"Un documento contra el Gobierno pone en apuros al PP en Bruselas.
Durante años, el independentismo catalán ha intentado minar la imagen de España en el exterior.
(...) piezas de esa narrativa que quedó sepultada han resucitado desde un lugar inesperado: las filas del Partido Popular.
La
jugada es sorprendente para casi todas las fuentes europeas
consultadas, en el mundo político, diplomático y de los funcionarios.
Muy difícil de comprender. Los populares acusan al Gobierno de Pedro Sánchez
de extralimitarse en sus funciones, retorcer los mecanismos
constitucionales y de "congelar los mecanismos democráticos". Una
refriega política que en Madrid y cualquier capital de provincia es algo habitual, pero que en Bruselas chirría.
(...) hay consecuencias difíciles de calcular. La primera, el daño a la
imagen del país cuando se está negociando el Fondo de Rescate, el
Presupuesto de la Unión Europea para los próximos siete años o la candidatura de Nadia Calviño para la presidencia del Eurogrupo. Y la segunda, que pone en riesgo el éxito del suplicatorio que España ha pedido a la Eurocámara para levantar la inmunidad de Puigdemont, Toni Comín y Clara Ponsatí.
"Durante meses han puesto el grito en el cielo cada vez que un independentista ponía en duda que España fuera una democracia plena, y ahora lo que hacen es decirle a todo el mundo, precisamente, que Sánchez ha destrozado las instituciones y no puede ser creído. Flaco favor", señalan altas fuentes europeas.
La campaña de la delegación del
PP en Bruselas ha incluido un dosier de 13 páginas evaluando las medidas
puestas en marcha en España durante el estado de alarma decretado por la crisis del coronavirus. (...)
Un dosier que, para más inri, fue remitido al comisario europeo de Justicia, nada menos que el belga Didier Reynders, ex ministro de Exteriores de su país hasta hace unos meses y hombre de confianza del ex primer ministro Chales Michel -ahora presidente del Consejo Europeo-, que chocó con Mariano Rajoy de forma grave en varias ocasiones tras la fuga de los independentistas.
Trece páginas con epígrafes como "abuso legislativo", "abuso de poder", "intento de controlar el poder judicial", y denuncias de ataques a la libertad de expresión, de culto, de protesta o incluso de intentar "neutralizar al Parlamento". Categorías que en la propia Cámara se han utilizado y, en ese sentido, ante otro caso muy concreto: el de la Hungría de Viktor Orban. (...)
"La imagen de España con este tipo de actuaciones no ayuda en un momento
delicado para nuestro país y cuando tendríamos que estar en aunar
esfuerzos. Y en vez de eso lo que hacen es poner en duda el prestigio y
la salud de nuestra democracia", lamenta Iratxe García,
la jefa de filas de los socialistas europeos. "Es inaceptable poner en
duda el valor de la democracia española o igualarnos como al caso del
Gobierno de Hungría". (Pablo R. Suanzes, El Mundo, 19/06/20)
"Ningún estado miembro deberá afrontar el dilema de
responder ante la crisis o invertir en su población".
La presidenta de
la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, pronunció esta frase durante
la presentación del paquete de recuperación 'Next Generation EU'
(750.000 millones de euros) y el nuevo presupuesto europeo para
2021-2027 (1,1 billones de euros). Este viernes, el Consejo Europeo
negociará el diseño definitivo de estas dos 'palancas' económicas tras
la crisis de la COVID-19: su tamaño, reparto entre países y condiciones
de acceso. El objetivo inmediato es paliar el impacto social y económico
de la pandemia, pero fijando a largo plazo un horizonte de reconversión
industrial, transformación verde y digital (2050).
Destaco esa parte de su intervención porque nueve años y una pandemia después, la Comisión Europea estaba reconociendo que la salida a esta crisis no puede hacerse en los términos austericidas de la anterior. En 2011, la reforma del artículo 135 de la Constitución Española consagró la "estabilidad presupuestaria" y el pago de la deuda pública por encima de cualquier otro gasto, incluida la protección social de la población.
Entre la bolsa y la vida se escogió una bolsa para asfixiarnos: el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, cuyo objetivo principal era (y es) mantener viva la zona euro, cayera quien cayera. Y el primero en caer fue Grecia. El pueblo y la democracia helena fueron el sacrificio que se ofreció a los dioses del mercado.
Hace unas semanas, el Mecanismo
Europeo de Estabilidad (MEDE) publicaba un informe que reconocía, con
muchos eufemismos, que el coste social de los rescates fue brutal. Se
salvó la eurozona, sí, pero los programas económicos "tuvieron una
atención insuficiente a las necesidades básicas de la población griega".
En 2010, el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero
había empezado a hacer los primeros recortes bajo la batuta de la
Troika. Fue entonces cuando Cristóbal Montoro dijo aquella frase que el
PP ha desempolvado como mantra en los últimos meses: "Que caiga España,
que ya la levantaremos nosotros". El PP sigue creyendo que España es
suya y solo suya. Se les llena la boca de vivas y banderas, pero se
están esforzando mucho para que el fondo de reconstrucción de la UE
llegue tarde, mermado y con una fuerte condicionalidad a nuestro país.
Quieren, dicho llanamente, desmontar el escudo social del Gobierno y
abrir la puerta a otra década bajo las directrices de los hombres de
negro.
La genuflexión del Partido Popular
La
delegación popular en el Parlamento Europeo se ha puesto al servicio de
los llamados 'halcones', la parte más nacionalista e insolidaria de
Países Bajos, Suecia, Dinamarca y Austria, para intentar tumbar el
Gobierno de coalición. Se pasean diciendo que "los millones de la Unión
Europea no son para que Podemos cumpla su programa", ni para sufragar
"caprichos comunistas" como la financiación de los ERTEs, que han
evitado la destrucción de millones de empleos, y el Ingreso Mínimo
Vital, que el PP terminó apoyando en el Congreso, y que ha sido
aplaudido por el FMI, el presidente del Parlamento Europeo y el
Comisario europeo de Empleo. (...)
A la espera del acuerdo del Consejo Europeo –que podría
retrasarse hasta julio o incluso el otoño–, España recibiría 140.000
millones de euros (77.000 en transferencias y 63.000 en préstamos). Si
esos millones no sirven para que la gente llegue a fin de mes, al fin de
semana o simplemente al final del día habiendo comido tres veces, ¿en
qué quiere invertir el PP el fondo de reconstrucción? ¿En alimentar otro
pelotazo inmobiliario, tapar otra amnistía fiscal –declarada
inconstitucional en 2017– o perdonar decenas de miles de millones de
euros del rescate a la banca?
Resulta sintomático que hablen del "dinero de la UE" como si fuese una limosna, en lugar de una inversión imprescindible para hacer posible la recuperación económica y para salvar el mercado único, cuyos mayores beneficiarios son precisamente los países frugales. Un plan financiado de forma más equitativa que en 2008 con aportaciones directas de los Estados al MFP, deuda mutualizada a cargo de los presupuestos de la UE y nuevas fuentes de recursos (impuestos verdes, a las transacciones financieras y a grandes empresas tecnológicas). También nos gustaría, puestas a pedir, una armonización fiscal que acabara con la competencia desleal de Holanda, para que cada año dejase de "robar" miles de millones de euros en impuestos evadidos por las grandes multinacionales que fijan sus sedes allí. (...)" (María Eugenia, R. Palop, eldiario.es, 18/06/20)
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