24.8.25

Israel abre la puerta del infierno en Gaza... Con el arranque de la segunda fase de la operación Carros de Gedeón, con Ciudad de Gaza, Deir al Balah y Nuseirat como objetivos principales, resulta ya imposible ocultar el objetivo final: la limpieza étnica de la Franja... La operación sigue el patrón marcado por el llamado Plan de los Generales, ideado por el general Giora Eiland, que consiste en sellar la zona a arrasar, para impedir las entradas y salidas, al tiempo que se emiten órdenes de evacuación forzosa para la población civil (los que decidan quedarse pasan a ser considerados terroristas y, por tanto, objetivos a eliminar); a continuación comienza el bombardeo masivo, por tierra, mar y aire, con la intención de destruir sus infraestructuras críticas, al tiempo que se corta todo suministro desde el exterior de agua, alimentos y medicamentos; posteriormente se desencadenan acciones terrestres, calle por calle, que buscan eliminar toda resistencia y; por último, se lleva a cabo una sistemática destrucción de todo tipo de viviendas, cultivos y vías de tránsito con el fin de que los sobrevivientes no tengan la tentación de regresar a unos hogares que ya no existen... El problema principal es que la resistencia palestina (liderada hoy por Hamás y mañana por quienes sobrevivan a este castigo) es una idea... Peor aún, tras diecinueve meses de ataques diarios- el ejército israelí “tan solo” habrían logrado eliminar 8.900 yihadistas palestinos... cuando las estimaciones más bajas de Tel Aviv respecto a los efectivos con los que contaba Hamás, se movían en torno a los 25.000, con varios miles más de la Yihad Islámica Palestina, dicho resultado solo puede calificarse de sonoro fracaso para una maquinaria militar tan sofisticada como la israelí... En definitiva, vencida la inicial resistencia del Jefe de Estado Mayor, Eyal Zamir, al entender que la operación no va a servir para eliminar a Hamás, va a producir muchas bajas propias al entrar en combate calle por calle y va a colocar a las FDI al límite de sus capacidades para atender tantos frentes simultáneamente (Cisjordania, Líbano, Siria, Irán, Yemen…), los Carros de Gedeón avanzan desbocados hacia ninguna parte (Jesús A. Núñez )

 "Con el arranque de la segunda fase de la operación Carros de Gedeón, con Ciudad de Gaza, Deir al Balah y Nuseirat como objetivos principales, resulta ya imposible ocultar el objetivo final: la limpieza étnica de la Franja

Netanyahu necesita más soldados para la toma de Ciudad de Gaza ante el cansancio y el rechazo crecientes de las tropas

Eso es lo que ha anunciado el ministro de Defensa, Israel Katz, en el arranque de la segunda fase de la operación Carros de Gedeón, con Ciudad de Gaza, Deir al Balah y Nuseirat como objetivos principales. Una operación en la que resulta ya imposible ocultar el objetivo final: la limpieza étnica de la Franja. Y por si eso no fuera suficiente, la reciente aprobación para la construcción de 22 nuevos asentamientos en Cisjordania (tan ilegales como los centenares que ya albergan a unos 700.000 colonos), deja claro, como ha remarcado el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, que también se trata de impedir por todos los medios la existencia de un Estado palestino viable.

La operación sigue el patrón marcado por el llamado Plan de los Generales, ideado por el general Giora Eiland, ya ejecutado a finales del pasado año en la zona norte de Gaza. En esencia, comprende una primera fase que consiste en sellar la zona a arrasar, para impedir las entradas y salidas, al tiempo que se emiten órdenes de evacuación forzosa para la población civil (los que decidan quedarse pasan a ser considerados terroristas y, por tanto, objetivos a eliminar); a continuación comienza el bombardeo masivo, por tierra, mar y aire, con la intención de destruir sus infraestructuras críticas, al tiempo que se corta todo suministro desde el exterior de agua, alimentos y medicamentos; posteriormente se desencadenan acciones terrestres, calle por calle, que buscan eliminar toda resistencia y; por último, se lleva a cabo una sistemática destrucción de todo tipo de viviendas, cultivos y vías de tránsito con el fin de que los sobrevivientes no tengan la tentación de regresar a unos hogares que ya no existen.

Eso significa, en otras palabras, que Benjamin Netanyahu no solo no está pensando en la liberación de las alrededor de cincuenta personas que Hamás y la Yihad Islámica Palestina todavía retienen, sino que asume que la nueva ofensiva puede acelerar el asesinato de los que todavía están vivos (en torno a la mitad). Son muchas ya las ocasiones en las que ha preferido rechazar las propuestas de Hamás, a través de Qatar, Egipto y EEUU, de proceder a su completa entrega a cambio del cese de hostilidades, la entrada ilimitada de ayuda humanitaria y la retirada de las fuerzas israelíes de toda la Franja, insistiendo falsamente en que su objetivo es eliminar totalmente a los grupos yihadistas activos en su interior. Un argumento que tampoco se sostiene veintidós meses después de ordenar una masacre y que solo trata de ocultar que la continuación de la barbarie se ha convertido hace tiempo en su principal palanca de supervivencia política ante la acción de la justicia y las crecientes críticas que su deriva antidemocrática está provocando entre la ciudadanía israelí.

Tampoco resulta creíble su discurso militarista, sosteniendo que las operaciones militares buscan terminar con Hamás. No cabe olvidar que desde su arranque, en 1987, el Movimiento de Resistencia Islámica ha sido instrumental para Netanyahu y los suyos, en la medida en que ha servido para fracturar la resistencia palestina a la ocupación israelí y para mantener mínimamente cohesionada a la muy diversa sociedad israelí frente al enemigo común. El problema principal de ese enfoque es que, como se ha demostrado en las cinco operaciones de castigo que las Fuerzas de Defensa Israelíes (FDI) han llevado a cabo en la Franja en lo que llevamos de siglo, la resistencia palestina (liderada hoy por Hamás y mañana por quienes sobrevivan a este castigo) es mucho más que un grupo más o menos iluminado por sueños imposibles; es una idea. Y, como le recuerdan insistentemente los altos mandos militares a su primer ministro, no es posible eliminar esa idea y esa resistencia por la vía de las armas.

Peor aún. La filtración de los datos que parece manejar la inteligencia militar israelí da a entender que a finales del pasado mes de mayo- es decir, tras diecinueve meses de ataques diarios- las FDI “tan solo” habrían logrado eliminar 8.900 yihadistas palestinos. Si las estimaciones más bajas de Tel Aviv respecto a los efectivos con los que contaba Hamás tras el 7 de octubre de 2023 se movían en torno a los 25.000, con varios miles más de la Yihad Islámica Palestina, dicho resultado solo puede calificarse de sonoro fracaso para una maquinaria militar tan sofisticada como la israelí.

Y si a eso se le añade que, según las mismas fuentes israelíes, esa cifra solo representa el 17% de todas las muertes violentas registradas en Gaza desde el inicio de la masacre, la conclusión es todavía más abominable. Es un hecho que desde hace décadas en todas las guerras se producen más muertes de civiles que de combatientes; pero solo en los casos de Ruanda (1994) y Srebrenica se ha registrado un desequilibrio tan escandaloso como el que ahora se produce en Gaza. Y si entonces la comunidad internacional no tuvo duda alguna en calificar aquellos dos episodios como genocidio, lo mismo cabe concluir a la hora de nombrar lo que Israel está haciendo contra los palestinos.

En definitiva, vencida la inicial resistencia del Jefe de Estado Mayor, Eyal Zamir, al entender que la operación no va a servir para eliminar a Hamás, va a producir muchas bajas propias al entrar en combate calle por calle y va a colocar a las FDI al límite de sus capacidades para atender tantos frentes simultáneamente (Cisjordania, Líbano, Siria, Irán, Yemen…), los Carros de Gedeón avanzan desbocados hacia ninguna parte."

(Jesús A. Núñez , eldiario.es, 23/08/25) 

Subcontratistas estadounidenses que trabajan para la controvertida Fundación Humanitaria de Gaza (GHF) dispararon contra palestinos que buscaban ayuda... declaró un testigo a CBS News... «Me llevó dos o tres días darme cuenta de que realmente estaban disparando a personas, no a combatientes», dijo... señalando que tanto las tropas israelíes como el personal de seguridad estadounidense disparaban contra civiles (Middle East Eye)

 "Subcontratistas estadounidenses que trabajan para la controvertida Fundación Humanitaria de Gaza (GHF) dispararon contra palestinos que buscaban ayuda junto con las fuerzas israelíes, según declaró un testigo a CBS News.

El testigo, identificado como Mike, cuya identidad real se ha ocultado por temor a represalias, afirmó que fue contratado por una empresa de logística estadounidense para conducir camiones de ayuda en Israel, sin saber que trabajaría con la GHF, respaldada por Israel y Estados Unidos, en Gaza.

La GHF comenzó a operar en mayo como la única entidad autorizada por Israel para distribuir ayuda dentro del enclave bloqueado.

