"Hay dos aspectos que predominan en los comentarios sobre el décimo
aniversario de la crisis financiera global desatada por la bancarrota
del banco de inversiones Lehman Brothers el 15 de septiembre de 2008.
La primera es la falta de una explicación científica del derrumbe. La segunda es el temor de que, al no haber superado sus causas, se esté avecinando otra crisis. (...)
La primera es la falta de una explicación científica del derrumbe. La segunda es el temor de que, al no haber superado sus causas, se esté avecinando otra crisis. (...)
En un reporte preparado por Brookings para conmemorar el aniversario,
Bernanke insiste en que el colapso del mercado de bienes raíces en EEUU
fue un factor secundario en el colapso. El segundo y más importante
factor por medio del cual “la crisis llevó a una recesión fue un pánico
financiero severo, una corrida en todo el sistema a los proveedores de
crédito, incluidos los bancos, pero también, cabe notar, a prestamistas
no bancarios como los fondos de inversión y las firmas financieras”. (...)
En otras palabras, la principal causa de la crisis, la cual tomó la forma de pánico y una pérdida de confianza, fue el pánico y la pérdida de confianza. (...)
De hecho, el emperador no tiene ropa y su desnudez se manifiesta en una impactante afirmación del reporte de Bernanke.
“Antes de la crisis”, escribe, “los modelos macroeconómicos empleados por los bancos centrales y los pronosticadores, incluyendo el modelo ‘caballo de trabajo’ de la Fed, proveyeron poca dirección sobre cómo pensar sobre la turbulencia en el mercado de créditos”.
Esta es una admisión asombrosa, dado el papel crucial que desempeñan los créditos y las finanzas en las operaciones de la economía capitalista. Es como si los diseñadores de un sistema de mitigación de inundaciones descubrieran, después de un desastre, que olvidaron tomar en consideración el agua. (...)
Andrew Ross Sorkin, quien cubrió la crisis financiera cuando trabajaba en el New York Times, escribió recientemente un comentario en dicho periódico relatando que la pregunta que más le hacen es si habrá otra crisis.
“La respuesta, por supuesto, es sí”, indica. “Pero no es una crisis en Wall Street lo que me preocupa”, añade, “es algo mucho más grande”.
Sorkin señala que, cuando escribió su libro Too Big To Fail (Demasiado grandes para fracasar), dicha frase se refería principalmente a instituciones financieras. “Hoy en día, se utiliza para referirse a ciudades, municipalidades, estados y países. Si uno ve el aumento en la deuda, ahí es donde hay que seguirse fijando”.
El comentarista sobre economía para el Financial Times, Martin Wolf, lamenta que haya cambiado tan poco desde el derrumbe financiero. La crisis financiera, escribe, “fue un fracaso devastador del libre mercado que siguió un periodo de aumentos en la desigualdad en muchos países”. Actualmente, se habla mucho y preocupadamente sobre la desigualdad, pero se hace poco.
“En gran medida, los formuladores de políticas no se han dado cuenta de la peligrosa dependencia en deudas cada vez mayores… Pocos ponen en cuestión el valor de las vastas actividades financieras o reconocen los riesgos de otras crisis financieras grandes”.
Reconociendo que no hay una perspectiva que apunte hacia una reforma significativa, escribe: “El apego persistente a tanto saber convencional previo a la crisis es sorprendente…. Es aún más impactante que haya tan poca confianza en la capacidad (o posibilidad) de manejar efectivamente otra gran recesión, ni hablar de otra gran crisis”. (...)
“La respuesta, por supuesto, es sí”, indica. “Pero no es una crisis en Wall Street lo que me preocupa”, añade, “es algo mucho más grande”.
Sorkin señala que, cuando escribió su libro Too Big To Fail (Demasiado grandes para fracasar), dicha frase se refería principalmente a instituciones financieras. “Hoy en día, se utiliza para referirse a ciudades, municipalidades, estados y países. Si uno ve el aumento en la deuda, ahí es donde hay que seguirse fijando”.
El comentarista sobre economía para el Financial Times, Martin Wolf, lamenta que haya cambiado tan poco desde el derrumbe financiero. La crisis financiera, escribe, “fue un fracaso devastador del libre mercado que siguió un periodo de aumentos en la desigualdad en muchos países”. Actualmente, se habla mucho y preocupadamente sobre la desigualdad, pero se hace poco.
“En gran medida, los formuladores de políticas no se han dado cuenta de la peligrosa dependencia en deudas cada vez mayores… Pocos ponen en cuestión el valor de las vastas actividades financieras o reconocen los riesgos de otras crisis financieras grandes”.
Reconociendo que no hay una perspectiva que apunte hacia una reforma significativa, escribe: “El apego persistente a tanto saber convencional previo a la crisis es sorprendente…. Es aún más impactante que haya tan poca confianza en la capacidad (o posibilidad) de manejar efectivamente otra gran recesión, ni hablar de otra gran crisis”. (...)
En comentarios que rememoran las descripciones del Antiguo Régimen en
Francia y su incapacidad orgánica para emprender reformas en vísperas de
la revolución de 1789, Wolf no expresa mucha confianza en que vayan a
haber cambios siquiera limitados porque “la economía de extracción de
rentas en la actualidad, que se disfraza como un libre mercado, es,
después de todo, sumamente provechosa para los influenciadores
políticos”. (...)
