17.1.14

Roubini: la demanda y la falta de estímulos lastran el crecimiento

"La situación en la Eurozona sigue siendo complicada. El crecimiento es anémico por el insuficiente apoyo monetario y fiscal, mientas que fuera de Alemania, el apalancamiento del sector privado y el paro siguen suponiendo un lastre para el consumo.

Además, la inversión sigue cayendo y las exportaciones siguen siendo la principal fuente de la demanda y el crecimiento, pero la competencia entre países por un aumento simultáneo de las exportaciones se reequilibra poco a poco.

Por ello, una recuperación autosostenida no está todavía en el horizonte. Con la inflación por debajo del 1% y el BCE, que aun no es consciente de la gravedad de la situación, hemos revisado a la baja nuestros pronósticos a medio plazo. Nos situamos en un 0,1% por debajo del consenso sobre el crecimiento en 2013 y 2014, y un 0,3 por ciento por debajo respecto a 2015 por dos motivos.

Primero, no prevemos un repunte de la actividad en la periferia, ya que el crecimiento viene determinado por la demanda y la demanda es más difícil de crear dentro de una unión monetaria que en un contexto de autonomía monetaria. 

Segundo, la política monetaria seguirá siendo demasiado restringida pese a los esfuerzos del BCE, que añaden más presiones al crecimiento en la Eurozona. Por otro lado, el índice de desempleo en la Eurozona es de un 12,2% (frente al 7,3% en 2008), con valores extremos en la periferia siendo Alemania el gran contrapeso. Allí, el empleo alcanza máximos históricos y el aumento de los salarios y las expectativas de ingresos apoyarán un crecimiento interno sólido. 

Dada la fragilidad de la demanda agregada, la demanda externa de fuera de la Eurozona será una de las fuentes de crecimiento para muchos países. Además, la inversión es el componente del PIB más propenso a repuntar, aunque no es probable que impulse el crecimiento. Con una demanda en crecimiento lento y dadas las restricciones salariales, las empresas ampliarán su rentabilidad antes de invertir en extender capacidades. 

Mientras, la (des)inflación ha caído al 0,9% y todos los indicadores apuntan a un periodo prolongado de inflación baja. La inflación principal en la periferia será muy baja durante años y las presiones salariales a la baja en Francia contribuirán también a reducir los precios. Alemania no crecerá lo bastante rápido como para contrarrestar esas fuerzas, pese a unos aumentos decentes en la remuneración. (...)"               (El Economista, 16/01/2014)

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