10.5.10

Somos una economía sobrediagnosticada... así que hay que dejar de producir diagnósticos... para hacer otras cosas más productivas

"Hay una particularmente relevante: la que nos dice que la suma de la capacidad financiera -es decir, el exceso del ahorro respecto a la inversión en activos reales- del sector privado y del sector público necesariamente tiene que ser igual a la importación de ahorro externo de la economía. A finales de 2009, nuestros números para esa identidad eran muy contundentes: unas necesidades de financiación del sector público del 11% del PIB, una capacidad de financiación del sector privado del 6% del PIB y un déficit corriente del 5% del PIB.

Tomando esos números como punto de partida se puede pensar en qué tiene que ocurrir para que el Gobierno sea capaz de reducir sus necesidades de financiación al 3% del PIB en 2013, tal y como nos hemos comprometido con Bruselas y los mercados financieros.

Para hacer fácil el ejercicio, supongamos inicialmente que no cambia el déficit exterior. En ese escenario llegar al 3% de necesidades de financiación pública inevitablemente implicaría que el sector privado español tendría que volver a ser un "deudor" por el equivalente al 2% del PIB.

¿Es esto razonable? Me temo que no. Necesitaríamos un inmenso shock de confianza para que las empresas decidieran invertir más, y las familias optasen por gastar más de lo que ingresan. Y aunque tuvieran tal confianza habría que ver si el sistema financiero estaría dispuesto a financiarles.

Los últimos datos del INE son inapelables: en relación a la media de la última década, las familias están ahorrando cinco puntos porcentuales del PIB más e invirtiendo dos puntos del PIB menos, mientras que las empresas no financieras ahorran un punto porcentual del PIB más e invierten tres puntos del PIB menos. Para que el sector privado volviese a exhibir esa necesidad de financiación habría que volver a las combinaciones de ahorro e inversión de los años 2001-2004 y esto hoy parece poco probable. ¿Por qué? Porque las familias ahorran menos cuando el empleo crece como lo hizo en aquel periodo -dos millones de puestos de trabajo en cuatro años- o sus activos inmobiliarios se revalorizan en un 85% acumulado, y tienden a ahorrar más cuando, como ahora, la incertidumbre sobre el empleo es alta y fuerte la caída del valor del stock de riqueza mobiliaria y financiera.

Y las empresas invierten cuando la capacidad instalada está cercana al pleno empleo, las expectativas de beneficios son atractivas y la seguridad jurídica está a salvo de medidas de última hora. (...)

¿Cuál es el problema? Que en los últimos 10 años nunca hemos sido capaces de conseguir que el déficit corriente fuese cero. (...)

Salvo que nos salve el mundo exterior -lo que no parece: quienes crecen son los emergentes, no los países desarrollados que son los que nos compran y de donde viene los turistas- para conseguir este shock de crecimiento basado en la demanda externa neta la demanda interna tendría que crecer muy moderadamente. Exactamente esta es la razón -que nada tiene que ver con ninguna conjura internacional- por la que desde "fuera" se mira con tanto escepticismo los escenarios macro que apuestan por crecimientos sostenidos de la economía española cercanos al 3% a partir del año próximo.

¿Estamos necesariamente condenados bien a no honrar los compromisos con Bruselas, bien a volver a re-endeudarnos, o bien a languidecer durante los próximos años? No.

Pero hay que actuar ya. Somos una economía sobrediagnosticada. Se sabe qué hay que hacer y quién lo impide. Se sabe que el reparto de los costes sociales no es un tema "tecnocrático" sino político. Se sabe que antes de repartir hay que crear la riqueza. Se sabe que el crecimiento sólo se consigue si existe un compromiso con el mercado, la productividad y la educación." (JOSÉ JUAN RUIZ: Miénteme, dime que podemos. El País, ed. Galicia, opinión, 07 /05/2010, p. 33)

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