"La banca española está sana. La economía mundial mejora. El sistema financiero internacional se va estabilizando. Y sin embargo, siempre, siempre, hay un pero. El Fondo Monetario Internacional (FMI) estrenó ayer la cumbre de primavera con un mensaje alentador seguido de todos los peros posibles.
Hay un problema internacional potencialmente devastador: la crisis está entrando en una nueva fase llena de incertidumbres por la acumulación de deuda pública. Y hay un pero genuinamente español: la banca capeará sin grandes dificultades la crisis en condiciones normales, aunque si el deterioro del paro y del sector inmobiliario se agrava (y los pesimistas aún no se han equivocado en esta crisis), harán falta 22.000 millones de euros para recapitalizar el sector, según el Fondo. (...)
El FMI alertó ayer de una tercera oleada, causada por la explosión de la deuda con que los Gobiernos han estabilizado la banca y la economía, algo que desde el principio reclamó el propio FMI para no caer en una depresión. Vuelve el miedo: el potencial de esta crisis fiscal es muy peligroso, puede barrer la costosa estabilización del sistema y, en última instancia, puede devolver a la economía global de nuevo al lodazal de la recesión. (...)
Esa nueva oleada tiene también un componente español inquietante. El Fondo considera que sobre todo Grecia y Portugal, pero también España e Italia, son la principal fuente de preocupación para los mercados. El foco, que hace unos meses estaba puesto en los problemas financieros (que señalaba a países como Austria, Irlanda, Italia y Holanda, cuyos bancos estaban muy expuestos a Europa del Este), ahora está claramente centrado en los problemas de solvencia de los Estados, en particular en el Sur de Europa. Con los sospechosos habituales. Grecia, Portugal, Italia y España son "las mayores fuentes de transmisión de riesgo" en estos momentos, según el Informe de Estabilidad Financiera. (...)
El FMI ha sometido a la banca española a una prueba de estrés: qué pasaría si los precios del sector inmobiliario siguieran bajando a gran velocidad y el paro se disparara hasta rozar el 25%. Lo que pasaría es que los bancos necesitarían 5.000 millones y las cajas 17.000. "Son números manejables, porque el fondo de reestructuración (el FROB) asciende a casi 100.000 millones, pero eso exige hacer determinadas cosas", aseguró Viñals. En pocas palabras: "Reestructurar las cajas", para lo que pidió "que no haya interferencias de los Gobiernos regionales y locales". Precisamente lo contrario de lo que ha venido sucediendo." (El País, ed. Galicia, economía, 21/04/2010, p. 24)
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