"¿Quiere una entrevista? Adelante. Es ahora o nunca”. El profesor de Estética y filósofo italiano Massimo Cacciari (Venecia, 1944) descuelga glacial el teléfono y responde directo al grano. (...)
PREGUNTA. Desde marzo, hablamos del virus, pensamos en el
virus y del virus ahora depende prácticamente todo aspecto de nuestras
vidas. ¿Qué influencia está teniendo esto en nuestras sociedades?
RESPUESTA. Influye dramáticamente, porque de esta pandemia saldremos, pero habrá que ver cómo. Yo creo que pronto la situación social y económica será dramática. Habrá más pobres, más parados, un pronunciado declive de las rentas de las clases medias, y el Estado se encontrará endeudado hasta el tuétano.
P. ¿Esta es su previsión para Italia o para todo el mundo?
P. ¿Se ampliará la brecha entre ricos y pobres?
R. Sin duda. Si no se interviene con políticas fiscales que vuelvan a equilibrar las desigualdades,
de esto hay pocas dudas. La crisis se ensañará con los más débiles, con
los que ya antes necesitaban ser ayudados… Solo que ya difícilmente
habrá margen para ayudar a estas personas. También sufrirán mucho los
trabajadores de los sectores mayormente afectados por esta pandemia,
empezando por los trabajadores del sector turístico,
los autónomos, los artesanos, los pequeños comercios. Mientras que
Amazon, Google y todos esos seguirán ganando miles de millones de euros.
P. ¿Cree que es posible que surjan nuevas élites?
R. Creo que se reforzarán las ya poderosas élites del 'e-commerce'
y del mundo del 'big data'. Y, dado que no pagan impuestos, será
difícil [obtener] una redistribución de los ingresos a favor de las
categorías más golpeadas por la crisis. (...)
P. En estas semanas, ha criticado mucho a la Unión Europea. ¿Qué le preocupa?
R. Esto no es así. Creo que la Unión Europea ha hecho mucho más de lo que hizo durante otras crisis.
El BCE también ha dado muchísimo dinero. Claro está, se podría haber
hecho mejor. Por ejemplo, se podrían haber aprobado los eurobonos para
hacer frente a una fuerte reconstrucción económica. Pero, si lo
comparamos con lo que pasó en 2007-2008, ha habido un paso hacia
adelante. (...)
R. Mire, no creo que estemos enfrentándonos aún al verdadero problema. Las tensiones sociales explotarán en septiembre u octubre, cuando sabremos con certeza cuántos parados ha producido esta crisis, cuántos trabajos precarios se han perdido, cuánto han caído los ingresos de las familias y qué ha pasado con los precios. Lo de ahora es solo un preámbulo.
P. Entiendo que dice usted que lo peor está todavía por venir.
R. Si ocurre lo que tememos, es decir, un aumento drástico y rápido de las desigualdades, con el desplome del poder adquisitivo del 90% de la población, mucho más que protestas puede haber.
P.
Hablemos de los derechos que los gobiernos han recortado a los
ciudadanos por la emergencia. ¿Cree que todos estos derechos se
recuperarán? ¿O existe algún riesgo?
R. Existirá si algún
país, escudándose en esta emergencia, propone políticas de control
masivo de la ciudadanía, para impedir movernos libremente, o para
vigilarnos a todos. Sin embargo, de momento, no veo el riesgo de un giro autoritario
en nuestros países. Eso sí, hay que seguir muy atentos. En este
momento, estas tentaciones pueden aflorar. En los países con las
democracias más débiles ya está ocurriendo; por ejemplo, en América Latina, existe el caso de Brasil. (...)
P. Hablemos también de geopolítica. ¿Cambiará algo en el tablero internacional?
R. Esto es evidente. Si el PIB de Europa cae un 8%, el de Estados Unidos cae un 3% y China sigue creciendo, he aquí la respuesta. Es evidente que habrá una dislocación de los recursos a nivel global. Pero
es un proceso que se ha iniciado desde hace tiempo, no es algo de
ahora. Que en 2050 el PIB chino superará con creces al estadounidense ya
lo sabemos desde hace 10 años. La única novedad es que ahora este
proceso podría acelerarse. (...)"
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