"En España nos gastamos, repito, 66.000 millones menos en la España social de lo que deberíamos gastarnos según nuestro nivel de desarrollo económico. Y el hecho de que no se gasten es porque el estado no los recoge. No es, pues, que España no tenga los recursos. Los tiene y muchos (66.000 millones de euros). Lo que ocurre es que el estado no recoge estos fondos. Esta es la realidad que, o bien se desconoce, o bien se ignora deliberadamente para justificar las políticas de austeridad de gasto público que se están siguiendo en España.
Y ahí está la raíz del problema, la enorme regresividad del sistema fiscal que en muchos países de la UE-15 ha ido creciendo desde el inicio de la era neoliberal. Veamos los componentes de esta regresividad, comenzando por los impuestos. (La mayoría de datos que aquí presento proceden del libro Global Finance and Social Europe, colección dirigida por John Grahl y publicado por Edward Elgar. 2009)
Los ingresos al estado, por vía impositiva, han disminuido en la UE-15, pasando de representar en 1996 un 39,8% del PIB a un 39,3% en 2004, descenso más acentuado en los países integrados en la unión monetaria (pasando del 38,0% al 34,5%). En EEUU, por cierto, bajaron también, pasando del 27,3% al 25,4%, lo mismo que en Japón, que pasaron del 27,3% al 25,4%, durante el periodo 1995-2004.
Pero, además de bajar los ingresos al estado (a pesar de que el nivel de riqueza aumentó), vemos que la gravación de las rentas del capital (mucho más bajas que las rentas del trabajo), descendieron todavía más. La tasa de gravación de las rentas del capital en los países de la eurozona pasó de representar el 17,0% en 1995 al 14,0% en 2003, el mayor descenso entre el grupo de países de la OCDE (el club de países más ricos), mientras que las rentas del trabajo continuaron siendo gravadas al 35%.
La tasa de gravación del consumo se mantuvo al mismo nivel, con un ligero aumento del 20,5% en 1995 al 20,8% en 2003. Estos datos muestran que fueron las rentas del capital las que se beneficiaron más como consecuencia de las políticas fiscales aplicadas durante aquel periodo. Otro grupo que se ha beneficiado enormemente son las rentas superiores, que han visto descender su tasa de gravación del 51,52% de su renta al 49,20%. Para entender estas cifras hay que saber que cada 0,1% de descenso en la tasa de gravación representa miles de millones de euros que los estados dejan de ingresar.
¿Cómo se justifican estas políticas tan favorables a las rentas del capital y a las rentas superiores? El discurso neoliberal (presente en la mayoría de partidos gobernantes en los países de la eurozona) es que el capital y las personas de rentas superiores (los ricos) son muy movibles y si los estados no los miman dejarán el país. Son parte de las clases cosmopolitas que se mueven de un país a otro como parte de la jet-set. Ahora bien, los estados pueden intervenir para disminuir tal movilidad.
Y si no lo hacen es predominantemente por razones políticas, es decir, que no se atreven a enfrentarse con intereses fácticos tan importantes como, por ejemplo, la banca. Hoy, gran parte de los movimientos del capital financiero son de tipo especulativo, es decir, que se enriquecen sin crear riqueza. Es la economía del casino que nos ha llevado a la crisis que estamos viviendo. De ahí que debieran eliminarse estas actividades y gravar fuertemente esta movilidad de capitales a corto plazo. La existencia de los paraísos fiscales (que existen, no sólo en Suiza y Luxemburgo, sino también en Alemania, EEUU, Bélgica e Irlanda) dañan, no sólo a los países donde tales paraísos existen, sino a los países de los cuales provienen estos capitales.
Significan el caso de evasión y corrupción de capitales más importante del mundo, de la eurozona y de España. El hecho de que incluso ahora, tras el enorme daño que han causado, los estados no hayan intervenido todavía, muestra la naturaleza política del problema.
Otras medidas, además de coordinar las políticas fiscales entre los países de la UE, es establecer unos estándares de gravación empresarial, por debajo de los cuales no podrían permitirse operar a las empresas en un país. Ello estaría encaminado a evitar el fenómeno Irlanda, que ha basado su desarrollo dentro de la UE, a base de salarios e impuestos bajos, resultando un estado con escasísima sensibilidad social y baja calidad de vida. (...)
Las soluciones a esta problemática requerirán la reversión de aquellas políticas fiscales regresivas, lo que exige unos cambios en las relaciones de poder existentes en la UE y en sus estados miembros con mayor poder e influencia por parte de las clases populares a costa del excesivo poder que hoy tienen los grandes grupos financieros y empresariales y rentas superiores en aquellos países.
Ello debiera conducir a cambios en la orientación económica y fiscal de muchos partidos de centro izquierdas e izquierda (que tradicionalmente han representado a las clases populares), que, al hacer suyas las políticas neoliberales, se convirtieron durante estos años en parte del problema, en lugar de en parte de la solución." (Vicenç Navarro, en www.vnavarro.org, 02/07/2010, 'Las causas del debilitamiento de la Europa Social)
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