Al menos 2036 palestinos han muerto y más de 15 064 han resultado heridos mientras recogían alimentos o hacían cola para recibir ayuda en los centros de la GHF o de camino a ellos.

«Me llevó dos o tres días darme cuenta de que realmente estaban disparando a personas, no a combatientes», dijo Mike, señalando que tanto las tropas israelíes como el personal de seguridad estadounidense disparaban contra civiles."

( Middle East Eye, 22/08/25, traducción DEEPL)

La toma de D. C.: ensayo general... Cada «liberación» proclamada por Trump ha seguido un patrón similar: reclamar para sí poderes extraordinarios para hacer frente a enemigos extranjeros y nacionales, teniendo como base mentiras y distorsiones: que el país ha sido invadido y ocupado por migrantes, que Estados Unidos es víctima del orden económico mundial, o que Washington D. C. ha caído presa de una epidemia de delincuencia sin precedentes... Males que cabe achacar a los demócratas, por conspirar para inundar al país de trabajadores indocumentados, por permitir que Estados Unidos sea estafado por sus socios comerciales internacionales, por dejar que el capital se hunda en el caos... Como afirmara Stephen Miller, asesor de Trump: «Los demócratas están tratando de deshacer la civilización. El Presidente Trump habrá de salvarla.»... La toma de Washington D. C. es un ensayo general para la verdadera crisis que se avecina (Alberto Toscano)

 "«A pesar de que Trump —para citar a Bertolt Brecht— todavía no pueda «disolver al pueblo y elegir a otro», su visión de la seguridad y de la belleza se basa en el deseo de eliminar a todo el que interfiera en la visión etnonacionalista de grandeza del movimiento MAGA, según la cual «los monumentos, museos y edificios de la capital deben reflejar el poderío, la grandeza y el patrimonio de nuestra nación e inspirar asombro y sentimientos de gratitud». Si bien no cabe comparar la magnitud de la violencia implicada en uno y otro caso, una misma mentalidad subyace al deseo de Trump de «limpiar» Washington y a su fantasía genocida de una Gaza sin palestinos transformada en un destino turístico internacional.»

El pasado 11 de agosto, el Presidente Donald Trump firmó una orden ejecutiva por la que se declaraba el «estado de emergencia» en Washington D. C. ante una presunta ola de delitos en esa ciudad. Al amparo del artículo 740 de la Ley de Autonomía Local, se autorizaba al gobierno federal a asumir durante 30 días el mando del Departamento de Policía Metropolitana. Por otro lado, en un memorándum firmado ese mismo día, Trump impartió órdenes al Secretario de Defensa, Pete Hegseth, para que movilizara a la Guardia Nacional del Distrito de Columbia a fin de patrullar las calles del distrito federal junto con otros organismos federales encargados de hacer cumplir la ley, a la vez que prometió que se avecinaba el «Día de la Liberación» de la capital, tan pronto como fuerzas federales combinadas liberaran a D.C. de la «cloaca de delincuencia y mendicidad en que se ha convertido tras décadas de unilateral liderazgo demócrata».

O, como declarara Trump en Truth Social: «¡Washington D. C. será hoy LIBERADA! El delito, la barbarie, la suciedad y la escoria DESAPARECERÁN. ¡Haré que NUESTRA CAPITAL VUELVA A SER GRANDE!»

Cabría perdonar a los estadounidenses si a estas alturas estuviesen cansados de tanta «libertad», luego de haber tenido que soportar al menos dos «Días de la Liberación». En vísperas de las elecciones de 2024, Trump publicó en las redes un mensaje en que se decía: «Estados Unidos es un PAÍS OCUPADO»; no obstante: «El 5 de noviembre de 2024 será el DÍA DE LA LIBERACIÓN de Estados Unidos.» El 2 de abril, Trump declaró otro «Día de la Liberación» para conmemorar la firma de su amplio programa de imposición de aranceles en todo el mundo, para lo que se usó como justificación la presunta necesidad de declarar una «emergencia nacional» (una de las nueve que Trump ha declarado desde su toma de posesión, con lo que ya ha igualado el número de emergencias declaradas por Biden durante todo su mandato).

Cada «liberación» proclamada por Trump ha seguido un patrón similar: al reclamar para sí poderes extraordinarios, el Presidente se arroga el derecho de ejercer todos los poderes jurídicos y represivos del Estado para hacer frente a enemigos extranjeros y nacionales y lograr que se regenere la primacía de Estados Unidos. De un modo u otro, todas esas declaraciones han tenido como base mentiras y distorsiones: que el país ha sido invadido y ocupado por migrantes; que Estados Unidos es víctima del orden económico mundial; que Washington D. C. ha caído presa de una epidemia de delincuencia sin precedentes, cuando en realidad los índices de delincuencia son más bajos que nunca. Males, todos ellos, que cabe achacar a los demócratas: por conspirar para inundar al país de trabajadores indocumentados, por permitir que Estados Unidos sea estafado por sus socios comerciales internacionales, por dejar que el capital se hunda en el caos. Como afirmara Stephen Miller, asesor de Trump: «Los demócratas están tratando de deshacer la civilización. El Presidente Trump habrá de salvarla.»

Similares declaraciones de estados de emergencia, formuladas en términos de «ley y orden» y acompañadas del despliegue de una concentrada violencia estatal contra comunidades pobres y marginadas, han sido uno de los principales motores del autoritarismo en las sociedades capitalistas avanzadas. Bajo la presidencia de Richard Nixon, como observara la académica abolicionista Ruth Wilson Gilmore, «la derecha en ascenso utilizó el desorden para convencer a los votantes de que los gobernantes eran incapaces de gobernar» y para reducir los disturbios urbanos y la insurgencia política a la categoría de «delito». El teórico social Stuart Hall analizó el auge del thatcherismo y del neoliberalismo en el Reino Unido por medio de la noción de «pánico moral», cuando temores y ansiedades reales de la población giraban en torno a acontecimientos y grupos que se llegaba a percibir como una amenaza para la estabilidad social y el bienestar (en la Inglaterra de los años setenta el pánico moral giraba en torno a los «atracos» perpetrados por jóvenes negros). El pánico moral proporcionó el «vocabulario del descontento» susceptible de dotar al auge del autoritarismo de una especie de legitimidad popular y de una base de masas. Tanto en el caso de Estados Unidos como en el del Reino Unido, los giros radicales hacia la derecha tenían su punto de apoyo en ese pánico moral.

Si bien no son pocos los paralelismos que se podrían establecer entre la declaración por Trump del estado de emergencia en Washington D. C. y el pánico moral de otras épocas en torno a la delincuencia urbana —como cuando la notoria intervención del propio Trump en el caso de los Cinco de Central Park en Nueva York en 1989, para clamar por que se condenara a la pena de muerte a unos jóvenes negros y latinos cuya inocencia quedó demostrada—, la actual campaña del Gobierno contra el desorden urbano, en la capital y en otros lugares, exhibe una manufacturación más transparente que la de sus precursoras.

Se han esgrimido como pretextos una serie de incidentes violentos ocurridos en la capital —el más reciente, el de Edward «Big Balls» Coristine, joven de 19 años que trabajaba para DOGE y que fuera agredido durante una tentativa de robo de automóvil—, pero lo cierto es que la apropiación por el gobierno federal de la seguridad pública y su militarización no responde a una demanda popular. Como el propio Trump señalara en una reciente rueda de prensa, en la que tachó de «ridícula» e «inaceptable» la idea de convertir en un estado más de la Unión a Washington D. C., los demócratas «tienen el 95 % [del voto] en esta pequeña zona» (la capital) y «ni siquiera yo obtuve muchos» (menos del 7 % de los votos en las elecciones de 2024). Si ese pánico moral encuentra oídos, es en la base MAGA de Trump, que no se está concentrada en Washington D. C. ni en otros centros urbanos.

Los ataques verbales y las amenazas jurídicas de Trump contra los alcaldes demócratas de las principales ciudades canalizan su hábito de tipificar como delictiva a la población negra, al tiempo que contribuyen a hacer realidad su muy concreta agenda de derogar toda disposición de las llamadas ciudades santuario que pueda obstaculizar la labor del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos (ICE) y de la maquinaria de deportación que han creado Trump, Stephen Miller y Tom Homan. Era ese, entre otros, el objetivo que perseguía la Fiscal General Pam Bondi en su intento de sustituir a la jefa de la policía metropolitana de Washington, Pamela Smith, por un funcionario de la Administración de Control de Drogas (DEA), y que fuera rechazado por un tribunal federal. Pese a que el gobierno de Trump no consiguió todo lo que se proponía, la presión parece haber surtido efecto. A raíz de su propuesta de sustitución, Smith firmó una orden ejecutiva por la que se ampliaba la colaboración de la policía de Washington con el ICE y otros organismos de control de la inmigración. Según varias organizaciones de defensa de los derechos de los migrantes que impugnan la orden, se trata de «un transparente intento de abrir un resquicio legal en la Ley de enmienda de valores de las ciudades santuario [de 2020] y permitir que la policía de Washington D. C. utilice los controles de tráfico para hacer cumplir las leyes inmigratorias».

