27.9.13

Se engaña a los alemanes, y los dirigentes alemanes engañan a los europeos, cuando se les dice que Grecia, Portugal o España requieren rescates multimillonarios para sacarlos adelante, cuando esos rescates sólo sirven para salvar a los bancos alemanes

"(...) Si hay europeos que están siendo especialmente engañados son los alemanes y si alguien engaña más que otros a los demás europeos son los dirigentes políticos y económicos alemanes.

Se engaña a los alemanes al hacerles creer que Alemania es la que financia al resto de Europa, cuando resulta que sus grandes empresas y bancos han sido desde hace años los grandes beneficiarios de una construcción europea y del euro mal diseñados por haberse hecho a su medida. 

Alemania no es generosa sino que aprovecha su inmenso poder para tratar de someter a los demás, otra vez, en un espacio económico que sus grandes grupos económicos consideran suyo en toda Europa.

Se les engaña cuando se les hace creer que el despilfarro y la irresponsabilidad de los ciudadanos de otros países han sido los que han producido la crisis y los males que se sufren, cuando la verdad es que han sido los bancos alemanes quienes han financiado sin miramiento ni medida las burbujas y los excesos que han destrozado las economías para engordar durante años, eso sí, sus cuentas de resultados.

Se les engaña cuando se les hace creer que son otros países quienes se aprovechan del esfuerzo y los ingresos de los trabajadores alemanes cuando en realidad son sus propios grupos de poder económico y financiero los que han impuesto a su favor políticas que crean creciente desigualdad y más pobreza y los que han colocado fuera de Alemania el colosal excedente que han obtenido de sus trabajadores en los últimos años.

Se engaña a los alemanes cuando se les dice que su modelo social es insostenible por culpa de Europa y del coste de la solidaridad con otras naciones cuando en realidad si hay problemas de financiación es por la cada vez menor contribución de los propietarios de capitales alemanes a la financiación de los intereses colectivos y por la colocación de los excedentes que obtienen fuera de Alemania.

Se les engaña cuando se les dice que han de trabajar más que los trabajadores de cualquier otro país cuando las estadísticas muestran que si bien pueden ser más productivos en los sectores de vanguardia por el mayor avance de sus economías, trabajan menos, afortunadamente para ellos, aunque por cierto, cada vez en peores condiciones de trabajo e ingreso.

Se engaña a los alemanes y los dirigentes alemanes engañan a toda Europa cuando se les dice que la deuda que hay que reducir deriva de excesivo gasto público dedicado al bienestar social cuando en realidad procede de los intereses gigantescos que se pagan a los bancos privados al imponer un banco central en Europa que no lo es y que sólo sirve para apoyar y salvar a los bancos privados.

Se engaña a los alemanes y los dirigentes alemanes engañan a los europeos normales y corrientes cuando se les dice que países como Grecia, Portugal o España requieren ayudas o rescates multimillonarios para sacarlos adelante cuando en realidad esos rescates sólo sirven para salvar a los bancos alemanes o a las grandes empresas que viven de hacer inversiones imperiales en el resto de Europa, en muchos casos promoviendo y financiando todo tipo de prácticas corruptas.

Se engaña a los alemanes y los dirigentes alemanes engañan a los europeos cuando se les dicen que hay que rebajar salarios para crear empleo y de esa forma sólo se consigue que aumente el beneficio empresarial y la pobreza (...) 

Se engaña a los alemanes y los dirigentes alemanes engañan a todos los ciudadanos cuan se presentan como justos y eficientes reclamando estrictas condiciones de pago a los ahora sus deudores. Ocultando que países como Grecia fueron generosos con Alemania cuando era ésta quien tenía que pagar su deuda. (...)

 En Alemania, como en los demás países europeos, han conseguido convertir a los ciudadanos y ciudadanas titulares de derechos en los “súbditos dóciles” de los que decía el gran Thomas Mann en La Montaña Mágica “que demuestran en toda oficina y en todo local de servicio el respeto debido a la autoridad”.

Cuando los votantes hayan dejado de ser dóciles e ingenuos como vienen siendo la mayoría de los alemanes y europeos en general, y cuando se enfrenten antes con decisión a las autoridades corruptas y totalitarias que nos gobiernan, las elecciones empezarán a tener otro significado y entonces sí que abrirán paso a verdaderos cambios políticos."                     (Juan Torres López, 23/09/2013,Publicado em Público.es el 22 de septiembre de 2013)

No hay comentarios: