"Es otoño de 2015 y la sala está dominada por una mesa redonda, grande. El despacho es de Eugenio Pino, Director Adjunto Operativo (DAO) de la Policía. Hacia su izquierda, por este orden, se encuentran Bonifacio Díez Sevillano –inspector jefe de la Policía–, José María Catalán –comisario jefe de la UDEF–, otros dos funcionarios de las fuerzas del Estado y José Aliste, abogado con pasado delictivo, condenado en los años noventa por estafa. Este último no está solo; a su lado se encuentra su cliente José Alvarado Ochoa, protagonista de la reunión y exviceministro de Desarrollo Eléctrico de Venezuela con Hugo Chávez. El relato de lo acontecido allí, por cierto, es suyo, y fue expuesto en sede judicial.
Alvarado toma la palabra y se identifica ante los asistentes. Explica quién es y de dónde viene, repasa su trayectoria en el Gobierno venezolano y reseña algunas de sus conexiones con la inteligencia del país; es el preámbulo a la presentación de unos 300 folios que los mantienen ocupados durante aproximadamente cuatro horas. Hay contratos, movimientos financieros de Chávez, nombres de empresas… Una gran cantidad de información sensible cuya relevancia queda en nada cuando Eugenio Pino hace la pregunta que esconde el verdadero motivo del encuentro: “¿Tienes algo relativo a Podemos”. La respuesta es negativa, igual que lo ha sido en las otras ocasiones en las que Alvarado se ha enfrentado a esa misma cuestión.
En otoño de 2015, la popularidad de Podemos no paraba de crecer. Su relativo éxito en las elecciones europeas del año anterior parecía ahora ir camino de convertirse en absoluto. El partido, en definitiva, superaba en las encuestas al PSOE, se acercaba al Ejecutivo y prometía romper desde la izquierda el consenso político alcanzado en 1978. También ese otoño de 2015 se fundó OkDiario, un portal web con apariencia de medio de comunicación dirigido por Eduardo Inda y que presentó en sociedad Antonio García Ferreras.
Antonio García Ferreras alabó a Eduardo Inda en la presentación de OkDiario. / YouTube (LUH!)La coincidencia no puede estar más lejos de ser casual. OkDiario se concibió específicamente como un instrumento político para dinamitar la prometedora trayectoria de Podemos y destruir el movimiento independentista catalán, también en auge en aquel momento. Nació al albur de la actividad de un grupo de gerifaltes de los cuerpos de seguridad del Estado corruptos, al servicio del entonces ministro del Interior de Rajoy, Jorge Fernández Díaz: la conocida como “policía patriótica”. El panfleto de Inda será su brazo mediático. Eugenio Pino y Bonifacio Díez forman parte del núcleo de la policía patriótica, lo que termina de entrelazar estos tres acontecimientos acaecidos aquel otoño de 2015.
El más acá de la industria de la desinformación
Las dos primeras entregas de esta serie de artículos se han centrado en el ámbito digital: se ha explicado el funcionamiento de estrategias como el astroturfing, la manipulación de la conversación en redes sociales a través de granjas de bots y las campañas de desinformación y/o acoso vehiculadas en el entorno online. La decisión es puramente utilitarista: es allí, en particular en las plataformas comerciales, donde la actividad de la internacional del bulo puede rastrearse con mayor facilidad. Primero, porque se han erigido en el espacio de debate prioritario para una parte muy significativa de la población y las instituciones; segundo, porque su diseño fomenta el tipo de comunicación –quizá es más exacto hablar de anticomunicación– en el que mejor se desenvuelven los mercenarios de la desinformación, e incluso sus dueños comparten objetivos con la internacional ultra de la que es subsidiario este consorcio de la mentira.
Los tentáculos de la industria de la desinformación llegan a lo más profundo del Estado español
Pero la industria de la desinformación se extiende mucho más allá. Mucho más acá, de hecho. Sus tentáculos llegan, por ejemplo, a lo más profundo del Estado español. A los altos cargos de las fuerzas de seguridad y al Ministerio del Interior. Incluso al propio Gobierno. Y, lo más importante, esa actividad antidemocrática en España está conectada con toda la red internacional. El caso de OkDiario ayuda a entenderlo.
