Stuart Medina Miltim @SMiltim
Una política de tipos de cambio fijos exige que un Estado mantenga cuantiosas reservas de la divisa de otro.
Esta es una inversión socialmente inútil. Si un país ha exportado bienes y servicios a cambio de divisas lo lógico es utilizarlas en comprar producción extranjera para mejorar el bienestar de sus ciudadanos.
Además implica que el país emisor (normalmente USA) tiene que mantener un déficit comercial permanente. Si no, es imposible que haya un suministro permanente de divisas.
Para un país con superávit comercial permanente estas estrategias suelen formar parte de una estrategia mercantilista. Crecimiento basado en exportaciones que suele ir unido a represión salarial. O sea, vivir por debajo de sus posibilidades.
Estos países mercantilistas acaban contribuyendo a ciclos especulativos en otros países donde colocan sus excedentes de ahorro.
Además arruinan las oportunidades comerciales de otros países. Convierten el comercio exterior en un juego suma cero.
Por otra parte no todos los países pueden ser exportadores netos. Pero muchos de estos con déficit comercial también se empeñan en fijar su tipo de cambio.
De nuevo sus bancos centrales tienen que invertir en grandes cantidades de divisas con las que comprarán su propia divisa cuando su tipo de cambio tienda a despreciarse.
Para conseguir esas divisas recurren a tipos de interés excesivamente altos con los que esperan atraer capitales extranjeros contribuyendo también a tasas de empleo altas y subinversión crónica.
Para conseguir esas divisas también recurren al endeudamiento en divisas extranjeras lo cual suele acabar generando crisis financieras en el futuro (ejemplo, las torpezas de Macri).
Para los países en vías de desarrollo supone una estrategia de subempleo que solo perpetúa el retraso.
Además son estrategias que invitan a la especulación contra esas divisas.
Incluso el Reino Unido tuvo que gastar cientos de millones para defender el tipo de cambio de la libra fijo dentro del Sistema Monetario Europeo en 1992. Ganó George Soros que, con la pasta que ganó a costa del Reino Unido ahora se permite el lujo de dedicarse a pontificar.
El Reino Unido aprendió la lección y decidió no volver a entrar nunca más en un acuerdo monetario con una potencia mercantilista como Alemania (los españoles e italianos fuimos más idiotas y entramos en el €).
Al final, estos sistemas de cambio fijos sirven para lo contrario de lo que se pretende: lejos de fomentar la estabilidad cambiaría generan grandes crisis cambiarias y financieras de forma periódica.
Un acuerdo de comercio internacional debería basarse en el compromiso de acabar con los superávit comerciales excesivos acompañados de acuerdos de swaps entre bancos centrales.
Mientras eso no ocurra, dejen que fluctúen las divisas. Fastidien a los países mercantilistas todo lo que puedan con aranceles hasta que se avengan a una política comercial razonable y mútuamente beneficiosa.
Los países en desarrollo deberían además implantar medidas de control de capitales, políticas de aranceles contra potencias mercantilistas, políticas de sustitución de importaciones y controles de capitales.
11:03 a. m. · 21 jun. 2020
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