Como señala Alex Vitale, sociólogo especializado en la policía, es solo un ejemplo de cómo las alcaldías «permiten que su propia policía actúe como multiplicador de la fuerza del ICE, mientras mantiene la ilusión de que sus localidades siguen siendo “ciudades santuario”». La crítica de demócratas electos a la política de «ley y orden» es, en el mejor de los casos, parcial, pues en gran parte han hecho suya la lógica subyacente.

Mientras que Trump y MAGA tratan en general a las ciudades multirraciales y progresistas como territorio enemigo, el asalto contra Washington D. C. con el pretexto de una inexistente epidemia de delincuencia está estrechamente ligado con la obsesión de Trump por remodelar la capital para adaptarla a sus visiones de grandeza, como lo demuestran el cursi recubrimiento en oro del Despacho Oval o la prevista sustitución del ala este de la Casa Blanca por un gigantesco salón de baile. En ese sentido, la toma de control forma parte de una remodelación más amplia que Trump expuso en su orden ejecutiva de marzo, «Hacer que el Distrito de Columbia sea un lugar seguro y bello».

La orden, que creó un grupo de trabajo interinstitucional presidido por Stephen Miller, se suma a nuevas y draconianas medidas de «seguridad» —entre ellas la captura y la deportación de «extranjeros ilegales» y una presencia masiva de las fuerzas federales del orden en los principales lugares de interés de la capital— por las que se establecen requisitos estéticos para coordinar «los esfuerzos de embellecimiento y limpieza», como la restauración de monumentos públicos que han sido «dañados o desfigurados, o retirados o modificados de forma inadecuada». El documento pone en primer plano el objetivo de expulsar de la ciudad a las personas sin hogar, el 82,5 % de las cuales son negras. La falta de hogar se presenta como un problema tanto estético como de seguridad, no como un problema social cuyas causas deban abordarse, sino como una monstruosidad que se debe eliminar.

Además de hallar impulso en la agenda de deportación, la toma de Washington D. C. también forma parte de la larga reacción contra el movimiento Black Lives Matter. En junio de 2020, el Servicio Secreto, la Policía de Parques, la Guardia Nacional y la Policía Militar, a instancias de Trump, atacaron con balas de goma y gas lacrimógeno a manifestantes por la justicia racial en el parque Lafayette Square. La ACLU y otro presentaron una demanda contra Trump y el entonces Fiscal General Bill Barr por haber obstaculizado el ejercicio por los activistas de los derechos consagrados en la Primera y la Decimocuarta Enmiendas. Más tarde ese mismo mes, el 19 de junio, un grupo de manifestantes derribó la estatua del general confederado Albert Pike. Trump exigió inmediatamente que se volviera a colocar en su pedestal.

A pesar de que Trump aún no pueda, para citar a Bertolt Brecht, «disolver al pueblo y elegir a otro», su visión de la seguridad y de la belleza se basa en el deseo de eliminar a cualquiera que interfiera en la visión etnonacionalista de grandeza del movimiento MAGA, según la cual «los monumentos, museos y edificios de la capital deben reflejar el poderío, la grandeza y el patrimonio de nuestra nación e inspirar asombro y sentimientos de gratitud». Si bien no cabe comparar la magnitud de la violencia implicada en uno y otro caso, una misma mentalidad subyace al deseo de Trump de «limpiar» Washington y a su fantasía genocida de una Gaza sin palestinos transformada en un destino turístico internacional.

Trump detesta a los habitantes de Washington D. C., pero adora sus edificios, su mármol, sus «cimientos». Como declarara en el Kennedy Center el 13 de agosto: «Tenemos los mejores cimientos. Si uno mira, por ejemplo, el edificio de la Corte Suprema, creo que es uno de los edificios más bellos.» Quizás el ejemplo no deje ser adecuado, pues en 1933, el arquitecto que diseñara el edificio de la Corte Suprema, Cass Gilbert, tras una visita a Roma, dijo a un grupo de periodistas: «Mussolini está llevando a cabo un muy importante y admirable proyecto de restauración, está procediendo a la limpieza de los barrios marginales, derribando vetustos edificios, construyendo nuevas calles… y todo ello sin perjudicar en modo alguno la belleza de la ciudad antigua.»

También Trump está decidido a «limpiar» las instituciones culturales de la capital. En febrero, se nombró a sí mismo presidente del Kennedy Center, cuya nueva junta directiva se apresuró a purgar toda programación «progresista». A finales de julio, Trump anunció que él mismo presentará la ceremonia anual de entrega de premios en diciembre, entre cuyos galardonados estará Sylvester Stallone, quien calificó a Trump de «personaje realmente mítico» y de «segundo George Washington». La semana pasada también se puso en marcha una inspección de la Institución Smithsonian, encabezada por el director de la Oficina de Gestión y Presupuesto, Russell Vought, más conocido por su destacado papel en la ejecución del Proyecto 2025, que se propone purgar al museo de «toda retórica divisiva o ideológicamente motivada», como eso de recordar «lo mala que fue la esclavitud», y en su lugar presentar exposiciones y programas que «celebren el excepcionalismo estadounidense». A principios de agosto, Trump redobló su apuesta, tras declarar en tono amenazador en Truth Social: «He dado instrucciones a mis abogados para que investiguen la situación en los museos», lo que significa que va a ejercer presiones jurídicas para obligar al Smithsonian a plegarse a su voluntad, tal como ha hecho con las universidades.

La toma de Washington D. C. por Trump pone de manifiesto su afición por las maniobras efectistas y las apariencias, las bravuconadas y los edificios, el alarde y las demostraciones de fuerza. Pero sería un error ignorar los designios más profundos que trasuntan esos espectáculos. En el universo MAGA, «seguro y bello» significa que los imperativos ultranacionalistas y reaccionarios de la guerra cultural se verán reforzados por la militarización cada vez mayor de los espacios cívicos, en preparación para lo que Joseph Nunn, asesor del Programa para la Libertad y la Seguridad Nacional del Brennan Center, en declaraciones a The New Republic, denominara una «guerra interna eterna». Como dijera imperiosamente el congresista republicano James Comer a la cadena de extrema derecha Newsmax: «Durante las últimas dos décadas, nuestro ejército ha estado en muchos países del mundo patrullando las calles para intentar reducir la delincuencia. Tenemos que centrarnos ahora en las grandes ciudades de Estados Unidos, y eso es lo que está haciendo el Presidente.» Entretanto, su colega de Tennessee, Randy Ogles, afirma que está trabajando en un proyecto de resolución para eliminar el plazo de validez de 30 días de la ley en virtud de la cual el mando de la policía de Washington D. C. se ha puesto en manos del gobierno federal, y con ello —según sus propias palabras— otorgar a Trump «todo el tiempo y la autoridad que necesita para acabar con la anarquía, restaurar el orden y recuperar nuestra capital de una vez por todas.»

A mediados de julio, el Servicio de Parques Nacionales anunció que, en cumplimiento de la orden ejecutiva para hacer que Washington D. C. sea una ciudad segura y bella, reinstalará la estatua de Albert Pike. En todas las instituciones y calles de la ciudad, el gobierno de Trump sigue luchando por dar marcha atrás al movimiento de justicia social que culminó con las protestas y los levantamientos de 2020. La capital es un campo de batalla clave en esa campaña de la reacción. Aunque en la actualidad se manifieste principalmente como un «espectáculo de autoritarismo», no hay lugar para poner en duda, habida cuenta de los enormes recursos destinados al ICE y a los organismos federales de seguridad, y su intensa politización partidista de que son objeto, que cualquier explosión social que se acerque en su escala a la de BLM se enfrentaría esta vez a una respuesta aún más violenta y autoritaria.

La toma de Washington D. C. no es sólo parte de una autoritaria remodelación, sino un ensayo general para la verdadera crisis que se avecina." 

(Alberto Toscano , Comunis, 21/08/25, traducción DEEPL) 

Covid: Ayuso, reclama al Gobierno que sean las Fuerzas Armadas las que hagan cumplir las restricciones... dana: Ayuso desliza que los militares no fueron enviados “a tiempo” siguiendo un cálculo político... apagón: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, y Ayuso piden la movilización del Ejército... incendios: Feijóo, y en su estela los presidentes de las autonomías más torturadas, desatan un crescendo sin precedentes de exigencias militares... el PP se aferra a su manual para desviar culpas crisis tras crisis, dentro de un discurso de culpabilización del Gobierno, desviando la atención de las competencias de las comunidades, la mayoría dirigidas por el propio PP, sobre materias clave para la resolución de las crisis, como la atención sanitaria, la gestión de emergencias, la protección civil o la lucha contra los incendios... PP recurre al Ejército dentro de una pauta constante de elusión de sus responsabilidades autonómicas cuando más necesario es ejercerlas”, para enfatizar la responsabilidad del Gobierno central y minimizar la autonómica... así durante la covid, trataba de desplazar al Gobierno central la responsabilidad del desastre en las residencias de mayores, zona cero de la catástrofe sanitaria y de competencia autonómica... las leyes de las tres comunidades más castigadas, tanto Castilla y León como Galicia y Extremadura asignan a los gobiernos territoriales el principal papel en la lucha contra los incendios... “Ellos tienen un patrón claro: cuando se ven cuestionados, se preocupan más por salvar su imagen que por solucionar la crisis, y la mejor forma de salvar la imagen es culpar al Gobierno” (Ángel Munárriz)

 "Crisis 1: covid. Una de las primeras exigencias del PP, entonces dirigido por Pablo Casado, es que el Ejército extienda su despliegue a Cataluña y el País Vasco, donde sospecha de resistencias nacionalistas. Pasado lo peor, la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, reclama al Gobierno que sean las Fuerzas Armadas las que hagan cumplir las restricciones.

