"Acabó ayer el rediseño del mapa de las cajas de ahorros, que vamos a reconvertir con dinero público. De momento, 12.000 millones de euros en concepto de inyección de capital; y probablemente hasta unos 30.000 millones en préstamos blandos, para reducir el número de entidades a menos de la mitad. Correcta, la disminución de esa lista y el intento de que las supervivientes aumenten su tamaño. Aunque algo tardía. En torno a un año y medio más tardía que el recauchutado de los bancos europeos. (...)
En cualquier caso, si la cifra de recursos se queda ahí, la factura sale barata, pues las cajas suponen la mitad del sector financiero español. ¿Barata? Por supuesto, en términos comparativos. El Royal Bank of Scotland, él solo, ha recibido en distintos conceptos más de 200.000 millones, más que el PIB danés. (...)
Resulta curioso que en España se haya importado la atribución de la culpabilidad de la crisis a los bancos, cuando estos, a diferencia de EE UU, Reino Unido, Alemania, Bélgica, Holanda y otros países, todavía no han costado un céntimo al erario, a diferencia de la onerosa factura que supuso su reconversión en los años ochenta. Los villanos financieros de aquí son algunos cajeros, y nadie se lo reprocha.
El problema que entraña esta desmemoria, este riesgo moral, es que puede relajar la exigencia social de devolución de los créditos ahora dispensados.Esta reconversión plantea otros dos problemas. Uno es la desvergüenza con que algunos de los responsables de los desaguisados presentan su alianza subvencionada: como una operación agresiva para ganar tamaño. Es el caso de la agrupación fría entre Caja Madrid, Bancaja y otras cinco. Como si fueran héroes, en vez de mendigos de la caridad pública. " (XAVIER VIDAL-FOLCH: "I want my money back!". El País, ed. Galicia, economía, 01/07/2010, p. 22)
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