"Parece ser que oscuras y amenazantes nubes financieras y económicas avanzan desde todas direcciones: la eurozona, Estados Unidos, China y otras áreas. De hecho, es posible que la economía mundial en 2013 resulte ser un ambiente donde resulte muy difícil encontrar abrigo. (...)
Para empezar, la crisis de la eurozona se está agravando: al tiempo que el euro sigue siendo muy fuerte, una carga frontal de austeridad fiscal profundiza la recesión en muchos países miembros, y la contracción del crédito en la periferia y los altos precios del petróleo socavan las perspectivas de recuperación. (...)
Más al oeste, el desempeño económico de EE.UU. se está debilitando, con un crecimiento el primer trimestre de un mísero 1,9%, muy por debajo del potencial. La creación de empleo desilusionó en abril y mayo, por lo que el país podría alcanzar velocidad de pérdida a finales de año.
Peor aún, se está elevando el riesgo de que se produzca una recesión de doble caída el próximo año: incluso si lo que parece un abismo fiscal en ciernes resulta ser sólo un lastre menor, el probable aumento de algunos impuestos y la reducción de algunos pagos de transferencia reducirán el crecimiento de la renta disponible y el consumo. (...)
En el este, el insostenible modelo de crecimiento de China podría verse en aprietos en 2013, a medida que continúe el descalabro de las inversiones y las reformas destinadas a impulsar el consumo prueben ser demasiado poco y demasiado tarde. (...)
La desaceleración económica en EE.UU., la eurozona y China ya supone un lastre enorme para el crecimiento en otros mercados emergentes, debido a su vínculos comerciales y financieros con EE.UU. y la Unión Europea (es decir, no se ha producido un "desacoplamiento"). Al mismo tiempo, la falta de reformas estructurales en los mercados emergentes, junto con sus pasos hacia un mayor nivel de capitalismo de estado, está obstaculizando el crecimiento y reducirá su capacidad de recuperación. (...)
Estos riesgos ya están agravando la desaceleración de la economía: los mercados de acciones están cayendo por todas partes, dando lugar a efectos negativos sobre el consumo y el gasto de capital. (...)
En comparación con 2008-2009, cuando las autoridades gozaban de un amplio margen de maniobra, las autoridades monetarias y fiscales se están quedando sin munición de políticas (o, para expresarlo con más cinismo, sin conejos que sacar del sombrero).
La política monetaria se encuentra limitada por la proximidad a la tasa de interés cero y las reiteradas rondas de flexibilización cuantitativa. De hecho, las economías y los mercados ya no se enfrentan a problemas de liquidez, sino más bien a crisis de crédito e insolvencia. (...)
Mientras tanto, la capacidad de respaldar, garantizar y rescatar a los bancos y otras instituciones financieras se ve limitada por las limitaciones del sistema político y la incapacidad de las naciones soberanas casi insolventes para absorber las pérdidas adicionales de sus sistemas bancarios. Como resultado, el riesgo soberano se está convirtiendo en riesgo bancario. (...)
Para evitar un desenlace desordenado en la eurozona, la austeridad fiscal actual debería ser mucho más gradual, un pacto de crecimiento tendría que complementar el nuevo pacto fiscal de la UE, y se debería implementar una unión fiscal con mutualización de la deuda (Eurobonos). (...)
Por desgracia, Alemania se resiste a todas estas medidas esenciales, ya que está obsesionada con el riesgo de crédito al que se verían expuestos sus contribuyentes con una mayor integración económica, fiscal y bancaria. Como resultado, se está elevando la probabilidad de un desastre en la eurozona." (Nouriel Roubini, Project Syndicate, Jaque al neoliberalismo, 19/06/2012)
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