“Eduardo” y la bacalada de la DEA
“Eduardo [Inda], esto es muy serio, yo voy con ello. Pero esto es muy delicado y es demasiado burdo”. Ferreras, director de la cadena de televisión La Sexta y presentador de uno de sus programas más vistos, es un mercenario de la desinformación confeso. La frase anterior está sacada de una conversación con José Manuel Villarejo, fontanero principal de las cloacas policiales y mediáticas, y viene precedida de la respuesta de este al ser preguntado por el origen del bulo, de la bacalada que Ferreras difundió con la profesionalidad de un sicario periodístico: “Le ha metido la bacalada la DAO… [Eugenio] Pino. Se la ha metido Pino, que a su vez se lo han proporcionado los tíos de la DEA”. “Los americanos”, se oye adelantarse al presentador antes de que Villarejo pronuncie “la DEA”. Él ya lo sabía, porque desde dentro de la industria de la desinformación, los hilos del entramado se ven con mucha más claridad.
Detrás de “la DEA” o “los americanos” destaca un nombre propio: Martín Rodil, pieza clave alrededor de la que pivota una apabullante actividad internacional de manipulación de las democracias. Se trata de un venezolano con la ciudadanía revocada –por su intensa colaboración con EEUU en labores de desestabilización contra su país natal–, y adoptado por Israel, que mantenía una estrecha relación con la agencia antidroga de los EEUU –“la DEA”–. Una investigación del Juzgado de Instrucción nº 29 de Madrid colocó a Rodil a la cabeza de una “organización criminal dedicada a la estafa, la extorsión y el tráfico de influencias’’. Y, precisamente, José Alvarado Ochoa acudió a aquella reunión cloaquera en calidad de víctima de esa misma red de delincuentes, dedicados a contactar con personas con una trayectoria similar a la suya para ofrecerles protección frente a las causas judiciales que pudieran surgir en su contra, a cambio de beneficios y retribuciones que, como se puede comprobar, no siempre se limitaban a lo monetario.
El historial delictivo de Rodil es amplísimo, igual que el de la organización que lideraba, pero lo relevante aquí es su participación directa en la campaña de desinformación del Ejecutivo de Rajoy contra la izquierda y los nacionalistas, porque permite ver hasta dónde llega la faceta no virtual de la internacional del bulo.
Se han publicado numerosos documentos sobre esta guerra sucia, pero uno de los más impactantes es el audio de una conversación entre el entonces inspector jefe de la Policía española, José Ángel Fuentes Gago, y Rafael Isea, exministro de Finanzas de Venezuela con Chávez. En ella, Fuentes Gago le promete protección y una “nueva identidad” en España para las personas que Isea quiera, si este le proporciona información contra Podemos. La promesa no puede estar mejor respaldada: “Yo he hablado con el ministro del Interior español y el ministro del Interior español habló con el presidente español”, asegura el inspector.
Martín Rodil estuvo presente en este encuentro que, posteriormente, dio lugar a otro de los incontables bulos publicados por OkDiario como “exclusivas”, lo que denota la vinculación directa de la web con esta red internacional. Ferreras y su “hermano Eduardo” son las marionetas, los peones desechables, igual que lo son las manadas digitales –reales o bots–; la desinformación mana de un lugar muchísimo más profundo.
Golpes de Estado blandos desde Israel
“Un operador puede manejar 300 perfiles, así que en dos horas todo el país estará reproduciendo los mensajes o la narrativa que queramos”. Quien habla es una de las personas asociadas a la misteriosa organización israelí conocida como Team Jorge, cuyos entresijos fueron destapados por el consorcio internacional de periodistas de investigación Forbidden Stories. Gracias a ellos y ellas, ahora sabemos qué hay detrás de Team Jorge: la empresa Demoman International, fundada y comandada por Tal Hanan, exagente de las fuerzas especiales del ejército de Israel. Cuentan con conexiones directas con la inteligencia israelí, el Mossad; pero no solo, en un folleto informativo sobre la compañía se describe un equipo conformado por personas que han pertenecido a servicios de inteligencia y fuerzas especiales en EEUU, España, Reino Unido y Rusia.
