"Acaba de publicarse un artículo (Poorer than their parents? Flat and
falling incomes in advanced economies) del McKinsey Global Institute que
es de una enorme importancia y que me temo que no va a tener gran
visibilidad mediática.
En este estudio se ha analizado la evolución de
las rentas familiares desde 1993 a 2014 en los veinticinco países
capitalistas con mayor desarrollo económico (incluyendo España). Es una
información valiosísima que muestra una situación más que preocupante.
Mientras que el porcentaje de hogares que no vieron aumentar sus
ingresos durante el periodo 1993-2005 fue solo de un 2%, este porcentaje
subió nada menos que a un 65-70% de todos los hogares durante el
siguiente periodo 2005-2014.
Dicho de otra manera, el número de personas
en el mundo capitalista desarrollado que no habían visto ascender sus
rentas (bien permaneciendo como estaban o bien viéndolas descender) pasó
de ser 10 millones en el periodo 1993-2005, a ser 580 millones en el
periodo 2005-2014, un incremento espectacular. Entre los países en los
que el porcentaje de hogares que no vieron un aumento de sus ingresos
fue mayor durante el periodo 2005-2015, España e Italia estaban entre
los más elevados (98% y 97%), seguidos de EEUU (81%) y Reino Unido
(70%).
Este porcentaje fue incluso mayor entre las familias más jóvenes.
El informe señala que las personas jóvenes están hoy en riesgo de que
sus ingresos sean menores que los que tuvieron sus padres, teniendo una
probabilidad alta de estar en riesgo de pobreza, mayor que el que
tuvieron sus padres.
Las causas políticas de este hecho tan preocupante
La causa más importante de este descenso
de los ingresos familiares es el descenso de los salarios y de la
población ocupada. El porcentaje de la población que tiene puestos de
trabajo ha bajado, y la calidad de esos puestos y el nivel de sus
salarios también. Y lo que es más importante señalar es que tanto el
descenso salarial como la bajada de la ocupación se deben
primordialmente a la imposición de políticas públicas que los Estados
han estado imponiendo.
No ha sido tanto la revolución tecnológica o la
globalización económica, sino el contexto político, y sobre todo las
coordenadas de poder en cada país, dentro de las cuales la relación
entre el mundo del capital y el mundo del trabajo juegan un papel
determinante.
En realidad, estas mismas coordenadas de poder son las que
determinan el tipo de revolución tecnológica que se aplica o la forma
de la globalización que toma lugar. El informe muestra que en los países
donde el mundo del trabajo (a través de partidos enraizados en la clase
trabajadora y otros componentes de las clases populares) continúa
teniendo mayor poder y continúa manteniendo las políticas públicas
progresistas, este descenso de los salarios y de la ocupación ha sido
menor que en los países bajo la gobernanza de partidos conservadores y
liberales (próximos al mundo de la gran patronal), como lo han sido
España e Italia.
En los países nórdicos como Suecia (donde el mundo del
trabajo ha sido históricamente fuerte, con una elevada sindicalización)
las políticas públicas han sido más sensibles de cara a proteger tanto
los salarios como la ocupación y el tiempo del trabajo, generando como
consecuencia una mejor distribución de las rentas generadas en el
mercado de trabajo, asegurándose que estas rentas no experimentan ningún
descenso, precisamente lo opuesto a lo ocurrido en el sur de Europa,
como en España y en Italia.
En estos dos países el desempleo es muy
elevado, y el nivel de temporalidad es también elevadísimo, llegando a
un nivel escandaloso entre la población laboral de 15 a 24 años,
alcanzando el 70%. El promedio de la UE es del 43%. (...)"
(Artículo publicado por Vicenç Navarro en la columna “Dominio Público” en el diario PÚBLICO, 11 de mayo de 2017, en www.vnavarro.org, 11/05/17)
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