4.12.18

Mensaje a Madrid: revuelta del electorado... Lo peor de Andalucía no es el espectacular resultado de Vox, que supone una desgracia para todos los demás, sino haber acabado con la excepcionalidad española

"En Madrid esperaban que estas elecciones andaluzas enviaran un mensaje para clarificar los escenarios de competición política de cara al ciclo electoral de 2019. 

Y el mensaje ha sido contundente: una revuelta del electorado. (...)

Pero ese torbellino no se puede explicar sin la fuerte desafección electoral de centenares de miles de electores de izquierda. Y eso no estaba en el pronóstico. (...)

¿Cuáles son las dimensiones de esta revuelta electoral? La izquierda pierde casi 700.000 votantes mientras que la suma de PP y Ciudadanos apenas gana 24.000,como se puede observar en la tabla. Obviamente, la gran novedad son los más de 400.000 votos que recibe Vox, y que dan acceso parlamentario a las derecha radical por primera vez en España desde 1982. No obstante, habrá que esperar a disponer de datos de encuesta para conocer mejor los trasvases de voto, y a fin de dilucidar uno de los interrogantes importantes que quedan sobre el tablero: ¿cuántos votos de izquierda, y en particular del PSOE, han ido a parar a Vox?  (...)

Podemos ha perdido la iniciativa como partido renovador de la política española, y eso tendrá consecuencias en los próximos meses. Ahora puede ser mucho más vulnerable ante el riesgo de voto estratégico (útil) de la izquierda frente al torbellino de la derecha que se avecina. (...)

En realidad, las opciones de Gobierno del PP pasan principalmente por un dilema moral y estratégico para Ciudadanos: ¿el aliado español de Macron va autorizar los votos del aliado español de Marine le Pen? ¿Con qué discurso afrontaría Rivera su última posibilidad para acceder a La Moncloa si se presenta en 2019 como el hacedor del Gobierno del PP de la mano de Vox? 

Puede que ni sus socios liberales ni sus votantes de centro, donde es aún el primer partido en España, en disputa ahora con el PSOE, aprueben ese giro.

Si se diera esta combinación de impotencia en la izquierda y de dilemas irresolubles en la derecha, desembocaríamos en un escenario similar a 2015: forcejeo sobre quién se presentará a candidato y eventual repetición de elecciones.  (...)"               (Juan Rodríguez, Agenda Pública, 03/12/18)


"(...) Lo peor de Andalucía no es el espectacular resultado de Vox, que supone una desgracia para todos los demás, sino haber acabado con la excepcionalidad española. 

Si en España la derecha extrema no había conseguido entrar en las instituciones se debía a que, tanto la derecha como la izquierda, habían tenido el buen juicio de no comprar su agenda y no darle bola en el juego. 

No se consideraba a sus portavoces, ni se les otorgaba rango de actores relevantes; mucho menos se les hacía el favor de discutir o debatir unas propuestas políticas tóxicas que contaminan todo cuanto tocan porque no se puede ganar en xenofobia a un xenófobo. Eso se ha acabado. 

La derecha ha sucumbido a un ataque de pánico y la izquierda se ha dejado llevar por la ensoñación de que Vox venía para dividir solo el voto conservador. Casi todos decidieron regalarle hasta sus minutos de televisión y en política, como en la vida, se recoge lo que se siembra.

Muchos electores a derecha e izquierda que, en su vida, se habían planteado siquiera votar al jinete Santiago Abascal seguramente habrán decidido hacerlo después de escuchar al propio Casado explicarles que Vox y el Partido Popular defienden lo mismo y pedirles que volvieran a casa, como si ya se hubieran ido. Y si aún les quedaba alguna duda, ahí estaba Ciudadanos para decirles que si votaban a la derecha extrema también serían bien recibidos mientras Susana Díaz les recordaba dónde estaba el verdadero voto de castigo. (...)"          (Antón Losada, El Periódico, 02/12/18)


"(...) No somos invulnerables: ya estamos contagiados. Con un agravante: el virus se ha propagado con una rapidez inusual.

Se acabó mirar por encima del hombro a Francia, Polonia, Hungría, EEUU, Alemania o Reino Unido. España ya forma parte de los países europeos en los que la derecha más extrema, con su discurso xenófobo, clasista y populista tiene capacidad para decidir sobre un Gobierno

Ha empezado por Andalucía, pero que nadie dude que la ponzoñosa mancha de aceite se extenderá en las elecciones municipales y autonómicas del próximo mayo. Y llegará al Congreso de los Diputados. (...)

El resultado es una hecatombe y Susana Díaz, por ello, debería haber presentado su dimisión. Máxime cuando, por situaciones similares, fue lo que exigió a Pedro Sánchez.  (...)

 Perder más de 300.000 votos confirma que no existe el tan cacareado efecto Casado, por mucho que el secretario general del PP se haya implicado personalmente en la campaña hasta el punto de que el candidato parecía él. (...)

La sonrisa de Ciudadanos es sincera. De aquellas que en realidad no esconden una desgracia a base de impostadas muecas felices. Pese a quedar lejos de lograr su ansiado sorpasso al PP, queda como la fuerza que gozará de mayor fuerza electoral para imponer su ideario en el nuevo Ejecutivo. La formación de Rivera viene de su gran (aunque inútil) victoria en Cataluña y recupera el oxígeno perdido tras la moción de censura que hizo presidente a Pedro Sánchez y que dejó al propio Rivera completamente noqueado. 

(...) aunque el caramelo envenenado que va a saborear en los próximos meses se le puede atragantar: pactar con Vox le marcará en las próximas elecciones generales. Si alguien aún dudaba de la querencia de Ciudadanos por la derecha, Andalucía va a despejar cualquier duda. (...)

La izquierda ha quedado tocada y hundida en Andalucía. Y ni siquiera la buena campaña de Teresa Rodríguez ha impedido la debacle. Lo peor para Adelante Andalucía es que la pérdida de casi 400.000 votos y tres escaños les deja en una situación de intrascendencia.

Todo lo contrario que Vox. Pese a ser el partido que menos escaños consigue es, sin duda, el gran vencedor de la noche. Su victoria intensifica las alarmas que ya empezaron a sonar en el acto de Vistalegre

En realidad, la extrema derecha llevaba 36 años votando en Andalucía, pero lo hacía escogiendo la papeleta del PP. Lo que cambia ahora es que la extrema derecha se ha independizado y su discurso xenófobo, populista y reaccionario camina solo, orgulloso y con la cabeza alta. Como los Trump, Bolsonaro o Le Pen.

Estamos contaminados. En manos de la izquierda y de la derecha más moderada queda la responsabilidad de que esto sea tan sólo un mal sueño."                    (Guillermo Rodríguez, director del HuffPost, 03/12/18)

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