Crisis 2: dana. El PP, cuestionado por la gestión de Carlos Mazón, acusa al Gobierno de lentitud en el despliegue militar. Ayuso desliza que los militares no fueron enviados “a tiempo” siguiendo un cálculo político, para que en “esto que llaman Países Catalanes” no vean que tienen “a su lado” al “Ejército de España”.

Crisis 3: apagón. El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, y Ayuso piden la movilización del Ejército.

Crisis 4: incendios. Feijóo, y en su estela los presidentes de las autonomías más torturadas —Castilla y León, Galicia y Extremadura— y de la Comunidad de Madrid, desatan un crescendo sin precedentes de exigencias militares. Alfonso Fernández Mañueco, de Castilla y León, cambia su posición drásticamente en solo un día: primero, niega que el problema sea “de falta de medios áreos o de falta de medios terrestres” y afirma que los mandos del Ejército “han puesto a disposición” de la Junta “todo lo que tienen” a su alcance; al día siguiente, exige mil soldados, 25 bulldozers y 30 helicópteros.

Las anteriores catástrofes son diferentes entre sí. Pero tienen algo en común. En todas, el PP recurrió a la exigencia de un despliegue militar —uno mayor que el que ya había— dentro de un discurso de culpabilización del Gobierno, desviando la atención de las competencias de las comunidades, la mayoría dirigidas por el propio PP, sobre materias clave para la resolución de las crisis, como la atención sanitaria, la gestión de emergencias, la protección civil o la lucha contra los incendios.

“El Ejército es una de las máximas expresiones del poder del Estado. Es lógico recurrir a él, tanto por capacidades como por simbolismo, en situaciones críticas, siempre que se evite que las emergencias acaben sirviendo a tentaciones autoritarias”, señala Antonio Madrid, profesor de Filosofía del Derecho de la Universidad de Barcelona. “Ahora bien —puntualiza–, lo que hemos visto estos años es cómo el PP recurre al Ejército dentro de una pauta constante de elusión de sus responsabilidades autonómicas cuando más necesario es ejercerlas”.

La castrense no ha sido la única carta que el PP ha jugado, crisis tras crisis, para enfatizar la responsabilidad del Gobierno central y minimizar la autonómica.

— Durante el covid, el partido reclamaba con frecuencia el “mando único” sanitario e incluso trataba de desplazar al Gobierno central la responsabilidad del desastre en las residencias de mayores, zona cero de la catástrofe sanitaria y de competencia autonómica.

— En la dana, Feijóo llegó a pedir la emergencia nacional. Su declaración hubiera quitado el mando de la crisis a Mazón, que se resistió a cederlo y alegó en su defensa que los militares tardaron en llegar, lo que provocó una inédita réplica del jefe de la Unidad Militar de Emergencias (UME).

— Tras el apagón, siete comunidades se acogieron a la emergencia nacional, entregando al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, la dirección de sus recursos autonómicos.

Ahora, ante los incendios, numerosas voces del PP, además de urgir a una actividad militar más contundente, recalcan la importancia de la persecución policial de lo que Feijóo llama “terrorismo incendiario”. El líder del partido esgrime para ello el dato, desmentido por la estadísticas oficiales, de que “el 80% de los fuegos son intencionados”. Por su parte, el jefe del Ejecutivo andaluz, Juan Manuel Moreno, ha dicho que pretende “abrir un debate” para endurecer las penas a “pirómanos”.

¿Qué tiene en común todo lo anterior? Que está fuera de las competencias de las autonomías, precisamente el ámbito donde el PP es el gran dominador: gobierna en 12 de las 17, en once con la presidencia. Y no puede decirse que las competencias autonómicas sean menores en este terreno. Acudiendo a las leyes de las tres comunidades más castigadas, tanto Castilla y León como Galicia y Extremadura asignan a los gobiernos territoriales el principal papel en la lucha contra los incendios.

No obstante, como corresponde a un Estado multinivel, hay zonas de grises. Siempre hay espacio para justificar que el foco apunte también al Gobierno central, incluso en asuntos de competencia descentralizada. La propia Ley de Montes de Castilla y León, por ejemplo, asigna la responsabilidad antiincendios a la Junta, pero “en coordinación” con el Gobierno. Y la norma nacional sobre la materia prevé el despliegue de “medios estatales” cuando sea necesario. Así que de ahí puede colgar el PP su exigencia constante de recursos, que en esta oleada de incendios se ha producido en algún caso, como en Castilla y León, mientras la Junta mantenía paralizados medios ya cedidos.

Valores castrenses

Al igual que el jurista Antonio Madrid, el experto en comunicación política Isaac Hernández ve en el recurso constante del PP a las Fuerzas Armadas —también en 2024, cuando Miguel Tellado pidió su despliegue frente a las costas africanas contra la inmigración ilegal— “el ejemplo más claro” de una forma sistemática de comportarse que tiene dos objetivos. El primero es asociarse a los valores de “rigor, control y disciplina” a los que automáticamente remite el Ejército, de arraigado prestigio y especialmente en el electorado conservador, señala. El segundo, añade, es “desviar la atención del nivel autonómico de la administración”.

¿Logra estos fines el PP? Aunque las investigaciones judiciales sobre la gestión de las residencias de Madrid y la dana apuntan con claridad a responsabilidades autonómicas, lo cual parece avalar al Gobierno central en la disputa competencial, Hernández cree que el PP sale beneficiado del “constante” choque político entre las comunidades y el Ejecutivo central. No en vano, recalca, presidentes autonómicos populares que chocaron casi a diario con Sánchez durante el covid, singularmente Ayuso, salieron reforzados de las urnas.

“El manual dice que en una crisis se suele dar el efecto rally ‘round the flag, por el que el líder, en este caso el presidente del Gobierno, consigue un mayor respaldo popular. La realidad, desde la pandemia de covid, muestra que el PP ha ido ganando las batallas del relato con un esquema sencillo, según el cual el Gobierno es débil, como demuestra que se resista a usar con contundencia su mejor arma, el Ejército”, añade el consultor y experto en marketing político, que cree que el Ejecutivo ha facilitado las cosas al PP al tardar en presentar a Sánchez “en modo crisis” tras la dana, el apagón y los incendios.

El riesgo para el sistema

El modo de actuar del PP, agrega Hernández, también expone a Feijóo al peligro de beneficiar a su principal competidor en la derecha, Vox: “Al insistir tanto en el abandono por parte del Gobierno y transmitir la imagen de una descoordinación, corre el riesgo de alimentar dos discursos de la ultraderecha: el del Estado fallido y el de la inutilidad de las autonomías”.

Hay datos ya que indican un declive del prestigio del modelo competencial español. Las evolución de las preferencias por distintas formas de la organización territorial entre 2018, justo cuando irrumpió el partido de Santiago Abascal en las elecciones andaluzas, y 2024, última vez que el CIS preguntó, muestra que la opción que más apoyo pierde es el sistema autonómico actual, y la que más respaldo gana es un recorte de competencias autonómicas.

 Autor del ensayo La política y la justicia del sufrimiento (Trotta, 2010), Antonio Madrid muestra su inquietud ante la dinámica en que se ha instalado el sistema autonómico, que desde el covid ha visto aflorar “problemas estructurales” que no han llevado —señala— a una reacción para su solución, sino a un enconamiento del conflicto político. En vez de abrirse “un debate sobre la financiación, la cooperación o la federalización”, expone, “la dinámica que se ha generado ha sido un juego interesado, con el PP desde las comunidades desplazando sus propias obligaciones al Gobierno y este administrando la situación para poner en evidencia los errores y déficits en la gestión del adversario”.

El catedrático de Derecho Constitucional Octavio Salazar observa cómo “se ha impuesto una lógica competitiva” en vez de “cooperativa”. Dentro de un “tira y afloja” del que Salazar no hace al PP único responsable, sí subraya la propensión de los populares a “echar balones fuera” desde las comunidades a lo largo de este quinquenio de emergencias, trasladando la idea de que las competencias autonómicas son casi tareas opcionales a las que se puede renunciar cuando surgen dificultades.

“La Constitución salvaguarda mucho las competencias territoriales. La Administración central solo puede intervenir cuando hay un incumplimiento de obligaciones constitucionales, con el artículo 155, cuando la crisis se extiende más allá de un territorio, o cuando hay una petición de ayuda”, desarrolla el profesor. Precisamente en este caso, la “petición de ayuda”, Salazar detecta una falta de regulación que “pone de manifiesto las carencias en materia de coordinación” del modelo territorial.

