"Si nadie lo evita, la Eurozona camina hacia la deflación y España será
arrastrada hacia el mismo fin. Las arenas movedizas de la trampa
deflacionaria comienzan a llegar a la cintura y, sin pies para correr,
las manos de la estructura institucional europea se mueven lentamente
intentando buscar socorro. (...)
La salida de esta crisis a este lado del Atlántico está siendo peor
que en otros episodios históricos similares y el riesgo de entrar en una
trampa deflacionaria es elevado. La amenaza de una tercera recesión
está ahí. Sus consecuencias podrían ser irreversibles.
Lo peor es que
cunde esa sensación de inercia y falta de reacción que sugiere que ya
puede ser tarde. El problema hoy es la (casi) deflación como síntoma. En
poco tiempo, será la deflación como causa que generará un hundimiento
más persistente.
Actualmente, la recurrencia de cifras de inflación menores de lo
esperado revela debilidades estructurales muy importantes en la Eurozona
que sólo pueden combatirse con reformas profundas y algo de
coordinación fiscal para identificar y corregir los excesos de los —por
otra parte necesarios— esfuerzos de contención presupuestaria allí donde
sea preciso. Sobre todo en los países que supuestamente deberían tirar
del carro y que, a fuerza de tirar de sí mismos, acabarán rompiendo los
ejes del vehículo europeo. (...)
La cuestión de la deflación encierra un peligro enorme, que se deriva de
la falta de sinceridad en el diagnóstico. Los países del euro siguen la
pelea sobre la necesidad de la austeridad o de expansión fiscal, como
si no hubiera alternativas intermedias.
Lo cierto es que ninguno de los
dos extremos ofrece una solución y que para un número importante de
países la verdad sigue escociendo entre la inacción política: hacen
falta reformas urgentes, claras y convincentes. El epicentro de este
problema está ahora en Francia y volverá pronto a Italia. (...)
Sin las reformas necesarias, cualquier impulso monetario es temporal.
Ya lo deberíamos haber aprendido antes de caer por tercera vez en esta
situación. A la tercera va la vencida (en este caso, el abismo). (...)" (
Santiago Carbó , El País, 2 SEP 2014)
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