En una declaración de la junta editorial publicada el 13 de septiembre, el Financial Times
presentó una serie de advertencias. Mientras que indicó que el sistema
financiero se había vuelto más “resistente a tormentas” después de la
crisis, la próxima podría surgir de otra parte, siendo una de las más
posibles causas los mayores controles sobre los bancos.
“Los controles bancarios más estrictos han trasladado el riesgo”, indica el Financial Times,
“notablemente al sector bancario o a instituciones financieras no
bancarias que realizan los mismos negocios que los bancos, desde
préstamos a creación de mercados. Los administradores de activos, fondos
de inversión y compañías de seguros también cargan ahora con los tipos
de riesgos característicos de los bancos”.
No cabe duda de que es un indicador de la profunda crisis en el sistema financiero que las medidas que supuestamente buscan estabilizarlo pueden en realidad aumentar la posibilidad de otro colapso.(...)
No cabe duda de que es un indicador de la profunda crisis en el sistema financiero que las medidas que supuestamente buscan estabilizarlo pueden en realidad aumentar la posibilidad de otro colapso.(...)
La declaración señala que uno de los posibles detonantes podría ser la
menor disposición de los bancos, debido a los cambios regulatorios, a
mantener mayores volúmenes de títulos o valores que pueden amortiguar el
impacto de una caída del mercado. Otra posible bomba de tiempo es el
crecimiento dramático de fondos pasivos, los cuales operan “por medio
del monitoreo de índices independientemente de su rendimiento”. El
periódico advierte que “podrían aumentar el efecto de caídas del
mercado”.
Según el Financial Times, algunas medidas muestran que la próxima crisis “ha estado pendiente por mucho tiempo”. El nivel de deuda fue una de las causas principales del derrumbe de 2008, pero ha seguido aumentando. La deuda global ha alcanzado aproximadamente los $250 billones, un 75 por ciento más que cuando Lehman cayó en bancarrota. Y las mismas medidas llevadas a cabo para responder a la última crisis han ayudado a preparar las condiciones para la próxima.
“Las políticas monetarias extremadamente laxas y la expansión cuantitativa sin duda estaban justificadas para ayudar a reparar las cuentas de balance de los bancos y estimular la actividad económica”, escribe el periódico. “Pero, expandieron el problema de la deuda.
Según el Financial Times, algunas medidas muestran que la próxima crisis “ha estado pendiente por mucho tiempo”. El nivel de deuda fue una de las causas principales del derrumbe de 2008, pero ha seguido aumentando. La deuda global ha alcanzado aproximadamente los $250 billones, un 75 por ciento más que cuando Lehman cayó en bancarrota. Y las mismas medidas llevadas a cabo para responder a la última crisis han ayudado a preparar las condiciones para la próxima.
“Las políticas monetarias extremadamente laxas y la expansión cuantitativa sin duda estaban justificadas para ayudar a reparar las cuentas de balance de los bancos y estimular la actividad económica”, escribe el periódico. “Pero, expandieron el problema de la deuda.
El uso
de tasas de interés bajas para incentivar a los inversionistas a
comprar activos de mayor riesgo y rentabilidad ha inflado nuevas
burbujas. Los mercados de valores han alcanzado niveles casi récord. Los
precios de propiedades en ciudades clave a nivel global sobrepasan los
ingresos de los habitantes de forma sin precedentes”.
Reflejando los temores crecientes de los oligarcas empresariales y financieros del mundo de que haya una explosión social desde abajo, el diario apunta al aumento en el descontento “que ahora se siente como una insurgencia de ‘ellos contra nosotros’ contra las élites políticas y empresariales”.
Reflejando los temores crecientes de los oligarcas empresariales y financieros del mundo de que haya una explosión social desde abajo, el diario apunta al aumento en el descontento “que ahora se siente como una insurgencia de ‘ellos contra nosotros’ contra las élites políticas y empresariales”.
Advierte que “el sistema de la democracia liberal y la
economía de mercado es visto por una minoría grande en las economías
avanzadas como uno que solo beneficia a personas bien conectadas desde
adentro”. (...)
El editorial concluye que, al menos que los “políticos corrientes”
puedan demostrar que sus políticas funcionan, se verán “eclipsados por
los populistas contemporáneos —o peor, aquellos que esperan en los
extremos—”. Luego, declara que esta es “la batalla política central de
nuestros tiempos”, con el peligro de que “la próxima calamidad
financiera golpee antes de que esa batalla incluso comience a ganarse”.
Al igual que muchos otros comentarios en la prensa, el editorial del Financial Times se enfoca en los populistas de derecha. Pero, el temor más grande, reflejado en la referencia a “aquellos que esperan en los extremos”, es el desarrollo de la lucha de clases que se ha visto reflejado en la serie de luchas de los trabajadores en EEUU y otras partes. (...)" (Nick Beams, wsws , Jaque al Neoliberalismo, 19/08/18)
Al igual que muchos otros comentarios en la prensa, el editorial del Financial Times se enfoca en los populistas de derecha. Pero, el temor más grande, reflejado en la referencia a “aquellos que esperan en los extremos”, es el desarrollo de la lucha de clases que se ha visto reflejado en la serie de luchas de los trabajadores en EEUU y otras partes. (...)" (Nick Beams, wsws , Jaque al Neoliberalismo, 19/08/18)
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