El PP, a través de un portavoz, niega que haya incurrido en “mala gestión” o “dejación de competencias” ante los incendios, como habría reconocido Grande-Marlaska al afirmar que se hubiera planteado el nivel 3 de alerta si la gestión de alguna comunidad no hubiera sido “adecuada”. A juicio del PP, el problema en esta crisis y las anteriores es que el Ejecutivo de Sánchez nunca está “a la altura de la emergencia”. “El Gobierno siempre termina responsabilizando a las comunidades”, apunta.

Una fuente de La Moncloa señala que el PP prueba la validez de la llamada “teoría del espejo”, según la cual cuando alguien es criticado por un error atribuye al adversario los pecados propios. “Ellos tienen un patrón claro: cuando se ven cuestionados, se preocupan más por salvar su imagen que por solucionar la crisis, y la mejor forma de salvar la imagen es culpar al Gobierno”, concluye." 

(Ángel Munárriz  , El País, 24/08/25)

Denuncian a Javier Milei y a otros funcionarios por corrupción en compra de medicamentos a través de la Agencia Nacional de Discapacidad (Andis)... la empresa comercializadora de medicamentos actuaba como canal para el desvío de fondos públicos mediante sobreprecios y porcentajes exigidos a los proveedores. (EFE)

 "Buenos Aires (EFE).- El presidente de Argentina, Javier Milei, su hermana y secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, y otros funcionarios fueron denunciados penalmente este miércoles por corrupción en contratos de provisión de medicamentos a través de la Agencia Nacional de Discapacidad (Andis).

La denuncia la presentó el abogado Gregorio Dalbón, que representa a Cristina Fernández en algunas de sus causas en la Justicia y que acusó la existencia de «un esquema de cobro y pago de coimas (sobornos) relacionadas con la compra y provisión de medicamentos, con afectación directa a los fondos públicos, hechos que encuadran en los delitos de cohecho, administración fraudulenta, negociaciones incompatibles con el ejercicio de funciones públicas e infracción a la ley de Ética Pública».

La presentación judicial, a la que accedió EFE, alcanza además de a los hermanos Milei, al asesor presidencial Eduardo “Lule” Menem – primo del titular de la Cámara de Diputados, Martín Menem-, al titular de Andis y exabogado personal del presidente, Diego Spagnuolo, y al dueño de la empresa comercializadora de medicamentos Suizo Argentina S.A., Eduardo Kovalivker.

Los audios

La presentación de la denuncia tiene lugar horas después de la difusión en diversos medios locales de una serie de audios en los que una voz, presuntamente la de Spagnuolo, detalla un esquema de recaudación de sobornos ligado a Suizo Argentina S.A. 

En el primer audio, se escucha a quien sería Spagnuolo admitir la existencia de una red de recaudación ilegal con conocimiento del presidente: «Él no está metido, pero es toda la gente de él. Entonces van a pedirle guita (dinero) a la gente. A los prestadores le van a pedir guita».

En un segundo fragmento, el supuesto Spagnuolo relata que advirtió de todo esto a Milei y en un tercer audio afirma que el circuito estaría manejado por una empresaria vinculada a la familia Menem, quien se llevaría cifras millonarias: «Ella se lleva medio palo (medio millón de dólares) para arriba de medicamentos por mes».

En las grabaciones, se identifica como presuntos responsables de la red de corrupción a Karina Milei y a Eduardo “Lule” Menem, señalándolos como los principales operadores del sistema de retornos.

Piden explicaciones

Según la denuncia, la empresa comercializadora de medicamentos actuaba como canal para el desvío de fondos públicos mediante sobreprecios y porcentajes exigidos a los proveedores. 

Dalbón solicitó allanamientos en las sedes de Andis, la Secretaría General de la Presidencia y la empresa Suizo Argentina, así como un análisis de los movimientos financieros de esta última por parte de la Unidad de Información Financiera (UIF). También pidió datos societarios a la Inspección General de Justicia (IGJ).

En paralelo con la denuncia del abogado, diputados opositores instaron a Karina Milei y al propio Spagnuolo a dar explicaciones sobre el caso. Los pedidos tuvieron lugar durante una sesión que se convocó para tratar, entre otras cuestiones, la declaración de emergencia en materia de discapacidad, una medida que obliga al Estado a aumentar los fondos de asistencia a ese sector y que vetaron a comienzos de mes por el presidente." 

(EFE, 21/08/25) 

Gran Canaria: pastores, quema controlada en invierno y recuperar un paisaje en mosaico agroforestal que combine zonas de cultivo, pastos y masas forestales... El pastoreo como medio para prevenir incendios es lo más barato. El sistema funciona mediante la adjudicación de superficies de pastoreo en montes públicos y barrancos, espacios especialmente sensibles porque actúan como corredores de propagación del fuego. A diferencia de las subvenciones, se establece un contrato: los pastores reciben un pago en función de la superficie gestionada y de la eficacia del trabajo realizado. “Hay que proteger a la ganadería, hay que incentivar la ganadería en los entornos rurales, porque al final son limpiadores natos”... En 2024 participaron 36 pastores, con unos 6.750 animales, distribuidos en 47 lotes adjudicados mediante concurrencia pública. El presupuesto inicial fue de 120.299 euros, y el ingreso medio por pastor se situó en torno a 2.776 euros anuales... A los ingresos por pastor, hay que añadirle el pienso que se ahorran. “Es algo que se está demandando por el gremio"... Un tratamiento mecánico puede alcanzar los 4.000 euros por cada hectárea, y una quema prescrita entre 300 y 600 euros. En cambio, el pastoreo cuesta entre 40 y 180 euros la hectárea, lo que permite abarcar superficies mucho mayores con el mismo presupuesto La aspiración del Colegio de Ingenieros Forestales es que todas estas prácticas tengan cabida en el Pacto de Estado para afrontar el cambio climático que Pedro Sánchez anunció el día 17 en Galicia (Guillermo Vega)

 "Fuego, pastores y paisaje para combatir el fuego. El peor verano de incendios en al menos tres décadas puede dejar enseñanzas que ya se están implantando en algunos territorios para evitar desastres en fuegos futuros. Gran Canaria pone sobre la mesa el plan que lleva implantando desde principios de siglo, cuyos responsables esperan que encuentre encaje en el Pacto de Estado que anunció recientemente el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Además de las limpiezas mecánicas tradicionales, el Cabildo de la isla ha introducido un pastoreo dirigido ―y remunerado― que ayuda a mantener limpios los cortafuegos y las zonas donde las partes urbanas se encuentran con las áreas con vegetación natural. Esta herramienta forma parte de un programa más amplio que persigue lograr un “paisaje mosaico”, en el que convivan campos cultivados, huertas, sembrados, pastos y diferentes tipos de bosques. Estas prácticas se culminan, por último, con quemas de baja intensidad provocadas en invierno. “El fuego limpia igual que limpiamos con una motodesbrozadora”, explica Federico Grillo, jefe de Emergencias del Cabildo de Gran Canaria. “Y es mejor quemarlo nosotros a que se queme de manera descontrolada”.

Gran Canaria ha sufrido ocho grandes incendios en los últimos 20 años, según los datos del director de Extinción y analista del Cabildo, Didac Díaz. Destacan, sobre todo, dos: el registrado en el verano de 2019, un desastre que se llevó por delante 10.000 hectáreas y los de 2007. Aquel año, tanto Gran Canaria como Tenerife (isla que ardió a su vez en 2023) sufrieron sendos incendios en los que ardieron unas 40.000 hectáreas.

Los técnicos sacan pecho de la experiencia adquirida en todas estas emergencias y ponen como ejemplo que el fuego de Tenerife no afectó ninguna casa. Desde hace más de 10 años, personal de la Unidad Militar de Emergencias (UME), así como de muchas comunidades como Andalucía o Galicia, han venido a la isla a aprender estas prácticas, explica Grillo. A esta experiencia contribuye la gestión de los recursos humanos: “Todo el personal, unos 240 bomberos, es fijo y contratado por la Administración. No trabajamos con empresas, queremos tener una plantilla que esté muchos años con nosotros para beneficiarnos de su experiencia”.

Con todo, la extinción no es suficiente. El incendio de 2007 fue, según explicó recientemente Didac Díaz, “un punto de inflexión enorme. Ahí vimos que no podemos con estos grandes incendios”. Se aceleró en la implantación de herramientas de prevención. “Son prácticas que en otros lados no se hacen, o solo se hace alguna aislada, o todavía se hacen de forma tímida”, explica en conversación telefónica Grillo, uno de los grandes expertos en extinción de incendios forestales en España.

La práctica más llamativa es la quema controlada en invierno, que también se realiza en comunidades como Cataluña o Andalucía. “Se trata de llevar a cabo la limpieza de algunas masas cuando están las condiciones adecuadas de humedad, cuando no hace calor, con una llama muy pequeña”, relata. “Tenemos fuegos de alta intensidad que suben a copas y hacen un daño muy grande a toda la vegetación y al suelo, a los animales. Y tenemos fuego de baja intensidad, que es una llama muy pequeña, que va rastrera por el suelo y va eliminando solamente la pinocha”.

