27.9.23

La bancada popular vive el karaoke con fervor, comportándose como en una cena de Navidad de la empresa, jaleando con euforia al jefe, mientras abuchea a gritos a cualquiera que le dispute el micrófono... mientras, solo faltó que los ujieres sirvieran gintonics para celebrar tantas muestras públicas de afecto entre el candidato y Santiago Abascal... Feijóo fue a presentar una moción de censura en diferido... el presidente en funciones, censurado en diferido, decidió no conceder la réplica... concederle al competidor el argumento de que se esconde porque tiene demasiado que ocultar, parece una jugada de riesgo... No participar en el karaoke era una opción para dejarlo en evidencia. Subir a la tribuna a hablar con la elegancia que merece un parlamento ofrece otra opción, puede que mejor. El penúltimo cara a cara lo ganó Feijóo en Antena 3 por falta de preparación de Sánchez. El segundo podría haberlo ganado de nuevo por incomparecencia del rival. En política suele resultar un error dejar espacio vacío... El líder socialista tiene por delante la complicada tarea de explicar, en medio de una fenomenal tormenta de ruido y furia, los acuerdos que hagan posible su investidura. Va a necesitar tiempo, convicción y pedagogía. Este martes renunció a empezar a hacerlo en el mejor sitio posible y no le van a sobrar las oportunidades. El tiempo dirá si resulta un acierto (Antón Losada)

 "Alberto Núñez Feijóo tiene los votos para ser investido presidente, pero le falta la baja catadura moral que hoy hace falta para serlo. Pedro Sánchez puede tener los votos necesarios y le sobra la miseria moral precisa para ser investido. Nada político, solo personal. Así se resumen las casi dos horas de un discurso matinal del candidato que parecía pensando para batir el récord mundial de lugares comunes, más que para ganar las voluntades necesarias.

Sostiene Feijóo que el uso de las lenguas oficiales, los subtítulos y los pinganillos convierten al Congreso en un karaoke, elevando la carencia de no saber idiomas a motivo de orgullo y satisfacción. En su favor conviene reconocer que la bancada popular vive el karaoke con fervor, comportándose como en una cena de Navidad de la empresa, jaleando con euforia al jefe mientras interpreta sus clásicos favoritos y abucheando a gritos a cualquiera que le dispute el micrófono. Por la tarde, la arenga del líder de la ultraderecha le otorgó una fidelidad estremecedora a ese ambiente de karaoke; solo faltó que los ujieres sirvieran gintonics para celebrar tantas muestras públicas de afecto entre el candidato y Santiago Abascal.

 Feijóo no acudió al Congreso a convencer a los cuatro votos que le faltan. Fue a presentar una moción de censura en diferido, en la mejor tradición popular, al candidato que sí parece tenerlos. El presidente en funciones, censurado en diferido, decidió no conceder la réplica. Una oportunidad para Feijóo aunque un muy eficaz Óscar Puente tuviera momentos agudos, como emplazar al aspirante a hablar “de ganador a ganador” y compartir su experiencia de ganar sus elecciones, pero no presidir los gobiernos resultantes.

Candidato amortizado

Por mucho que se justifique la ausencia del interpelado presidente en funciones apelando a la futilidad del aspirante, concederle al competidor el argumento de que se esconde porque tiene demasiado que ocultar -luego de ser acusado durante la mañana precisamente de disfrazar sus verdaderas intenciones- parece una jugada de riesgo. Tampoco cuadra bien eso de sacar a un diputado a emplearse a fondo contra un candidato que se da por amortizado. Sánchez arriesgaba poco subiendo al estrado para contestar al mismo argumentario que buscó acabar con el sanchismo el 23J, con el éxito conocido. No participar en el karaoke era una opción para dejarlo en evidencia. Subir a la tribuna a hablar con la elegancia que merece un parlamento ofrece otra opción, puede que mejor. 

El penúltimo cara a cara lo ganó Feijóo en Antena 3 por falta de preparación de Sánchez. El segundo podría haberlo ganado de nuevo por incomparecencia del rival. En política suele resultar un error dejar espacio vacío. Alguien lo ocupa de inmediato y luego cuesta recuperarlo. Si quien todos saben que será presidente no sube a la tribuna, se la queda el aspirante que todos saben que no lo será. Feijóo habló solo para los suyos. A los demás les ofreció el Código Penal porque buscaba ser investido líder de la oposición, no presidente. La decisión de Sánchez le regaló ese bonus. 

 El líder socialista tiene por delante la complicada tarea de explicar, en medio de una fenomenal tormenta de ruido y furia, los acuerdos que hagan posible su investidura. Va a necesitar tiempo, convicción y pedagogía. Este martes renunció a empezar a hacerlo en el mejor sitio posible y no le van a sobrar las oportunidades. El tiempo dirá si resulta un acierto. Durante la campaña el candidato popular también declinó acudir al debate a cuatro en TVE porque le parecía una farsa, hoy sabemos que se equivocó.

Feijóo pidió tiempo para buscar los apoyos necesarios. Ha tenido un mes que podía haber aprovechado para ensanchar su espacio de acuerdos y socios potenciales. Tras cinco convocatorias electorales, donde la derecha nos ha avisado por activa y por pasiva de que España -esta vez sí- se rompe, ha quedado claro que, si la derecha o la izquierda españolas quieren gobernar este país, tienen que llegar a acuerdos y pactos con los nacionalistas. En su lugar lo ha dedicado a encadenarse aún más a la extrema derecha, hasta convertir sus acuerdos con Vox en su única opción real para llegar a ser presidente del Gobierno."                 (Antón Losada, El Periódico, 26/09/23)

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