"Ya está aquí el Ingreso Mínimo Vital, (...) Las autoridades europeas llevaban desde 2014 exigiendo a España que
implantara esta medida, pues éramos el único país de la Eurozona que no
tenía una prestación de carácter estatal. (...)
Hay que celebrar la implantación de esta medida porque España tiene a
una de cada cinco personas en riesgo de pobreza, y casi una de cada
diez en riesgo de pobreza extrema, y está demostrado que este tipo de
prestaciones reduce muchísimo estos indicadores de pobreza.
Pero esta medida no sólo tiene ventajas sociales; también económicas.
La más importante es que estas prestaciones van a ser utilizadas en su
mayoría para el consumo, aumentando ventas de empresas y autónomos que
ofrecen los servicios y productos que necesitan, revitalizando la
economía.
En economía hay un concepto denominado “propensión marginal a
consumir”, que es el porcentaje de renta que es utilizado para el
consumo, y está demostrado que es mucho mayor en el caso de las familias
con menos ingresos. Es evidente: si das 500 euros a una familia con muy
pocos recursos, ésta los gastará todos o casi todos, mientras que si se
los das a una familia acomodada, puede que ni siquiera gaste un euro.
Dinamiza mucho más la economía otorgar rentas a los de abajo que a los
de arriba o a los de en medio.
Hay otra ventaja que la hace muy original porque pocas otras
prestaciones de este tipo la tienen, y es que es compatible con el
trabajo. Esto es crucial porque lo que ocurre con muchas rentas
otorgadas por las administraciones públicas es que se pierden nada más
encuentras un trabajo.
Si el trabajo es estable no hay problema, pero es
que desgraciadamente suelen ser trabajos puntuales y temporales. Si
pierdes la prestación porque has encontrado un empleo de sólo 1 mes,
puede que no merezca la pena trabajar porque volver a recuperar la
prestación es complicado ya que hay que realizar muchas gestiones y eso
lleva tiempo. A lo mejor cobras un mes por el trabajo pero el resto de
meses te quedas sin nada por haber perdido la prestación.
Esto es lo que explica que muchos beneficiarios de estas prestaciones
no acepten ofertas de trabajo temporales porque temen perder la renta
mínima durante mucho tiempo, y no les compensa. Eso desincentiva la
búsqueda de empleo. En cambio, el ingreso mínimo vital es todo lo
contrario porque es compatible con cualquier trabajo y aunque éste no
dure y te vayan las cosas mal, la prestación seguirá ahí. (...)
no tiene sentido decir que la prestación es para vagos que no quieren
trabajar. No es que no quieran, es que no pueden porque no hay ofertas
de trabajo. Y las pocas que hay son fraudulentas y/o con muy malas
condiciones laborales.
Entre las desventajas se suele señalar que habrá fraude y que
personas ingresarán esta ayuda aunque no la necesiten realmente. Es
bastante probable que ocurra en algún caso porque fraude se comete
desgraciadamente en todos los ámbitos de la vida (incluido en el sector
privado, por cierto, que algunos piensan que esto es exclusivo del
ámbito público), pero eso se combate con supervisión, control y
sanciones a quienes defraudan, no suprimiendo la medida. En cualquier
caso, parece razonable aprobar la ayuda aunque algunas personas se
beneficien de ella sin necesitarla que no aprobar la ayuda y dejar en la
estacada a cientos de miles de familias que sí la necesitan de verdad.
Otros hablan de efecto llamada, es decir, la llegada de inmigrantes
que buscarían beneficiarse de esta ayuda, pero esto no se sostiene
porque el beneficiario debe llevar residiendo en España al menos un año y
también porque hay ayudas mucho más generosas en otros países, e
incluso en regiones de nuestro países.
Si la emigración se explicara por
la búsqueda de ayudas ¿por qué no está todo el mundo en Euskadi si
tienen una ayuda más generosa que el ingreso mínimo vital? Pero lo
cierto es que Euskadi no ha recibido ninguna inmigración masiva del
resto de comunidades autónomas ni de otros países, teniendo uno de los
porcentajes de inmigrantes más reducidos de todas las comunidades
autónomas. Los flujos migratorios no se explican por estos factores.
Donde sí veo claramente una desventaja es que sólo pueden solicitarla
personas mayores de 23 años (a no ser que tengan menores a su cargo),
porque deja fuera a muchas personas de menos de 23 años que podrían
necesitarla. Otra desventaja es la cuantía de la prestación, pues apenas
462 euros como es el caso de una persona es insuficiente para cubrir
las necesidades básicas, especialmente si se vive en zonas con un nivel
de vida más elevado. (...)
Con respecto al coste total de la medida, no es elevado ni mucho menos
(porque tampoco lo son las ayudas): se estima que serán unos 3.000
millones de euros al año. Con cantidades grandes nos perdemos todos,
pero algunos ejemplos ayudarán a poner en contexto esa cantidad: el
rescate a la banca costó más de 65.000 millones de euros, la corrupción
en licitaciones y contratación pública cuesta 48.000 millones de euros
cada año según la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia,
las ayudas públicas a la Iglesia Católica cuestan 11.000 millones de
euros al año (...)" (Eduardo Garzón, Saque de esquina, 06/06/20)
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