En 2022, durante el periodo de infiltración del equipo de Forbidden Stories, en Team Jorge se jactaban de haber intervenido en “33 campañas electorales presidenciales, 27 de las cuales fueron exitosas”. El método, disfrazado con el eufemismo “principalmente inteligencia e influencia”, tiene mucha más enjundia. Por ejemplo, en una prueba de su poder, Hanan y los suyos mostraron a los periodistas infiltrados cómo habían conseguido que un presentador de BFM TV, el canal de noticias más visto en Francia, leyese una información diseñada por ellos. Y no se trataba de un becario fácilmente manipulable: era Rachid M’Barki, con casi veinte años de trayectoria en la cadena.
Además de periodistas influyentes dispuestos a colar sus bulos en grandes medios de comunicación, la empresa también cuenta con una herramienta capaz de generar avatares, nombres y mensajes a la carta para redes sociales. Con ella han construido un verdadero ejército de perfiles falsos automatizados –la última cifra conocida, de 2022, era de más de 30.000– con los que intervienen en la conversación pública desde la esfera digital. Además de las tácticas explicadas en artículos anteriores, contaron que habían llegado a enviar, mediante la compra en Amazon con una cuenta bot, juguetes sexuales al domicilio de un candidato rival, provocando una crisis personal y política que “dio un vuelco a la campaña”.
Su falta de escrúpulos llega más lejos. En una de las reuniones mantenidas con el equipo de periodistas, en Team Jorge hicieron alarde de su capacidad de hackear cuentas y dispositivos de los objetivos de sus ataques. En este caso, tomaron el control de correos electrónicos y aplicaciones de mensajería, como Telegram, que pertenecían a oficiales de alto nivel en gobiernos de países africanos.
Llegados a este punto, la línea que separa la manipulación del golpe de Estado opaco se desdibuja. Entender esto, dimensionar el alcance de Team Jorge como ejemplo concreto, es fundamental. La industria de la desinformación está atentando gravemente contra las democracias.
Falta un detalle importante: Martín Rodil, el ilustre conseguidor de “exclusivas” para OkDiario, es uno de los principales socios de Tal Hanan en Team Jorge.
Armas españolas en la guerra contra las democracias
Rachid M’Barki fue inmediatamente suspendido, y después despedido, por el canal BFM TV. Antonio García Ferreras, no. De hecho, decir que no fue suspendido es quedarse muy lejos de la realidad. No ocurrió nada, a pesar de que su caso era bastante más grave que el de M’Barki por la dimensión de la mentira y sus objetivos, pero también por tratarse del director de una cadena de televisión. La mano derecha mediática de Florentino Pérez ni siquiera tuvo que negar u ocultar las filtraciones en las que reconocía haber publicado, a sabiendas, un bulo fabricado con la intención específica de influir en unas elecciones generales.
En aquel momento quedó claro que la impunidad, en España, es total. En una actividad como la desarrollada por la industria de la desinformación, hay pocas cosas tan valiosas como contar con una herramienta absolutamente liberada de responsabilidad penal. Así que OkDiario empezó a campar por el mundo.
A finales de 2019, Bolivia sufrió un golpe de Estado que culminó con la huida del presidente Evo Morales en medio de disturbios y asesinatos policiales. El asalto estuvo precedido por una intensa campaña de desinformación e impugnación de los resultados electorales, que daban la victoria a Morales por la mínima. Casi un año después, en agosto de 2020, Facebook desmanteló una red de perfiles falsos, tanto en esa red social como en Instagram, cuya actividad estaba enfocada en el apoyo del golpe de Estado en Bolivia, así como en otras campañas de extrema derecha en México o Venezuela.
En Twitter, la maniobra fue obscena: se identificaron más de 200.000 cuentas falsas solo en noviembre de 2019, muchas creadas en ese momento. En aquel mes, coincidiendo con el golpe de Estado en Bolivia, los perfiles de sus principales protagonistas crecieron entre 50.000 y 200.000 seguidores. El golpista Marco Pumari, por ejemplo, pasó de 48 a 67.000 seguidores en apenas unas semanas.
