28.10.21

La batalla de la luz propicia un nuevo choque norte-sur en la UE... España no se rinde y planta cara en Bruselas para obtener medidas que suavicen el aumento histórico en la factura de la luz. Tras la negativa del norte, Madrid cambia de estrategia y pide ahora desvincularse del sistema de precios europeo

 "Primero fue la respuesta a la crisis financiera de 2008. Después llegó la fractura sobre cómo afrontar la crisis multidimensional provocada por el coronavirus. Y ahora, el choque norte-sur se materializa, de nuevo, con la crisis energética.

Los conocidos como halcones, banderas de la austeridad, no quieren ni oír hablar de medidas drásticas para rebajar las históricas facturas en los precios de la luz. España, por su parte, lidera en la UE el bando que aboga por asumir medidas extraordinarias, revolucionarias y ambiciosas en la estructura del mercado energético europeo.

 La división es clara y frontal: hay quienes quieren actuar de forma unida y contundente, como España, y quienes ven la energética como una crisis temporal que puede paliarse con medidas de apoyo a nivel nacional, como Alemania o Países Bajos.

 Los 27 líderes de Estado y de Gobierno abordaron el gélido debate en la última cumbre europea. Y este martes han sido los ministros de Energía quienes han profundizado en la materia. Pero la cita de Luxemburgo llegaba calentada por una carta circulada por nueve países (Alemania, Austria, Dinamarca, Luxemburgo, Estonia, Finlandia, Irlanda, Letonia y Países Bajos), a los que después se unieron Chequia, Suecia y Bélgica, oponiéndose a los anhelos españoles. Los doce ya advierten que no suscribirán una reforma del mercado mayorista.

El frente noreste y sur tiene una vértebra clave e insalvable de división en torno a cómo responder a la crisis energética. Los primeros creen que la actual es una situación temporal que requiere medidas nacionales a corto plazo para ayudar a los sectores más vulnerables. Pero descartan entrar en el fondo y revolucionar la arquitectura del mercado energético de la UE. Quieren priorizar a toda costa la transición energética y temen que la adopción de medidas como las que propone España pueden hacer peligrar la descarbonización o el camino para convertir a Europa en el primer continente neutralmente climático a mitad de siglo.

 Una visión que grosso modo es compartida por la Comisión Europea.(...)

 La lectura española es radicalmente opuesta. El Gobierno que lidera Pedro Sánchez cree que la actual situación es excepcional y que, por ello, requiere medidas excepcionales, pero sobre todo medidas europeas. España cree que debido a la volatilidad de los precios del gas (cuesta ahora 15 veces más que hace unos años, cuando estaba sobre mínimos), las crisis de este tipo pueden ser cíclicas. Por ello pide la compra conjunta de gas y la creación de una reserva energética que ayude en momentos de estrés como el actual. "Hay que contener [los precios] en el corto plazo y evitar un efecto contagio", resumen fuentes diplomáticas. 

(...) los mix energéticos y necesidades de los Veintisiete son muy diferentes. También la subida de los precios de la energía les está afectando de forma dispar. Con el órdago lanzado por los halcones, liderados por Alemania, el equipo de Sánchez ha cambiado de estrategia poniendo sobre la mesa del Consejo una medida que parece tener poco recorrido. Madrid pide a Bruselas poder fijar los precios de la electricidad a nivel nacional en circunstancias excepcionales como la actual. Es decir, salirse del mercado energético de la UE.

"En situaciones excepcionales, debe permitirse a los Estados miembros adaptar la formación del precio de la electricidad a sus situaciones específicas de mix, recursos o nivel de interconexión", reza el documento circulado en Luxemburgo. De momento, el país no cuenta con el apoyo explícito de ningún socio comunitario; aunque Francia, Grecia o Hungría lo están estudiando.

Todos los Estados miembros se rigen a día de hoy por los precios marginalistas del mercado energético común. La energía más cara es la que fija el precio final. El aumento de cerca del 400% del coste del gas natural explica en buena parte el incremento generalizado en las facturas de los consumidores. Lo que pide el país es tener en cuenta a las renovables para evitar este monopolio y establecer un precio medio que sea menos volátil a las fluctuaciones del mercado. (...)

El periodista y activista medioambiental Bjorn Lomborg explica que los precios del gas se han disparado un 429% con respecto a los niveles registrados por la UE en 2019. "Ahora 2,7 millones de personas en Europa no pueden permitirse mantener sus viviendas calientes", denuncia.

 El invierno europeo se prevé frío y la escalada de los precios parece no tener techo de cristal. Con este telón de fondo, las medidas a corto plazo para aliviar la factura de los consumidores y apoyar a los sectores más vulnerables serán nacionales. Una veintena de Estados miembros han tomado acciones para prevenir la pobreza energética. Pero en ningún caso se adoptarán medidas de calado a nivel europeo en el corto plazo. (...)"                    (María G. Zornoza, Público, 26/10/21)

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