27.11.15

En 2015 conviven en la Eurozona una política monetaria muy expansiva, unos tipos de interés muy reducidos y una ausencia de inflación. O sea, que el BCE sigue sin conseguir evitar el peligro de deflación

"En la Eurozona, la tasa de inflación sigue lejos del objetivo del 2% y la demanda interna muestra más signos de agotamiento que de recuperación. El programa de “alivio cuantitativo” presentado por Draghi en marzo de este año no ha producido resultados apreciables en el conjunto de dicha área económica. Ante dicha situación Draghi  ha anunciado la  prolongación del programa en cuestión  más tiempo del previsto. (...)

El objetivo perseguido era impedir que tuviese lugar una situación de deflación en la Eurozona. En términos cuantitativos se trataba que la inflación, medida por el índice armonizado de precios de consumo, se aproximase al objetivo de una variación  interanual  del 2%. El objetivo intermedio era conseguir una recuperación de la demanda efectiva que alejase  el fantasma de la deflación,  en la que el crecimiento de la economía puede llegar a detenerse. (...)

La tasa de inflación de la Eurozona en septiembre de 2015 volvió a ser negativa. El crecimiento del PIB  puede ser inferior al previsto. Ante la ausencia de una política fiscal expansiva, Draghi  hizo el anuncio de que podría extender hasta un año más la política de inyecciones de liquidez mediante compras de títulos en los mercados secundarios y que podría reducir más los tipos de interés practicados.

Con la política de “alivio cuantitativo”,  las compras de activos por los bancos centrales vienen a ser una forma de  hacer más   efectiva la política monetaria cuando los tipos de interés están próximos a cero, que es su más bajo nivel. Al reducir al disponibilidad de activos por las compras que realiza, dicha política hace que los inversores  se desplacen hacia otro tipo de activos. 

Esto  eleva sus precios y hace bajar  la rentabilidad (Martin Wolf, “Monetary Policy: An unconventional tool”, FT, 5.10.2014).Dicho desplazamiento hace que la economía presente a la vez  signos de debilidad mientras que  suben los precios de la bolsa y  de los activos inmobiliarios.

En 2015 conviven en la Eurozona una política monetaria muy expansiva, unos tipos de interés muy reducidos y una ausencia de inflación.  Para superar dicha situación es preciso lograr un fuerte estimulo de la demanda. No parece que la política de inyecciones de liquidez desarrollada desde marzo haya dado resultados significativos.

Dicha política equivale a un medicamento con efectos secundarios no insignificantes. Si para lograr que los precios se aproximen al objetivo de un aumento anual del  2% hay que inundar de liquidez los mercados y los bancos, estos  últimos apenas pagarán por los depósitos. 

La crisis de la vivienda, derivada de fuertes compras especulativas,  ha visto a cientos de miles de personas en Londres luchar contra los crecientes alquileres y los mayores precios de las viviendas (The Guardian 26.10.2015). En España ha bastado con una mayor presencia de inversores en el mercado, para que los precios de las viviendas vuelvan a subir, por más que haya una abundante oferta de  viviendas de segunda mano  a la venta.

Una política fiscal más expansiva, junto a una extensión de las compras de títulos a bonos de empresas  y también a deuda publica destinada a financiar obras públicas,  podrían producir efectos estimulantes de la demanda. Esto puede ser más efectivo que la prolongación temporal del uso de  un instrumento que ahora  contribuye más a fomentar la especulación que a reactivar  la demanda de la economía."            

(Julio rodríguez López, Attac España, 08/11/15. Una versión de este artículo se publicó en la revista ElSiglo el 2 de noviembre de 2011)

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