“La principal fuente de la crisis actual es el declive constante de la vitalidad de las economías capitalistas avanzadas a lo largo de tres décadas, tras ciclos de auge y depresión, uno tras otro, hasta llegar al presente. La debilidad de largo plazo de la acumulación de capital y de la demanda agregada ha estado enraizada en un profundo declive de todo el sistema y el fracaso en la recuperación de la tasa de retorno del capital, lo que resulta principal, pero no solamente, de una persistente tendencia a la sobrecapacidad (sobreoferta) en las industrias manufactureras mundiales.
Desde el comienzo del largo ciclo de declive en 1973, las autoridades económicas evitaron el tipo de crisis que históricamente asoló el sistema capitalista mediante el recurso de endeudarse pública y privadamente cada vez más para subsidiar la demanda. Pero ellos solamente lograron un mínimo de estabilidad y al costo de un estancamiento cada vez más pronunciado, a medida que el creciente endeudamiento y el fracaso para eliminar la sobre-capacidad dejaron la economía con cada vez menos capacidad de reacción frente a los estímulos...”
La crisis actual no es accidental. El sistema se está comportando tal como fue diseñado. Las bajas tasas de interés, laxos criterios de otorgamiento de crédito, derivados maximizando el apalancamiento financiero, incluso flagrantes fraudes en el mercado de valores, todos han sido implementados para sortear el defecto estructural básico del capitalismo –su tendencia de largo plazo hacia el estancamiento-.
Naturalmente, este cocktail letal de políticas ha generado una mayor inestabilidad en el sistema e incrementado la posibilidad de otro desplome." (Sin Permiso, 23/05/2010, citando a 'Inestabilidad sistémica: hacia una recaída en la recesión' de Mike Whitney)
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