"Oscar Camps
estuvo en Buenos Aires. Vino como invitado a dar una charla y contar cómo es su vida desde que se le ocurrió juntar a un grupo de rescatistas, conseguir un barco, y lanzarse al mar Mediterráneo para rescatar a los migrantes
que huyen de países en conflicto.
En septiembre de 2015, la foto de un
niño de 3 años ahogado en la costa del Mediterráneo conmovió al mundo y
se convirtió en el símbolo de una crisis humanitaria que no salía en las
tapas de los diarios: miles de personas morían intentando llegar a
Europa hacinados en embarcaciones precarias.
Un mes después de
aquella imagen, Camps fundó Open Arms, una organización formada por
“cuatro freaks y un barco prestado” –como se autodefine- con el objetivo
de salir a aguas internacionales para “salvar la vida en el mar”, rescatar a los migrantes antes de que las embarcaciones colapsen. En estos cuatro años lograron sacar del mar a 60.000 personas. Otras 18.000 murieron. “Estamos delante de un pequeño holocausto consentido por la propia Unión Europea”, define.
Hace tiempo que Camps dejó de ser sólo un rescatista. Entre viaje y viaje, el guardavida español se encargó de criticar la inacción y complicidad de los gobiernos europeos, que a su entender permiten y financian este drama humanitario. Cuenta que por eso -a diferencia de Greenpeace, Médicos sin Frontera y la Cruz Roja- no tienen ayuda de ningún organismo oficial. Lo que hacen molesta.
“Nos
han secuestrado, nos han disparado, nos han amenazado de muerte.
Sufrimos persecuciones en mar y en tierra por parte de las milicias
contratadas por la Unión Europea y por los grupos de extrema derecha”,
cuenta Camps sobre lo que le toca vivir en cada misión. También está lo
que no cuenta: “Nadie está preparado para vivir semejante drama”, dice cada vez que le preguntan cómo es el primer contacto con los barcos que apenas se mantienen a flote.
-¿En qué situación está el hoy le Mar Mediterráneo?
-Lleva
cinco años siendo el corredor migratorio más mortífero del mundo. Más
de 18.000 personas han muerto en estos últimos años y hay muchísimos
desaparecidos de los que no se tiene constancia. No hay organización que
pueda medir la magnitud de la cantidad de gente que entra al mar y no
sale. Estamos delante de un pequeño holocausto, el del siglo XXI, y es
consentido por la propia Unión Europea a través de la inacción
deliberada y la decisión de financiar grupos paramilitares, militarizar
las fronteras y dificultar los movimientos migratorios hacia el norte de
África.
-¿Qué cambió en los últimos años?
-Antes de
que el Mediterráneo se transformara en esta vía migratoria, más de un
millón de personas entraron a Europa por Turquía, vía Grecia, y de ahí
todos iban para Alemania. ¿Por qué? Porque Alemania necesitaba ese flujo
de personas. El índice de migración sigue siendo el mismo: un 3,4 por
ciento de la población migra, número que se mantiene estable. Lo que no
se entiende es por qué cortaron el flujo migratorio y lo empujaron al
mar. Se lo entregaron a grupos criminales y despiadados que cobran
fortunas para embarcar gente en estos viajes de la muerte.
-¿Cuánto pagan los migrantes por el viaje?
-Les
cobran entre 400 y 1.000 dólares el viaje, cuando un pasaje en avión
sale 300. Pero no tienen opción porque no tienen visado para entrar a
Europa. No les queda otra que entregarse a estos grupos delictivos, que
los van a meter en una patera para tirarlos al mar. El ferry para cruzar
a Grecia sale 10 euros. No se entiende por qué tiene que morir tanta
gente mientras Europa no hace absolutamente nada. Los grupos de extrema
derecha levantan su voz xenófoba y racista y le quieren hacer creer a la
gente que estamos ante una invasión.
-¿Cómo es el día a día en el barco? ¿Cuántas personas rescataron?
-Estamos
llegando a las 60.000 mil personas rescatadas. En este momento el barco
está con 73 personas a bordo. Cada misión dura 15 días, que es el
tiempo máximo que nos permiten los psicólogos porque la situación es muy
dura. Durante esos 15 días intentamos navegar el máximo de tiempo
posible en aguas internacionales a la espera de que alguien nos avise
que hay una embarcación a la deriva. En general, tardamos entre 8 y 10
horas hasta que llegamos a la embarcación. Estamos en el medio de la
nada. (...)
-¿Lograron superar la política de puertos cerrados?
-En
agosto, estuvimos bloqueados 20 días con 160 personas en el barco.
Hacían 35 grados de calor y no nos dejaban desembarcar por la política
de puertos cerrados. Nos criminalizaron a las organizaciones, nos
sancionaron. Fue inhumano pero logramos mediatizar el conflicto. Lo
subimos a Richard Gere al barco y eso internacionalizó la crisis.
Avergonzó a España e Italia por lo que estaban permitiendo. Fue un antes
y un después. La mediatización hizo que dicha política tuviera un
efecto rebote que terminó con la salida de Matteo Salvini (ministro de
Interior de Italia). Ahora el proceso para que nos asignen puerto no es
tan rápido como exige la ley pero por lo menos nos permiten desembarcar.
Nos lleva diez días conseguir que nos habiliten un puerto. (...)
-¿Cuál es el límite para que los gobiernos actúen?
-Hasta
que la ciudadanía quiera. Nadie puede ir en contra de salvar la vida.
Los convenios internacionales dicen que no hay que dejar morir a nadie
en el mar y los gobiernos lo hacen. Financian a un grupo armado libio,
que intercepta a las embarcaciones en aguas internacionales y las
devuelve a un país en guerra violando todos los estándares
internacionales. La Unión Europea los deja morir porque cree que eso los
va a disuadir de cruzar el mar, pero cuando la situación en origen es
tan compleja nada te disuade de escapar. Si una organización formada por
cuatro freaks y un barco prestado, y que sobrevive sólo a partir de
donaciones privadas, pudo rescatar a 60 mil personas, ¿qué podrían hacer
28 gobiernos juntos? Dejar morir a la gente es una decisión política.
Hay una acción deliberada de los gobiernos, de Nacionales Unidas y de la
Acnur.
-¿Qué puede llegar a pasar?
-La Unión Europea va a acabar poniendo una misión militar, civil o
a la misma guardia costera para terminar con esto. Cuando lo hagan
habremos conseguido que protejan la vida y habrá acabado nuestra tarea
en el mar. A nosotros solo nos queda seguir difundiendo lo que pasa y
seguir sensibilizando a los jóvenes."
(Entrevista a Oscar Camps, fundador de Open Arms, Alejandro Hayón, Página12, 25/11/19)
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