El Cabildo ha previsto para este año la quema controlada de 50 hectáreas, según recoge el Plan de Prevención, Vigilancia y Extinción de Incendios Forestales del Cabildo. Esta práctica, asegura el ingeniero, tiene dos ventajas añadidas. En primer lugar, está el coste. Según sus datos, limpiar una hectárea de bosque a mano cuesta entre 4.000 y 6.000 euros por hectárea. “Con estos tratamientos con fuego lo podemos bajar a 300 euros, con lo que podemos hacer hasta 14 veces más de superficie”. En segundo lugar, el cuidado del medio ambiente. “Los sitios que arden en verano están muy adaptados al fuego”, explica. “Estamos viendo que detrás del fuego hay unos procesos ecológicos, y hay especies que necesitan el fuego. La secuencia natural sería que eso se quemase cada equis tiempo con tormenta. Ahora nosotros vivimos en el territorio, pero el fuego forma parte del paisaje”.

El pastoreo como medio para prevenir incendios es aún más barato. El sistema funciona mediante la adjudicación de superficies de pastoreo en montes públicos y barrancos, espacios especialmente sensibles porque actúan como corredores de propagación del fuego. A diferencia de las subvenciones, se establece un contrato: los pastores reciben un pago en función de la superficie gestionada y de la eficacia del trabajo realizado. “Hay que proteger a la ganadería, hay que incentivar la ganadería en los entornos rurales, porque al final son limpiadores natos”, explica Grillo.

Los costes comparativos muestran la eficiencia del modelo. Un tratamiento mecánico puede alcanzar los 4.000 euros por cada hectárea, y una quema prescrita entre 300 y 600 euros. En cambio, el pastoreo cuesta entre 40 y 180 euros la hectárea, lo que permite abarcar superficies mucho mayores con el mismo presupuesto. En la actualidad, el programa gestiona 1.681 hectáreas, frente a las 300 que cubren los tratamientos clásicos de la Consejería.

En 2024 participaron 36 pastores, con unos 6.750 animales, distribuidos en 47 lotes adjudicados mediante concurrencia pública. El presupuesto inicial fue de 120.299 euros, y el ingreso medio por pastor se situó en torno a 2.776 euros anuales. El programa prevé ampliarse a terrenos privados, aunque de momento se centra en monte público. A los ingresos por pastor, hay que añadirle el pienso que se ahorran. “Es algo que se está demandando por el gremio a nivel del resto de islas y creemos que es extensible a muchas zonas de la península, entre ellas algunas de las que se han estado quemando”, sostiene Grillo.

El programa de pastoreo forma parte de otro más amplio llamado Gran Canaria Mosaico. Este proyecto persigue recuperar un paisaje en mosaico agroforestal que combine zonas de cultivo, pastos y masas forestales”. Con ello, se consigue, según el Cabildo, romper, por un lado, la continuidad del combustible vegetal y reducir así la propagación de los incendios. Además, favorece la biodiversidad y la economía rural. “Es una filosofía de favorecer la economía y los productos locales”, resume Grillo, “los cuales, aunque puedan resultar más caros, “tienen una ventaja muy grande que estás salvando el bosque”.

La aspiración de Grillo y del Colegio de Ingenieros Forestales, del cual es vocal, es que todas estas prácticas tengan cabida en el Pacto de Estado para afrontar el cambio climático que Pedro Sánchez anunció el día 17 en Galicia. “Estas son parte de las soluciones que ofrecen los facultativos del mundo forestal, del ganadero y de la agricultura. Pretendemos resolver, o por lo menos reducir, el problema de los incendios forestales”.

(Guillermo Vega , El País, 23/08/25) 

Del dispositivo “suficiente” al caos: Castilla y León y Galicia tuvieron efectivos parados mientras montes y pueblos ardían... Losacio (Zamora), 12 de agosto, no hay bomberos autonómicos, solo vecinos voluntariosos y con algún sudor frío pese a los 35 grados. El pueblo se libró gracias solo a los refuerzos del Ayuntamiento de Zamora, al arrojo de una “cuadrilla pirata” que se tapaba los nombres para evitar represalias de la empresa, y especialmente al cambio de viento. Sin embargo, el incendio engulló Abejera, donde aún hay heridos hospitalizados. Esta falta de efectivos autonómicos se repitió en múltiples localidades castellanas y leonesas... Vilardevós, Ourense, 15 de agosto, un agente forestal, el encargado de la dirección técnica contra un fuego, de la estrategia de ataque. Pero sobre las dos de la madrugada, este trabajador se tuvo que ir por haber rebasado el tope de jornada, relatan fuentes de esta cuadrilla. No llegó nadie para relevarlo y, por protocolo, la brigada no pudo actuar. También se tuvo que parar la bulldozer que estaba abriendo zanjas para detener el avance del incendio que los acechaba. “Nos quedamos toda la noche contemplando cómo bajaba el fuego”... autobombas paradas en los peores días solo en la comarca de Valdeorras, arrasada por el incendio de Larouco, el más devastador. No podían usarse porque no había conductor disponible, mientras Rueda Rueda reclamaba al Gobierno central “30 autobombas con sus conductores”... con los incendios más graves de la historia de la comunidad fuera de control, la Xunta de Galicia rechazó la ayuda de bomberos de A Estrada (Pontevedra) que habían gestionado una autobomba y envió a casa a trabajadores contraincendios de A Coruña y Lugo porque “ya no se necesitaban”... hubo “brigadas descoordinadas y paradas a la espera de instrucciones durante horas”... los retenes castellanos ironizan con el “ayuno intermitente” de su pobre avituallamiento, en ocasiones con moho y frecuentemente escaso. Han bebido agua de mangueras de huerto y han compartido vídeos de compañeros durmiendo en el suelo (Sonia Vizoso, Juan Navarro)

 "La crisis de incendios más grave de la historia reciente de España estalló con los gobiernos de Castilla y León y Galicia jactándose de contar con un dispositivo de extinción dotado al más alto nivel. El mejor “de todo el mundo”, presumía el día 13 el sustituto de la familia Baltar al frente de la Diputación de Ourense, el popular Luis Menor, cuando su provincia ya estaba en alerta máxima. Solo dos días después, con la ola de fuegos en Extremadura, estas comunidades del PP urgían al Gobierno central un potente refuerzo de medios mientras sus equipos sufrían imprevisión, descoordinación, parálisis y falta de personal y maquinaria, denuncian bomberos y agentes forestales. Miembros del despliegue en estos territorios relatan cómo se han enfrentado no solo a las llamas: también a carencias que llevan años denunciando.

Una escena resume la gestión de la Junta de Castilla y León en esta catástrofe sin precedentes: Losacio (Zamora), 12 de agosto. Una línea naranja amenaza el lugar donde comenzó el segundo y cuádruplemente mortal incendio de la Sierra de la Culebra en 2022. No hay bomberos autonómicos, solo vecinos voluntariosos y con algún sudor frío pese a los 35 grados. El pueblo se libró gracias solo a los refuerzos del Ayuntamiento de Zamora, al arrojo de una “cuadrilla pirata” que se tapaba los nombres para evitar represalias de la empresa, y especialmente al cambio de viento. Sin embargo, el incendio engulló Abejera, donde aún hay heridos hospitalizados.

Esta falta de efectivos autonómicos se repitió en múltiples localidades castellanas y leonesas, especialmente en León, Zamora y Palencia, donde sienten que el caos y la descoordinación han inflamado unas llamas ya de por sí poderosas. Las protestas ciudadanas han ido creciendo. En Ourense, los bomberos narran un episodio que ilustra la impotencia que también se ha sentido en el flanco gallego de la tragedia por la falta de personal de la que llevan años alertando. Fue el 15 de agosto. Ardía la cima de un monte ante la inquieta mirada de los habitantes de una aldea de Vilardevós. Allí acudió, además de la Guardia Civil y Protección Civil, la brigada de Viladesuso, movilizada desde el sur de Pontevedra. Al frente, un agente forestal, el encargado de la dirección técnica contra un fuego, de la estrategia de ataque. Pero sobre las dos de la madrugada, este trabajador se tuvo que ir por haber rebasado el tope de jornada, relatan fuentes de esta cuadrilla.

No llegó nadie para relevarlo y, por protocolo, la brigada no pudo actuar. También se tuvo que parar la bulldozer que estaba abriendo zanjas para detener el avance del incendio que los acechaba. “Nos quedamos toda la noche contemplando cómo bajaba el fuego”, cuenta uno de sus integrantes. A la mañana siguiente, las llamas cogieron fuerza y cercaron las casas porque había zonas de maleza alrededor. Los sindicatos llevan años denunciando que la plantilla de agentes ambientales, una figura clave también para prevenir los incendios, está congelada desde 1985, cuando la Xunta recibió las competencias en la materia. “No hay forma de que asuman que falta más gente”, lamentaba estos días el agente forestal Alejandro Rodríguez.

