Los que llegaron al límite de sus fuerzas fueron salvados y atendidos por policías, guardias civiles, militares o personal de Cruz Roja
"¿Qué queda de la mayor crisis migratoria ocurrida en España?
(...) Veinticuatro horas después, la playa del Tarajal estaba vacía y el único flujo de personas iba en sentido contrario. (...) Habían pasado a España no cumpliendo las órdenes de un Gobierno, sino entusiasmados por una posibilidad que se había abierto de forma repentina: encontrar en España un trabajo –es decir, un futuro– que saben que no tendrán en su país.
También dejó imágenes que anulan el efecto de las palabras ‘asalto’ e ‘invasión’. Además de los jóvenes marroquíes que vagaban sin rumbo ya en territorio español, estaban aquellos que pensaron que podían haber muerto, que llegaron al límite de sus fuerzas. Los que fueron salvados y atendidos por policías, guardias civiles, militares o personal de Cruz Roja. Por la voluntaria que abrazó al joven roto por el esfuerzo y por el estado de sus compañeros. Por el buzo de la Guardia Civil Juan Francisco Valle que recogió a un bebé de dos meses sin saber si estaba aún vivo.
En la playa habían colocado tres blindados BMR de eficacia escasa para que se les viera en las fotos. Pero lo que quedó fue la imagen de representantes del Estado y de la sociedad que vieron en seguida que la labor que debían realizar desde el principio era estrictamente humanitaria.
Una de ellas era Luna, la voluntaria de Cruz Roja de la foto que aparece en este artículo. Lo que hizo fue consolar a alguien que estaba sufriendo. Ese tipo de cosas que hacen los seres humanos. A cambio de ser conocida a causa de la imagen, recibió insultos en las redes sociales por parte de los seguidores de la extrema derecha, que obviamente también la menospreciaron por ser mujer. Vivimos un tiempo en que pueden insultarte por ser una persona decente. Otras muchas personas decidieron responder dándole las gracias por su gesto. Es lo menos que podían hacer.
De tanto hablar de un ataque a la integridad de las fronteras de España, cabría esperar que al día siguiente existiría entre los dirigentes políticos algo parecido a un cierre de filas en favor de esa idea. No necesariamente una defensa a ultranza del Gobierno. Al menos, sí la idea de que esta es una situación que ha afectado a todos los gobiernos desde los años ochenta.
Pero tocaba la sesión de control al Gobierno en el Congreso. Había que seguir con el escenario ruidoso de costumbre. Pablo Casado pasó de preguntar nada a Pedro Sánchez y consumió casi todo su tiempo en una primera intervención con la que culpó al Gobierno de todo lo que había pasado. Hasta sacó a colación la llegada del Aquarius en 2018 en una situación que nada tuvo que ver con Marruecos. Sugirió que todo esto se produce porque Joe Biden no ha hablado por teléfono con Sánchez. (...)
Con este panorama, Sánchez apostó por seguir calentando el ambiente (...)
La jornada del miércoles comenzó con lo que ya es un clásico de la televisión en España: la entrevista de Ana Rosa Quintana a Santiago Abascal. (...) En esta ocasión, ofreció sus divagaciones de costumbre basadas en imputaciones xenófobas y datos falsos sin que la presentadora de Telecinco se molestara en cortarle (...)
La mejor respuesta a las palabras de Abascal se había producido el día anterior con las imágenes de militares y miembros de las fuerzas de seguridad atendiendo a los migrantes exhaustos o directamente salvándoles la vida. A esa hora, Abascal estaba a punto de llegar a Ceuta para hacer tiempo antes de la entrevista con Quintana. Sus partidarios fueron los que después vejaron a Luna con sus palabras. O al menos lo intentaron, porque ciertos ataques dignifican a las personas que los reciben. (...)
En poco tiempo la situación de los menores que continúan en Ceuta pasará a ser de extrema urgencia. Este es un gran momento para que los gobiernos y los partidos demuestren algo de ese «sentido de Estado» del que tanto hablan cuando quieren pasar por responsables. Con un poco de suerte, parecerá que están a la altura de la voluntaria que atendió a alguien que necesitaba ayuda o del guardia civil que salvó a un bebé de una muerte segura. Pueden tomar ejemplo de Luna y Juan Francisco y pensar que ambos son la España a la que representan." (
"(...) A dos días de las elecciones, ya no había necesidad de disimular.
La entrega de los premios de la comunidad era el escenario adecuado para simbolizar la victoria de la reina de Madrid con el añadido irónico de tener como espectadores a tres de sus rivales en las urnas. Un momento perfecto para reírse de ellos y de la Junta Electoral de Madrid.
Siempre se necesita en estos casos un invitado que cumpla con las exigencias del guión. Incluso algo de sobreactuación está bien vista. Los discursos son importantes y Díaz Ayuso tenía que pronunciar uno de ellos. Pero nada supera una buena imagen. Para eso estaba el músico Nacho Cano, uno de los premiados. Recibió el suyo e interpretó con soltura algo relamida el papel de humilde vasallo. «Muchos catalanes independentistas, gente que vota a Podemos, a Vox, a todos los lados, me han dicho, si ves a la presidenta, dos palabras: gracias y valiente», dijo, sin que haya posibilidad de saber si se lo había inventado.
No valía con unos cuantos elogios. Faltaba el momento teatral. Cano se quitó la banda roja de la distinción y se la puso a la presidenta, defensora de la libertad y madre de todos los madrileños, incluidos los que aún no han nacido. Díaz Ayuso no hizo ningún intento para frenarle. Qué cosas tienes. Muchas gracias, pero el premio es tuyo. No me pongas en evidencia, esto es un acto institucional. De ninguna manera iba a arruinar el espectáculo con lo bien que lo había preparado su jefe de gabinete, Miguel Ángel Rodríguez.
Bajó la cabeza para que le pusiera la banda. De sus ojos brotaron
lágrimas. Ella también tenía que poner algo de su parte. Cano culminó la
faena haciendo una reverencia ante su realeza. Pocas veces la política
ha rendido tributo de forma tan perfecta a su pariente lejano, el
teatro. (...)" (
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