La empresa responsable de estas prácticas de desinformación era CLS Strategies, vinculada a elementos clave de la internacional ultra como Atlantic Council –José María Aznar y Rafael Bardají forman parte de esta organización– o Atlas Network, además de a organismos públicos estadounidenses. Uno de los trabajadores con los que ha contado CLS para este tipo de prácticas antidemocráticas en América Latina es Roger Noriega, ex subsecretario de Estado con George Bush y socio de Martín Rodil y Tal Hanan en las actividades de Team Jorge. Se van trazando las conexiones.
El golpista Marco Pumari pasó de 48 a 67.000 seguidores en apenas unas semanas
El contrato del Gobierno golpista de Jeanine Áñez con CLS está firmado por el ministerio que encabezaba Arturo Murillo, número dos de la entonces presidenta. Hoy, Murillo cumple una condena de cinco años y diez meses de cárcel por haber recibido en 2019 más de medio millón de dólares de una empresa estadounidense a cambio de contratos públicos para proporcionar gases lacrimógenos y equipamiento no letal al Ministerio de Defensa.
Mientras desfalcaba y manipulaba al pueblo boliviano, Murillo tuvo tiempo para hacer de huésped de la comitiva española que acudió a apoyar el golpe de Estado. Hermann Tertsch, por ejemplo, llegó a participar en una rueda de prensa oficial del Ejecutivo de Áñez. No era para menos, pues esta comitiva incluía un arma desinformadora de alto calibre. Hablamos, claro, de OkDiario.
El enviado especial de Inda fue Alejandro Entrambasaguas. Bajo el ala de todo un ministro de Gobierno, este mercenario del bulo se paseó por múltiples platós de televisión para lanzar sus mentiras en horario de máxima audiencia. Se centró, principalmente, en difamar a Lorgia Fuentes, ciudadana boliviana ya perseguida por el régimen de Áñez, hasta el punto de haber sufrido un secuestro con torturas en forma de descargas eléctricas que le provocaron un accidente cerebrovascular –el segundo, meses atrás ya había sufrido otro–. Durante su recuperación, estuvo encadenada a la camilla del hospital más de cien días y vigilada por una escolta policial. Según una investigación del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), Fuentes se vio sometida a “tratos crueles, inhumanos y degradantes”. OkDiario, a través de Entrambasaguas, tuvo un rol protagónico en aquello. El desenlace, el mismo de siempre: todas las acusaciones que se hicieron contra ella fueron desestimadas por falta de pruebas. La historia es espeluznante.
La radical libertad de OkDiario para cometer todo tipo de atropellos contra el derecho a una información veraz fue concienzudamente explotada por el Gobierno golpista de Bolivia. La colaboración, además, ofrecía beneficios a ambas partes. La legitimación del golpe a través de la repetición machacona de sus campañas de desprestigio a Evo Morales era acompañada con desinformación dirigida contra la izquierda española. Las autoridades bolivianas llegaron a filtrar fotos, nombres y lugar de alojamiento de observadores internacionales para que OkDiario los publicase, porque hacerlo en un medio nacional tendría consecuencias legales. También se dio acceso a Entrambasaguas al banco central de Bolivia, acompañado por personas del entorno más cercano de Arturo Murillo.
Dos empresas privadas –una estadounidense, otra israelí– dedicadas a la ejecución de campañas de desinformación para desestabilizar países enteros, una cúpula policial corrupta estrechamente vinculada al Gobierno de España, un exfuncionario del más alto nivel del Gobierno de EEUU, un excolaborador de la DEA estadounidense, un exagente del ejército de Israel, una web de difusión de bulos española trabajando al servicio de un golpe de Estado en Bolivia… Fuera de las redes sociales, el alcance de la industria de la desinformación es inimaginable. También la cantidad de vínculos cruzados que hacen de ella un entramado de lo más oscuro y opaco. Es vital no subestimar el peligro que suponen y tomar medidas para atajarlo." (Diego Delgado / Julián Macías , CTXT, 23/03/2025)
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