Cuando ya el calor abrasador y el viento habían desmadrado las llamas por un territorio lleno de maleza seca y vacío de habitantes, tanto Galicia como Castilla y León improvisaron llamamientos para cubrir vacantes en sus equipos. El dispositivo gallego arrancó la temporada de alto riesgo con plazas y bajas sin cubrir, denuncian asociaciones profesionales y sindicatos, mientras la Xunta defiende que durante la crisis ha estado “casi al 100%”. CCOO calcula que la catástrofe se encaró en Ourense con 80 vacantes de bomberos, emisoristas o conductores, de un total de menos de 600 puestos.

Óscar Rodríguez, jefe de brigada y presidente del comité de empresa de Medio Rural en esta provincia, contabilizó varias autobombas paradas en los peores días solo en la comarca de Valdeorras, arrasada por el incendio de Larouco, el más devastador. No podían usarse porque no había conductor disponible, “plazas que están recogidas en la relación de puestos de trabajo, pero que no se cubren”, subraya. Mientras, Rueda reclamaba al Gobierno central, además de bulldozers, soldados, medios aéreos y nodrizas, “30 autobombas con sus conductores”. Medio Rural ha eludido explicar esta situación.

La incorporación precipitada de efectivos sin experiencia también complicó las tareas. Agentes forestales, por ejemplo, cuentan que han intentado evitar que los recién llegados asuman la “responsabilidad” de dirigir la estrategia ante fuegos tan peligrosos. Esto se evitaría si se hubiesen unido en marzo como piden siempre los sindicatos. También se han quejado de la gestión de la Xunta efectivos llegados de otras zonas de Galicia. El pasado martes, con los incendios más graves de la historia de la comunidad fuera de control, el Centro de Coordinación Operativa Integrado (Cecopi) rechazó la ayuda de bomberos de A Estrada (Pontevedra) que habían gestionado una autobomba y envió a casa a trabajadores contraincendios de A Coruña y Lugo porque “ya no se necesitaban”, cuenta Javier Cortizo, uno de los afectados, que desde A Estrada ya viajó a Valencia cuando la dana.

El presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, que se ha dejado ver estos días con chaleco de emergencias y sin afeitar, se ha parapetado en que los medios que se urgieron en medio del caos al Gobierno central, una petición “imposible” de atender según el Ejecutivo de Pedro Sánchez, no han llegado completos y a tiempo. Mañueco, por su parte, ha pasado de calificar el operativo de “suficiente” a exigir recursos al Estado alegando que las condiciones climatológicas extremas superaron cualquier previsión de la Junta. Los brigadistas se encogen de hombros: “Era cuestión de tiempo”. El desastre de 2022 en la Sierra de la Culebra no acarreó medidas ambiciosas para mantener un dispositivo sólido y bien capacitado, donde aún resuena el eco del consejero, Juan Carlos Suárez-Quiñones, en 2018: “Mantener el operativo todo el año es un absurdo y un despilfarro”.

Esta vez Quiñones ha regalado un “tenemos la mala costumbre de comer” por ausentarse en el primer día de descontrol, mientras los retenes ironizan con el “ayuno intermitente” de su pobre avituallamiento, en ocasiones con moho y frecuentemente escaso. Han bebido agua de mangueras de huerto y han compartido vídeos de compañeros durmiendo en el suelo.

En Galicia, hubo “brigadas descoordinadas y paradas a la espera de instrucciones durante horas”, señala el bombero forestal Xoan Lois Cabreira. “Hay un gran capital humano de base en los bomberos forestales” gallegos, explica, porque conocen el territorio y son expertos en tácticas contra el fuego. Pero “la falta de coordinación de los mandos tanto superiores como intermedios derivó en inoperancia e ineficacia”. Miembros del dispositivo relatan a EL PAÍS que se encontraron con autobombas y bulldozers en estado calamitoso, “que perdían aceite por el camino y estaban para el desguace”.

Mañueco insiste: su equipo está bien nutrido, pero necesitaba soporte de Sánchez. Soporte como el infrautilizado en León, donde se instalaron camas y almuerzos para 180 personas que nunca fueron movilizadas. Tampoco instalaron puestos de mando cedidos. Según informan bomberos de Ávila, allí hay una nodriza capaz de almacenar 13.000 litros para abastecer a las autobombas sin que se tengan que alejar demasiado. Ese vehículo permanece “en reserva”, según el Plan Anual de Incendios Forestales de la Junta. “No tienen dotación de personal y [la nodriza] lleva todo el año parada en un garaje”, según fuentes conocedoras del caso. Mañueco pidió al Ejecutivo primero 15 como estas y luego, sin saberse por qué, simplemente las solicitó sin aclarar cuántas. Las unidades helitransportadas también han implorado ser reclutadas al máximo, condenadas algunas a la inacción. El presidente de la Junta ha respaldado “todas las decisiones” del operativo aunque admite que “puede haber algún tipo de incidencias”: “Todos los medios que se ponen a disposición de la Junta, los directores los aprovechan al máximo si lo aconsejan las circunstancias”.

 Muchos bomberos de la Junta protestan porque no salen en las fotos, solo figuran los de la UME o los del ministerio, las BRIF. La respuesta: son tan pocos que es más fácil fotografiar a los refuerzos que a los nativos. Un efectivo del ministerio los compara así: “Hay una diferencia abismal entre las BRIF y otros medios, sobre todo los de la Junta. Tenemos una formación que no dan en ningún sitio y se nota al coordinarse bien, pero sobre todo en la seguridad. Parece una bobada, pero es más importante que el dinero”. Con el fuego crepitando, una adjudicataria buscaba personal en InfoJobs: no se exige ni formación ni experiencia. Mañueco asegura que su prioridad es la “seguridad” de esa primera línea contra las llamas y que se está implicando en el correcto avituallamiento de las brigadas. Al día siguiente de estas declaraciones, los bomberos recibieron bocadillos con moho.

“Los fuegos se apagan en invierno”

En Extremadura la situación ha sido distinta a la vivida en Castilla y León y Galicia. Allí ha habido dos incendios, no una multiplicidad de focos. Uno fue en Llerena (Badajoz), que se controló más rápidamente, y otro en Jarilla, que ha calcinado más de 17.000 hectáreas y se ha convertido en el más grande que ha habido nunca en la región. Si las críticas en las otras dos comunidades se reparten entre los fallos en la gestión de la extinción y la falta de prevención, los bomberos consultados en territorio extremeño procedentes de varias regiones de España coinciden en señalar más a lo segundo, la falta de limpieza de los montes. “Los fuegos se apagan en invierno”, repite un bombero de atención urgente de Castilla y León a pocos metros de las llamas en la frontera entre Cáceres y Salamanca.

Un grupo de efectivos procedentes de Cataluña comenta lo mismo y sostiene que eso, sumado a la ola de calor, ha secado gran parte de la vegetación que creció asilvestrada después de una primavera de muchas lluvias. La situación tiene unas características muy particulares y ha elevado el riesgo de incendios en toda la península. “Hoy estamos trabajando aquí, pero no me extrañaría nada que nos llamen porque tengamos que actuar pronto en Cataluña”, explica.

El incendio de Jarilla ha arrasado mayoritariamente zonas altas. Desde la Junta de Extremadura señalan que uno de los problemas ha sido la falta de helicópteros e hidroaviones porque la crisis incendiaria en Galicia y Castilla y León ha obligado a repartirlos. “Entendemos que la situación es la que es. Al que lo ha dado todo no se le puede pedir más”, explicó el martes a EL PAÍS el consejero de Gestión Forestal y Medio Rural, Paco Ramírez. Murcia, Andalucía y Castilla-La Mancha enviaron medios aéreos el sábado 16 de agosto, un día después de la petición del Gobierno extremeño. Cataluña lo hizo el 18 y Eslovenia y la República Checa mandaron otros dos helicópteros que llegaron el 19 después de que el Gobierno central activara el mecanismo europeo de protección civil. Para entonces ya habían ardido más de 15.000 hectáreas."

Sonia Vizoso , Juan Navarro , El País, 24/08/25)

23.8.25

La única garantía de seguridad de Ucrania es su neutralidad. Esa neutralidad, que Ucrania no participe en bloques, ni pueda albergar tropas ni armas que amenacen a Rusia, es también una garantía de seguridad para Rusia. Por haber roto esa neutralidad, animado por la OTAN y sus socios europeos, y por imponer su etnonacionalismo a la mitad del país que no lo compartía, Ucrania deberá pagar ahora un elevado precio territorial... Los dirigentes europeos ignoran eso y prefieren apuntarse a las leyendas de la amenaza rusa... los “motivos profundos” del conflicto (una Ucrania desnuclearizada, neutral y no alineada en bloques) ya estaban perfectamente expuestos en el documento de diciembre de 2021 que Moscú hizo llegar a la OTAN y a Washington y que ni siquiera fueron considerados. Si ahora se reconocen, Trump puede alegar con todo cinismo, y lo hace, que esa fue la “guerra de Biden”... y ¿los europeos? Imposible retroceder sin perder la cara ni responder a la pregunta de los tres años de barbarie y sufrimiento bélico entonces perfectamente evitables... ¿los europeos? Imposible retroceder sin perder la cara ni responder a la pregunta de los tres años de barbarie y sufrimiento bélico entonces perfectamente evitables (Rafael Poch de Feliu)

 "La escenificación que Trump organizó en la cumbre de Alaska con Putin el viernes 15 de agosto, quiso mostrar un encuentro entre iguales. Alfombra roja, cordialidad y respeto. Eso es algo que provoca erecciones a los machos de la elite rusa, que recuerdan con nostalgia los tiempos en los que la URSS era temida y respetada, y sus intereses tomados en serio en Washington, lo que no ocurre desde hace más de treinta años.

