Los enormes costes de la crisis están produciendo un espectacular aumento del déficit público, pero la situación de partida, en este sentido, es menos mala que en otros países, pues tenemos mucha menos deuda pública que la media europea y un sistema bancario más sólido que en otros lugares.
Quizá el rasgo más destacado del Gobierno haya sido su compromiso de mantener las políticas sociales y en algunos casos incluso expandirlas, así como de tratar de conseguir acuerdos con empresarios y sindicatos. Se ha aprobado una moratoria en el pago de las hipotecas para los parados, se ha establecido un subsidio de subsistencia para parados sin cobertura y se ha reducido en dos puntos el impuesto de sociedades, entre otras muchas medidas. Ahora se va a proceder a una subida de impuestos para poder hacer frente a los gastos sociales. (...)¿Qué se puede hacer a corto plazo? No demasiado. Las reformas del mercado laboral y el cambio del modelo productivo se tenían que haber llevado a cabo en la fase de expansión. Pero mientras el país crecía durante más de 10 años a tasas del 3% o superiores, los Gobiernos del PP y del PSOE no hicieron sus deberes. Tampoco la sociedad reclamó dichas reformas, todo sea dicho. Todos preferimos disfrutar del boom y creer que el problema del paro era cosa del pasado.
La gestión de los ministros de Economía desde la anterior crisis, la de 1992, está lastrada por su falta de ambición en este terreno. Ahora toca lamentarnos, pero poco cabe hacer en el horizonte inmediato para situar la tasa de paro en los niveles europeos." (IGNACIO SÁNCHEZ-CUENCA: La crisis de los argumentos. El País, ed. Galicia, Opinión, 22/09/2009, p. 27 )
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