre privatización de las ganancias y socialización de las perdidas, entre una nueva refuncionalización del modelo de dominación y explotación, o una salida popular y democrática a la crisis, post-neoliberal y por qué no, post-capitalista o anti-capitalista.

Entre una salida de ampliación de libertades y derechos, o una salida autoritaria, regresiva e inclusive de corte proto-fascista. Entre un nuevo orden internacional basado en la cooperación, la solución pacífica de controversias y relaciones económicas justas o un orden violento en donde prime un nuevo reparto del mundo. (...)

El fundamentalismo de mercado y sus argumentos a favor de la autorregulación, el individualismo metodológico, la elección pública, el cálculo del consenso y el camino a la servidumbre, con su inevitable reducción analítica de lo social a categorías de mercado y, a su vez, la reducción de las categorías de mercado a su forma histórico oligopólico-capitalista de existencia, colocan a este cuerpo de ideas dominantes en los gobiernos, la academia y los medios de comunicación en los últimos treinta años como una herramienta explicativa cada vez más impotente y balbuceante. Teóricamente el neoliberalismo, como el rey, va desnudo. (...)

La génesis de esta régimen es precisamente la crisis del modelo fordista-keynesiano y la pérdida creciente de funcionalidad que éste tuvo después de, también, casi treinta años de indisputada hegemonía en el mundo occidental. El ascenso mundial del neoliberalismo, al que incluso se le llegó a llamar pensamiento único, fue posible porque dio una respuesta coherente a la crisis que la acumulación pasaba en ese momento.

El keynesianismo fue una respuesta articulada a una gigantesca crisis de sobreproducción de mercancías, de insuficiencia de la demanda, mientras que el neoliberalismo fue la respuesta mundial a una crisis de caída de la tasa de ganancia, de insuficiencia de los estímulos para la inversión del capital.

El keynesianismo resolvió el motivo fundamental que en ese momento impedía el crecimiento sostenido de la economía mundial, esto es, la baja capacidad de consumo de los grandes grupos de trabajadores, la falta de dinamismo de la demanda interna. (...)

Su característica central fue el trabajo como factor de la demanda y su explotación basada en aumentos sostenidos de la productividad en un contexto de pleno empleo y redes sociales de protección e inclusión social. (...)

No es simple coincidencia que el llamado a remplazar el régimen fordista-keynesiano se produjera al calor de la discusión sobre la crisis fiscal del Estado y la necesidad de reducir los impuestos a las empresas, así como todo obstáculo que inhibiera la inversión.

El trabajo, en consecuencia, ya no debía ser visto principalmente como un factor de la demanda, sino como un costo de producción. A diferencia de la demanda, que había que fortalecerla y expandirla, el trabajo, en cuanto costo de producción, había que abatirlo sistemáticamente. Había llegado la hora del neoliberalismo. (...)

El neoliberalismo no está regido por la lógica del intercambio, el mercado, ni siquiera del mercado en su forma oligopólico-capitalista de existir, sino por la lógica de la ganancia, la quintaesencia del régimen capitalista. (...)

Visto con una mirada larga el régimen neo-liberal significó una enorme redistribución del ingreso a escala planetaria del mundo del salario y del trabajo al mundo del capital. Una inédita transferencia de renta que hizo más desigual a la sociedad planetaria y permitió consolidar en pocos lustros colosales fortunas. (...)

Los rasgos centrales del modelo de política social del régimen de acumulación neoliberal han sido la privatización y re-mercantilización de los derechos sociales, en particular, la educación, la salud, la vivienda y el régimen de pensiones y jubilaciones: el abandono de la lógica universalista de los derechos y la elevación de la focalización (originalmente una herramienta) en un principio estructurante de la política social; la búsqueda de la primacía en el régimen de bienestar del mercado sobre el Estado y de lo privado sobre lo público. (...)

La crisis actual, como toda recomposición capitalista, tiene el enorme riesgo de resolverse, para volver a citar a Michal Kalecki, con la elevación de la tasa de explotación del trabajo y la elevación del grado de monopolio de la economía." (Sin Permiso, 25/12/2010, citando a ' Después del neoliberalismo: hacia una nueva política socio-económica, de Pablo Yanes)

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