La cumbre fue una debacle para los europeos. “No se habló de sanciones contra quienes compren petróleo ruso, desaparecieron los ultimatums y la exigencia de un alto el fuego que Rusia rechaza”, resumía el mismo día 15 The New York Times. “Putin no dio a entender ninguna renuncia respecto de sus posiciones anteriores”, asombrábase el Frankfurter Allgemeine Zeitung. “En las últimas semanas parecía que Trump se había desengañado de Putin y que aumentaba su desagrado, pero el viernes no vimos ninguna señal de todo eso”, constataba, desolado, el Neue Zürcher Zeitung.

Para los europeos, el gran peligro de la cumbre era que “pueda salir algo de ella” , decía uno de los chihuahuas mediáticos de Madrid. Al día siguiente casi todos esos medios respiraban aliviados enfatizando que, afortunadamente, no se había alcanzado acuerdo alguno. Pero sí que hubo algo.

El encuentro de Alaska mostró que Trump cambiaba, desde la exigencia de un alto el fuego, a una perspectiva de acuerdo de paz que tenga en cuenta los “motivos profundos” del conflicto alegados por Rusia: Ucrania sin OTAN y cediendo territorios. Ambos aspectos eran considerados “innegociables” por los europeos, así que el lunes siguiente, primer día hábil, la “delegación europea” (el inglés, el francés, el alemán, el ahijadito holandés de la OTAN, la italiana, el finlandés que juega al golf y la Presidenta de la Comisión Europea) más Zelenski, corrieron a Washington. No hubo alfombra roja. Una funcionaria de tercer orden les recibió en la puerta de la Casa Blanca. No fue un “encuentro entre iguales”, sino una recepción del vanidoso emperador a sus humildes vasallos que le expresaron, uno tras otro, su agradecimiento de forma tan reiterada como exagerada. La delegación intentaba salvar los muebles. “Garantías de seguridad” para Ucrania, se llamaba su alarmado propósito.

Como cualquier persona informada sabe, o debería saber, la única garantía de seguridad de Ucrania es su neutralidad. Esa neutralidad, que Ucrania no participe en bloques, ni pueda albergar tropas ni armas que amenacen a Rusia, es también una garantía de seguridad para Rusia. Por haber roto esa neutralidad, animado por la OTAN y sus socios europeos, y por imponer su etnonacionalismo a la mitad del país que no lo compartía, Ucrania deberá pagar ahora un elevado precio territorial. Pero todo eso es algo que los dirigentes europeos, sus medios de comunicación y sus laboratorios de ideas, todavía no han llegado a comprender, pese a que Moscú lo viene repitiendo desde hace muchos años. El ministro ruso de exteriores, Sergei Lavrov, repetía, una vez más, el mensaje el día 19:

Para nosotros nunca se trató de hacernos con territorios. Ni Crimea, ni el Donbas, ni Novorrosía fueron nunca nuestro objetivo. Todo el mundo sabe que esos territorios eran parte de la República Socialista Soviética de Ucrania y después pasaron a serlo de la Ucrania independiente. Quedaron en la Ucrania independiente en base a la declaración de soberanía que los dirigentes ucranianos adoptaron ya en 1990 en la que se proclamaba con toda claridad que Ucrania sería para siempre un estado desnuclearizado, neutral y no alineado en bloques. Precisamente esa circunstancia era el fundamento del reconocimiento internacional de Ucrania como estado independiente. Si ahora el régimen de Zelenski renuncia a todos esos principios y ya habla de armas nucleares, ingresar en la OTAN y de renunciar a la neutralidad, entonces ese fundamento del reconocimiento de Ucrania como estado independiente, desaparece”.

Los dirigentes europeos ignoran eso y prefieren apuntarse a las leyendas de la amenaza rusa, la ampliación del imperio ruso hacia el oeste, la recreación de la URSS y la maldad intrínseca de Putin, pero eso cambia poco la realidad del problema: sin entender ni reconocer los “motivos profundos” del conflicto no se saldrá de el. Para los occidentales reconocer eso supone una marcha atrás demoledora, pues tales motivos ya estaban perfectamente expuestos en el documento de diciembre de 2021 que Moscú hizo llegar a la OTAN y a Washington y que ni siquiera fueron considerados. Si ahora se reconocen, Trump puede alegar con todo cinismo, y lo hace, que esa fue la “guerra de Biden”, su predecesor, pero, ¿los europeos? Imposible retroceder sin perder la cara ni responder a la pregunta de los tres años de barbarie y sufrimiento bélico entonces perfectamente evitables. Así que lo que ahora toca son las “garantías de seguridad” para Ucrania, entendidas como tropas de países de la OTAN en suelo ucraniano. Sin ayuda e implicación americana eso es imposible. A los europeos les faltan recursos, sobre todo de defensa antiaérea, aviación e inteligencia, así que la delegación le pidió el lunes a Trump que participe en el asunto.

Las tropas de países de la OTAN en Ucrania son garantía de que el conflicto continúe. Moscú inició la guerra para evitarlas y no las va a bendecir ahora que se ha hecho con el 20% del territorio ucraniano pagando un gran precio en todos los terrenos, pero los europeos no tienen un plan de paz, ni están preparados para ello.

Ha habido demasiados vítores y fanatismo de cambio de régimen en el ámbito político y mediático europeo, con muchos titulares recientes insistiendo en que la agresión rusa no debe ser premiada, claro que ninguno de esos autores tiene una estrategia militar para la victoria, porque pensamiento estratégico no es precisamente lo que abunda entre los europeos formados”, dice el analista Wolfgang Munchau. Trump ha respondido a la petición de sus chihuahuas con una declaración que les ha aliviado:

Ucrania no formará parte de la OTAN, pero están los países europeos que ya están implicados en el proceso. Algunos de ellos, Francia, Alemania e Inglaterra, de momento tres de ellos, quieren tener tropas allá. No creo que eso sea un problema. Estamos dispuestos a ayudar en eso, especialmente en lo que respecta a apoyo aéreo, porque nadie dispone dela capacidad que tenemos”, ha dicho.

La declaración borra para Moscú todo lo que se ganó, o se creyó ganar, en Alaska. Pero, ¿hay que tomarse esa declaración en serio?

El analista ruso Dmitri Trenin dice que lo dicho por Trump sobre tropas europeas con apoyo aéreo americano como “garantía de seguridad” es “un caramelo de consuelo para los europeos que no cambiará la posición del Presidente”. Trump sabe que los europeos no disponen de las tropas necesarias para brindar a Ucrania lo que ellos consideran que es seguridad y que en realidad no es más que una promesa de mantener el conflicto. Como tantas otras veces, donde dijo “digo”, dirá “Diego”, sin el menor problema y se concentrará en lo suyo que el sociólogo filipino Walden Bello enuncia así:

Trump parece imprevisible pero hay una tendencia que se mantiene a través de los zig zags de su acción. Simplemente reconoce lo que sus predecesores no reconocían: que el Imperio está desbordado por sus obligaciones y que ya no tiene recursos para sostener sus múltiples compromisos”.

Si este extraño acuerdo de paz, en el que su propiciador es parte principal del conflicto pero actúa como si fuera mediador, se demuestra imposible, el Presidente quizá se desentienda de Ucrania transfiriéndole el muerto a los europeos que en su estupidez multiplicarán por cien sus compras de armas a Estados Unidos para realizar la quimera militar que les está convirtiendo en irrelevantes en el mundo a marchas forzadas… Estados Unidos gana en cualquier caso y por partida doble.

Todo esto, evidentemente, es de lo más inestable e inseguro y los rusos son conscientes de ello. Como dice el comentarista anglo-italianoThomass Fazi ( En Trump’s Ukraine endgame – UnHerd ), “probablemente no se hagan ilusiones sobre los verdaderos objetivos del establishment imperialista estadounidense. Y saben perfectamente que cualquier acuerdo alcanzado con Trump podría ser revocado en cualquier momento. Sin embargo, los objetivos a corto plazo de Putin coinciden con los de Trump. Se podría decir que Rusia y Estados Unidos son adversarios estratégicos cuyos líderes, no obstante, comparten un interés táctico en la cooperación”."

Rafael Poch de Feliu , blog, 20/08/25)