4.9.14

Cunde esa sensación de inercia y falta de reacción que sugiere que ya puede ser tarde para que Europa, y España, eviten la deflación

"Si nadie lo evita, la Eurozona camina hacia la deflación y España será arrastrada hacia el mismo fin. Las arenas movedizas de la trampa deflacionaria comienzan a llegar a la cintura y, sin pies para correr, las manos de la estructura institucional europea se mueven lentamente intentando buscar socorro.  (...)

La salida de esta crisis a este lado del Atlántico está siendo peor que en otros episodios históricos similares y el riesgo de entrar en una trampa deflacionaria es elevado. La amenaza de una tercera recesión está ahí. Sus consecuencias podrían ser irreversibles. 

Lo peor es que cunde esa sensación de inercia y falta de reacción que sugiere que ya puede ser tarde. El problema hoy es la (casi) deflación como síntoma. En poco tiempo, será la deflación como causa que generará un hundimiento más persistente.

Actualmente, la recurrencia de cifras de inflación menores de lo esperado revela debilidades estructurales muy importantes en la Eurozona que sólo pueden combatirse con reformas profundas y algo de coordinación fiscal para identificar y corregir los excesos de los —por otra parte necesarios— esfuerzos de contención presupuestaria allí donde sea preciso. Sobre todo en los países que supuestamente deberían tirar del carro y que, a fuerza de tirar de sí mismos, acabarán rompiendo los ejes del vehículo europeo.  (...)

La cuestión de la deflación encierra un peligro enorme, que se deriva de la falta de sinceridad en el diagnóstico. Los países del euro siguen la pelea sobre la necesidad de la austeridad o de expansión fiscal, como si no hubiera alternativas intermedias. 

Lo cierto es que ninguno de los dos extremos ofrece una solución y que para un número importante de países la verdad sigue escociendo entre la inacción política: hacen falta reformas urgentes, claras y convincentes. El epicentro de este problema está ahora en Francia y volverá pronto a Italia.   (...)

Sin las reformas necesarias, cualquier impulso monetario es temporal. Ya lo deberíamos haber aprendido antes de caer por tercera vez en esta situación. A la tercera va la vencida (en este caso, el abismo).  (...)"               ( , El País, 2 SEP 2014)

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