"(...) En mi opinión, hay dos factores clave que impulsan una economía
capitalista: 1) la inversión en el sector capitalista y 2) la
rentabilidad de esa inversión. Esta última determina la primera, con un
cierto retraso (de acuerdo con los estudios empíricos, por lo general un retraso de aproximadamente un año).
Parece
que la inversión mundial está estancada. Los economistas del banco de
inversión JP Morgan apuntan una desaceleración significativa en la
inversión global en el primer trimestre de 2019. “En suma, nos preocupa
desde hace tiempo que la desaceleración sostenida de la confianza
empresarial mundial se traduzca en una desaceleración significativa en
la inversión de capital.
Lo que parece estar sucediendo ahora, sobre
todo a raíz del endurecimiento de las condiciones financieras en el T4
de 2018. De hecho, los datos que tenemos a mano no pueden revelar el
grado real de este retroceso“.
Los economistas de JPM se refieren a
la “confianza empresarial” y el “endurecimiento de las condiciones
financieras”, es decir, que las empresas están preocupadas por la
rentabilidad y las ventas junto a los crecientes costes de los intereses
de la deuda. ¿Estallará la guerra comercial en ciernes entre los EE.UU.
y China? ¿Continuarán la Fed y otros bancos centrales elevando sus
tasas de interés políticas y por lo tanto 'ajustando' las condiciones de
financiación?
Pero en lugar de especular sobre la psicología de
los capitalistas, es más gratificante analizar las condiciones
objetivas, ya que estas últimas determinan el estado de animo de los
capitalistas. A nivel mundial, la inversión empresarial ha entrado en
declive (como porcentaje del PIB) desde el final de la Gran Recesión.
Este descenso relativo ha sido encabezado por los EE.UU. y Europa.
Se argumenta a menudo que la inversión en el PIB es ahora menor
porque las empresas modernas no tienen que invertir tanto en activos
tangibles, como equipos, oficinas y fábricas, porque la inversión es ahora cada vez más en activos intangibles,
como patentes, “derechos de propiedad intelectual”, software (e incluso
'buena voluntad'). Pero la evidencia de esta conclusión sigue siendo
muy dudosa. Ver la nota de Olivier Blanchard aquí .
Luego está el argumento
de que compañías como Apple, Google, Microsoft, Amazon, etc simplemente
han acumulado sus beneficios en dinero en efectivo o comprado sus
propias acciones para mejorar el valor financiero de sus empresas e
impulsar las altas bonificaciones de sus ejecutivos.
Pero esta última
explicación, en mi opinión, simplemente confirma que la verdadera razón
para la baja inversión de las empresas en relación al PIB es que la
rentabilidad del capital productivo sigue estando globalmente cerca de
los mínimos de la posguerra y para la mayoría de las economías todavía
por debajo del nivel alcanzado en 2006 o finales de 1990 (...)
Durante todo el período, la rentabilidad de la zona euro y de Estados
Unidos siguen siendo inferiores al nivel de 2007, mientras que la
rentabilidad del Reino Unido es prácticamente plana. Sólo Japón muestra
un aumento. En el período de 'recuperación' de 2010-18, la rentabilidad
en los EE.UU. y la zona euro no logró recuperarse. Pero en el reciente
mini-boom, había una pequeña subida positiva.
En realidad, las grandes compañías tecnológicas estadounidenses (FAANGS)
son la excepción que confirma la regla.
Hay sectores enteros de
empresas capitalistas más pequeñas que luchan para generar suficientes
ingresos y beneficios para pagar sus deudas a pesar de que las tasas de
interés se han mantenido por debajo de las anteriores a la crisis
financiera global. He analizado la situación de estas empresas zombi en artículos anteriores,
pero el tema adquiere una importancia cada vez mayor si las
“condiciones financieras'', como las llama JPM, siguen su ajuste a nivel
mundial.
De hecho, de acuerdo con otro banco de inversión, Goldman
Sachs, el crecimiento de las ventas corporativas se encuentra ahora en
su nivel más bajo (de forma continua en 10 años) ¡desde 1945!
Si el crecimiento de las ventas es débil y los costes de los interés
suben, se comprimen las ganancias. Los economistas de Goldman señalan
que desde 2010, el crecimiento del beneficio fuera de los EE.UU. se ha
estancado. El único lugar en el que las ganancias corporativas ha
aumentado es en los EE.UU.. Y, según Goldman, afecta también a las
empresas de super-tecnología.
Las ganancias globales, si se exceptúan
las tecnológicas, son sólo moderadamente más altas que antes de la
crisis financiera, mientras que los beneficios de las empresas de
tecnología han aumentado bruscamente (lo que refleja principalmente el
impacto de las grandes empresas tecnológicas de Estados Unidos),
impulsado por una combinación de fuerte crecimiento de las ventas y un
aumento de sus márgenes.
El crecimiento global está destinado a reducirse drásticamente en 2019.
Porque el crecimiento de la inversión empresarial, ya débil en la Larga
Depresión, va a caer aun más. A su vez, la desaceleración de la
inversión es impulsada por la baja rentabilidad en la mayoría de las
economías y los sectores.
Sólo las grandes empresas de tecnología en los
EE.UU. han seguido esta tendencia, ayudadas por un reciente bonanza de los beneficios inducidos por las "reformas" fiscales de Trump.
Pero a medida que su efecto desaparece tras este año, las ganancias de
las empresas de tecnología también pueden caer, incluso si los EE.UU. y
China alcanzan a un acuerdo comercial." (Michael Roberts
, Sin Permiso, 23/02/2019)
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