" Juan Miguel del Castillo se metió al público del Festival de Málaga Cine Español en el bolsillo con su ópera prima, Techo y comida,
una película que detalla la rutina de la pobreza, el día a día de una
mujer y su hijo de ocho años poco antes de ser desahuciados.
Sin trabajo, sin dinero, sin familia ni amigos, Rocío soporta como puede la angustia de la miseria, pero no es capaz de superar la vergüenza que esta situación le produce. Protagonizada por Natalia de Molina (Mejor Actriz en Málaga), la película es, de una forma mucho más precisa, una crónica de la vergüenza. (...)
Sin trabajo, sin dinero, sin familia ni amigos, Rocío soporta como puede la angustia de la miseria, pero no es capaz de superar la vergüenza que esta situación le produce. Protagonizada por Natalia de Molina (Mejor Actriz en Málaga), la película es, de una forma mucho más precisa, una crónica de la vergüenza. (...)
Hace una semanas, la escritora Almudena Grandes, a propósito de su nuevo libro Los besos en el pan,
decía que los españoles hemos perdido una batalla esencial, la de la
dignidad. “La pobreza antes no era una realidad humillante. Había que
luchar contra ella, sí, pero… éramos pobres dignos. Eso es lo que hemos
perdido”.
Y esa nueva forma de vivir nuestra pobreza es justamente la que retrata Juan Miguel del Castillo en Techo y comida, una película honesta, tal vez demasiado evidente —es una obra que no trasciende—, pero, a la vista del Premio del Público en Málaga, sin duda es eficaz y por ello valiosa.
Y esa nueva forma de vivir nuestra pobreza es justamente la que retrata Juan Miguel del Castillo en Techo y comida, una película honesta, tal vez demasiado evidente —es una obra que no trasciende—, pero, a la vista del Premio del Público en Málaga, sin duda es eficaz y por ello valiosa.
Su película muestra la vergüenza que siente esta mujer por no tener trabajo, ni dinero…
Es que es así. La gente vive la pobreza con
vergüenza, en silencio y con tristeza. Yo tenía una vecina, una mujer
que vivía con dos crías, en el piso de arriba y alguna vez me pedía
leche y otras cosas. No imaginé que estaba en una situación tan mal y
poco después me enteré por la televisión de que la habían desahuciado.
Cuando estás tan mal, no lo puedes contar, no eres capaz. (...)
Pero, ¿lo que cuenta en la película, no lo sabe ya todo el mundo?
Sí, la gente sabe que esto ocurre, pero al verlo…
Pocos se imaginan que para ducharte tengas que robar el champú y muchas
otras cosas. Todos, al final, nos quedamos con lo que vemos en
televisión, las manifestaciones, la policía, pero de puertas adentro
nadie sabe nada. Y eso que en la película se muestra lo mínimo, porque
los dramas que la gente vive de verdad son mayores.
Antes de rodar ¿conoció a mucha gente en esta situación?
Me puse en contacto con asociaciones y fui a los
comedores sociales. He visto muchas cosas. Y, de verdad, los dramas de
la realidad son mayores que los de la película. (...)
Ha dejado el final abierto, ¿qué cree usted que va a pasar con esta mujer?
Está claro que ella va a salir adelante, yo la veo
con carácter y con valentía para salir adelante. Ese final es una
manera de invitar al espectador a sentirse como ella. (...)" (Entrevista a Juan Miguel del Castillo, Público, 02/11/15)
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