18.5.10

La causa de la crisis fue el apalancamiento

"La pasada semana, los economistas Edward L. Glaeser, Joshua Gottlieb y Joseph Gyourko publicaron una investigación académica y presentaron sus conclusiones al Banco de la reserva Federal de Boston. Aquí va lo que dijeron:

“No es que las bajas tasas de interés no empujaran los precios de la vivienda. Lo hicieron. No es que una mayor tasa de concesión de préstamos no este asociada al creciente valor de las casas. Lo está. Pero el impacto de esas variables, como predice la teoría económica y ha sido estimado empíricamente durante muchos años, es demasiado pequeño como para explicar lo que hemos experimentado en el mercado de la vivienda”.

Glaeser, Gottlieb y Gyourko dicen que esos factores pueden explicar sólo un 10% del incremento en los precios de los inmuebles entre 2000 y 2006. Esto representa sólo 1/3 del incremento del 30% en los precios (ajustado por la inflación) durante ese periodo, tal como estimó la Agencia federal de Financiamiento de Vivienda (Housing Finance Agency), o el aumento del 74% medido por el índice de precios de Case Shiller/Standard and Poor en 20 grandes áreas metropolitanas.

Entonces, ¿a qué se debe la burbuja? Ellos no pueden asegurarlo. “Utilizando el herramental de la economía empírica, no somos capaces de ofrecer una explicación para lo que ha sucedido”, escriben” (“Low interest rates didn't cause the bubble economists say” Elizabeth Razzi, Washington Post)

La crisis no fue suscitada por tasas de interés ni por la laxitud de criterios de otorgamiento de créditos, sino por el apalancamiento. De hecho, el mercado de recompra, titulización y la vasta colección de instrumentos de deuda son todos diseñados con un sólo propósito, para esconder el volumen de apalancamiento en el sistema. Es capitalismo sin capital.

Los 1,5 billones en hipotecas basura (subprime) no fueron suficientes para derribar el sistema financiero en su totalidad. Pero las pérdidas generadas por billones de dólares de derivados que fueron colocadas en la cúspide sobre estas hipotecas ciertamente lo fueron. Por lo tanto, ¿qué sucedió realmente? Aquí va un resumen del análisis del economista Henry Liu:

“…la actual crisis financiera que comenzó a mediados de 2007 no fue causada por las corridas bancarias de los depositantes, sino por un desplome en todo el mercado de crédito cuando los inversores institucionales aversos al riesgo huyeron en masa de los instrumentos de deuda de corto plazo”.

“El fracaso de la totalidad del mercado de crédito dejó a los bancos en un precario estado al ser incapaces de renovar su deuda de corto plazo para apoyar sus créditos de largo plazo. Aún a pesar que el desplome del mercado tuvo una dimensión de liquidez, la causa real del default sistémico que afectó a todas las partes, fue la inminente insolvencia resultante de bancos en posesión de garantías cuyos valores cayeron por debajo del nivel de las deudas que garantizaban en cuestión de días. Para muchos bancos grandes y reconocidos las pérdidas generadas por sus propias operaciones bursátiles también redujeron su capital a niveles de insolvencia, causando caídas bruscas en sus cotizaciones.” (“Two Different Banking Crisis—1929 y 2007” Henry Liu)

Los bancos no se fundieron a sí mismos tomando depósitos y luego usándolos para prestar dinero a tasas altas. Lo que hicieron fue comprar activos líquidos de largo plazo (títulos garantizados con hipotecas, títulos garantizados con activos) e intercambiarlos en el mercado de recompra por activos de corto plazo. Esto es como ir a una casa de empeño y pedir prestado dinero entregando una garantía, excepto que en este caso la contraparte es una institución financiera.

Cuando el mercado de hipotecas basura (subprime) comenzó a estallar, las instituciones que habían estado tomado la otra parte del trato (las contrapartes), se pusieron nerviosas, porque pensaron que las garantías en forma de hipotecas subprime podrían llegar a valer menos que el dinero que ellos habían prestado. Por ello, demandaron más garantías de los bancos, forzando a los bancos a vender más activos para juntar el dinero hasta cubrir sus pérdidas. Esto hizo que los precios bajaran, provocando una ráfaga de liquidaciones, y condujeron a las instituciones más débiles a la bancarrota.

El monto del apalancamiento construido con estos derivados financieros fue simplemente asombroso. Echa una mirada a este artículo del Wall Street Journal:

“Documentos publicados por investigadores del Senado la pasada semana brindan pistas sobre por qué las pérdidas fueron tan severas. Los documentos muestran cómo los bancos de Wall Street empaquetaron y reempaquetaron los mismos bonos riesgosos en títulos que a fin de cuentas ayudaron a magnificar el impacto del default de las hipotecas subprime sobre el sistema financiero”.

“En un caso, un bono garantizado por hipotecas subprime de 38 millones creado en junio de 2006 terminó en más de 30 fondos de deuda y también causó casi 280 millones de dólares en pérdidas para los inversores cuando el bono fue retirado en 2008, de acuerdo a la información proporcionada por el Wall Street Journal… (“Senate’s Goldman Probe Shows Toxic Magnification”, Carrick Mollenkamp and Serena Ng, Wall Street Journal)

Entonces no fueron las hipotecas subprime las que causaron la mayor parte del daño, sino la cantidad de apalancamiento atado a derivados en el mercado de recompra. El Congreso necesita centrar su atención sobre los instrumentos y procesos particulares (derivados, recompras y garantías) que son utilizados para maximizar el apalancamiento e inflar burbujas. Ahí es donde reside el problema.

Nomi Prins lo explica de manera algo diferente en The American Prospect de este mes. Aquí va un extracto de su artículo “Shadow Banking”:

“Entre 2002 y comienzos de 2008, alrededor de 1,4 billones de préstamos subprime fueron otorgados por los ahora alicaídos prestamistas, como New Century Financial. Si tales préstamos fueran nuestro único problema, la solución teórica podría haber implicado subsidios gubernamentales sobre estas hipotecas por un costo máximo de 1,4 billones. Sin embargo, de acuerdo con Thomson Reuters, se crearon casi 14 billones de complejos productos financieros basados en los anteriores, precisamente porque los fondos apalancados estimularon su producción y difusión. Entonces, en el apogeo de los subsidios federales en julio de 2009, el gobierno tuvo que poner 17,5 billones de dólares para darle soporte al sistema piramidal Ponzi de Wall Street, no 1,4 billones. La destrucción en el mercado de préstamos comerciales pudo desparramar la siguiente implosión”. (“Shadow Banking”, Nomi Prins, The American Prospect)

Este es un punto que merece ser repetido: “…se crearon casi 14 billones de complejos productos financieros basados en los anteriores” en la cúspide de una pirámide de “sólo 1,4 billones” en créditos subprime. Sin duda, los banqueros de inversión y los administradores de hedge funds que inflaron esa monstruosa pelota, sabían que estaban condenados desde el comienzo, pero luego, ellos seguramente deben haber conocido esa expresión “M. H. I. - T. H. I.”, que en la jerga de Wall Street significa, “Me habré ido y Tu te habrás ido”. (Sin Permiso, 17/05/2010, itando a 'Capitalismo sin capital: vuelve la volatilidad, y con ánimo de venganza' de Mike Whitney)

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