"El proceso de reestructuración del sector bancario español cumple ya cinco largos años. (...)
En ningún organismo público se informa de manera completa y
global de las ayudas públicas puestas a disposición de las entidades
bancarias y se utilizan todo tipo de artimañas para disminuir el importe
de las mismas.
¿Por qué motivo?
Realmente es muy sencillo de comprender. El sector bancario es absolutamente dependiente de las ayudas públicas
repartidas entre unas limitadas medidas de capitalización y las
articuladas para facilitar la liquidez que suponen más de 275 mil
millones de euros.
A ese descomunal importe hay que añadir la
financiación del Banco Central Europeo que eleva a más de 632 mil
millones de euros el auxilio facilitado al sector. La responsabilidad
para el Estado no se queda en la anterior cifra dado que, en aras a
facilitar la financiación barata de las entidades bancarias, garantiza
los depósitos de hasta 100 mil euros por titular sin disponer de fondo
alguno para ello.
Sería difícil de sostener por parte de las
élites políticas y económicas que el rescate del sistema financiero ha
precisado de 1,42 billones de euros de ayudas públicas hasta diciembre
de 2012.
Utilizar el 136% del PIB español o el equivalente a
seis veces la recaudación impositiva anual de todas las Administraciones
Públicas cuando se están pidiendo continuos sacrificios a los
ciudadanos no es algo al alcance de nuestros dirigentes políticos.
Sobre todo cuando el análisis de la situación demuestra que
el rescate ha sido insuficiente porque solamente una pequeña parte de
esas ayudas lo han sido en forma de capital (87.357 millones de euros)
mientras que el resto (1,33 billones de euros) son medidas para paliar
su falta de liquidez como préstamos, adquisición de activos, garantías y
avales. Estos mecanismos no solucionarán sus problemas de solvencia.
El riesgo en el que ha incurrido el sector público explica aunque no justifica en modo alguno, las actuaciones políticas de protección y salvamento de todas y cada una de las entidades bancarias.
El
desequilibrio en el que se está incurriendo es brutal ya que los
accionistas privados tienen comprometido un euro por cada diez que
arriesga el Estado y, sin embargo, el Estado no tiene capacidad de
decisión política en la mayoría de las entidades.
La superación de la actual situación requerirá
inevitablemente la nacionalización de la práctica totalidad del sector
financiero por la conversión de gran parte de las ayudas públicas ya
desembolsadas en capital y el radical saneamiento de las pérdidas
ocultas en los balances.
O eso o tendremos que enfrentarnos a una quiebra de las finanzas públicas arrastradas de forma directa o indirecta por el sector financiero.
Solo con control público permanente se podrá ejecutar la necesaria
reducción y adecuación del sector bancario a un modelo de negocio
enfocado a la economía real y a la vertebración de tejido productivo." (Carlos Sánchez Mato. Attac Madrid, 09/04/2013)
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