Hay una enorme confusión en este sentido. Todos los años, en docenas de países de todo el mundo, por ejemplo, los grupos derechistas antiimpuestos hacen un cálculo y luego declaran de forma solemne el "Día libre de impuestos", para que la gente sepa el día que "dejan de trabajar para el Gobierno y empiezan a trabajar para ellos mismos". Pero tendría mucho más sentido declarar un "día libre de la hipoteca" anual, para que los propietarios de casas supieran el día que "dejarán de trabajar para el banco y empezarán a trabajar para sí mismos". Al propietario medio le lleva al menos el sueldo de un par de meses pagar la cuenta de su hipoteca anual. ¿Pero a quién le importa? Los propietarios de casas en realidad no "trabajan para el banco"; tan sólo financian su propio consumo. Después de todo, son ellos los que viven en la casa, no el director del banco. Pasa lo mismo con los impuestos. En realidad usted no "trabaja para el Gobierno" si sus niños van a una escuela pública, si va al trabajo todos los días por carreteras públicas, y cuando espera que el Gobierno pague sus cuentas de hospital si está viejo y enfermo. Simplemente, está financiando su propio consumo.
Se puede encontrar una falacia similar basándose en la creencia generalizada de que los impuestos reducen el "estímulo" de la economía. Es lo mismo que creer que una reducción legislada en las cuotas de la comunidad (de propietarios) estimularía la economía. Naturalmente, si las cuotas de la comunidad disminuyen globalmente, habrá más dinero para gastar en los bolsillos de la gente. Pero también habrá "menos" dinero para gastar por parte de la comunidad de propietarios. El resultado será sencillamente un cambio, pasando del tipo de bienes provistos a nivel de club al tipo de bienes provistos a nivel privado. Las reducciones de impuestos tienen el mismo efecto. Lo que significan es menos dinero gastado en escuelas y en sanidad, y más gastos en coches y casas." (El País, Domingo, 27/09/2009, p. 10)
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