27.5.21

"Estuve 24 días en coma... “Le intubamos”, me dijeron... tuve delirios pesadillescos, cosas terribles... Mi hijo Arnau moría. Le enterré. Y tíos míos, igual. Y parientes, amigos. La pandemia devastaba, morían famosos. Asistí al funeral de Raphael. Le conozco, trabajé con él. Qué terrible, el despertar... La tristeza de mi hijo muerto... En dos días no osé mencionar nada... pregunté al fin a mi mujer. Y ahí lo supe: “¡Arnau está bien!”

 "He quedado un rato con el actor Jordi Sánchez para felicitarle por estar vivo (superado su trance coronavírico) y felicitarle por su libro Nadie es normal (Planeta), que me ha encantado con su rítmica ­sucesión de relatos, reflexiones, descripciones, observaciones, sentencias y confesiones muy sinceras. La última se titula Esquela , escrita justo antes de enfermar. “Al ingresar en el hospital temí haber escrito una autoprofecía”, sonríe.(...)

 Ha pisado usted el otro lado...

Estuve 24 días en coma.

¿Dónde?

En la UVI del hospital Jiménez Díaz, en Madrid.

¿Qué hacía en la capital?

Grababa Señor, dame paciencia , serie para Antena 3.

¿No se protegieron contra el virus?

¡Todas, PCR cada lunes! Pero al grabar nos quitamos las mascarillas y...

Y en una de esas se infectó.

Di positivo. Al octavo día con 38º de fiebre, me ingresaron: “Le intubamos”, me dijeron.

Glups.

Yo temblaba, pero llamé a mi mujer a Barcelona para tranquilizarla. Y me anestesiaron.

¿Fundido a negro?

Con delirios pesadillescos, cosas terribles.

¿Qué cosas?

Mi hijo Arnau moría. Le enterré. Y tíos míos, igual. Y parientes, amigos. La pandemia devastaba, morían famosos.

¿Qué famosos?

Asistí al funeral de Raphael. Le conozco, trabajé con él. Qué terrible, el despertar...

¿El despertar? ¿Por qué?

La tristeza de mi hijo muerto... En dos días no osé mencionar nada. “¿Quién nos queda?”, pregunté al fin a mi mujer. Y ahí lo supe: “¡Arnau está bien!”

¡Su hijo resucitó, para usted!

¡Ah, qué ilusión por la vida me invadió!

 ¿Qué hizo primero, fuera del hospital?

¡Pasear! Por las calles de Madrid. ¡Qué placer! Y pronto ya comía normal. ¡Qué placer! Días traqueotomizado, ¡y poder respirar!

¿Ha cambiado en algo su vida?

He reforzado mi idea de apartar más tiempo para mí, mi mujer y mis hijos. Soy feliz si estamos los cuatro juntos cenando en el suelo.

¿Qué hacen sus hijos?

Mi hija estudia ingeniería: ¿será por sus genes chinos? Y mi hijo, con genes míos, ¡quiere dibujar, ay!

¿Lo dice con resignación?

Se repite la historia: cuando le dije a mi padre que sería actor, dijo: “ese trabajo no existe”.

Querría lo mejor para usted...

Todos los padres entonces querían trabajo fijo para sus hijos. Mi padre decía: “A tu abuelo no le gustaba su trabajo, a mí no me gusta mi trabajo, y tú... trabajarás en lo que toque, ¡y a sostener a tu familia!”.

Mensaje diáfano y pragmático.

Y con 23 años logré el anhelado puesto fijo: entré como enfermero en la unidad de hemofilia del hospital de Vall d’Hebron.

Y todos contentos.

Menos yo. ¡Qué bajón! Yo era muy infeliz. De joven todo es trágico. Me salvó ir a las clases del Institut del Teatro. (...)"                    (Entrevista al actor Jordi Sánchez, Victor A. Amela, La Vanguardia, 26/05/21)

No hay comentarios: