"Por fin Alemania ha
descubierto su juego y muestra claramente sus cartas, ocultadas
tácticamente estos últimos años, que no muestran otra cosa que lo que se
viene cociendo de un tiempo a esta parte, reiteradamente negado por la
canciller, Angela Merkel, y las instancias comunitarias: crear una Europa a dos o tres velocidades, controlada por el país germano, pero sin que ‘contamine’ su economía.
No de otra forma cabe interpretar las palabras del presidente del Banco Central Alemán -Bundesbank-, Jens Weidmann, en una entrevista publicada este domingo por el semanario Bild am Sonntag, donde critica acerbamente la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE) y de su presidente, Mario Draghi, considerándola demasiado relajada y peligrosa, dada su disposición a comprar de forma ilimitada deuda pública de los países del sur de Europa como una forma de estabilizar la moneda.
Según Weidmann (por su boca habla Merkel), el anuncio de compras
ilimitadas de deuda pública por parte del BCE es una clara amenaza a la existencia del euro. En este sentido, Weidmann cree que el euro no tiene garantizada su supervivencia. Por ello, el Bundesbank aboga porque cada gobierno sea responsable de su deuda y no confíe en la intervención del BCE para repagarla o hacer frente a sus costes de financiación.
Concretamente, Jens Weidmann se refiere implícitamente a países como España e Italia,
cuyos respectivos sectores públicos dependen casi íntegramente del BCE y
que, hoy en día, no están ni mucho menos preparados para hacer frente a
subidas de los tipos de interés oficiales.
Las palabras de Weidman al semanario alemán no dejan lugar a dudas: 'Aber ist es deshalb schon eine gute Idee, dass wir einfach alle gegenseitig für unsere Staatsschulden haften?' ('Pero, ¿es una buena idea que así porque sí todos soportemos conjuntamente nuestras respectivas deudas públicas?').
No hay que olvidar que en Alemania existe un terror pánico a bajar los tipos de interés, con las consecuencias inflacionarias que tal medida puede tener; una obsesión que se remonta a la época de la República de Weimar -tras la Primera Guerra Mundial-, en la que, a causa de las reparaciones de guerra que Alemania tuvo que pagar, se produjo una hiperinflación de hasta un 29.500% mensual (21% anual) en 1923 y una descomunal depreciación de su divisa, que llegó a un cambio de 8.000 marcos por un dólar estadounidense.
Jens Weidmann también ha aprovechado la entrevista para dar un tirón de orejas a su vecino país, Francia, como ya hizo la pasada semana, a la que también ha recordado su 'responsabilidad' como 'peso pesado' de la Unión Europea y su consiguiente obligación de cumplir los compromisos de reducción del déficit. (...)" (Diálogo Libre, 20/05/2013)
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