1.9.10

Solución a la crisis económica española... bien mediante nueva deuda, bien mediante estímulo fiscal...

"La inflación subyacente de España fue negativa en abril de este año y apenas positive en mayo, de manera que existe una mayor amenaza de deflación para la economía – la cual, entre otros factores, causaría el incremento de la relación deuda/PIB del país – que de un incremento en la inflación.

Por tanto, una política de financiamiento de nueva deuda por el banco central es razonable para España como una medida de implementar una política fiscal contra-cíclica sin acumular una carga de deuda posiblemente insostenible.

El problema radica en que España no posee un banco central que pudiera adquirir la deuda del país a través de la creación de liquidez monetaria. Por tanto, esto tendría que llevarse a cabo a través del Banco Central Europeo.

En un escenario como éste, el Banco Central Europeo compraría una porción de la nueva deuda emitida por el gobierno español y se comprometería a reembolsar el interés sobre dicha deuda al gobierno español – como ha sucedido en el caso de la Reserva Federal de EE.UU. y el Banco de Japón en el proceso de financiamiento descrito anteriormente.

De esta manera, el BCE estaría implementando la misma política que el banco central español pudiera implementar si España tuviese su propia moneda, al igual que los bancos centrales de EE.UU. y Japón han hecho. Esto equivaldría a un aumento en la carga de endeudamiento bruto, pero no del endeudamiento neto, para el monto de deuda que fuese financiado de esta manera.

Las dos últimas filas del Cuadro 2 muestran lo que sucede con la deuda neta de España si el Banco Central Europeo adquiriera la deuda del país por un monto equivalente al 4 por ciento del PIB de España, al año, durante los próximos dos años. Se asume que el gobierno no aumenta los impuestos o recorta el gasto durante este periodo.

Esto permitiría un estímulo fiscal de alrededor del 3,9 por ciento del PIB durante dos años con el abandono de los recortes en el gasto y los incrementos impositivos planeados, mencionados anteriormente.

Como puede observarse en el Cuadro 2, la relación deuda/PIB aumenta de 45,8 por ciento del PIB en 2009 a 60,5 por ciento en 2020. Esto representa una carga sostenible de deuda.

Ésta sería la alternativa más razonable a los recortes presupuestarios e incremento en los impuestos que actualmente se planean. Le permitiría a la economía continuar el estímulo del año 2009, e incrementar el crecimiento, sin tener que preocuparse por un aumento importante en la carga neta de endeudamiento del país.

Cabe mencionar que, dado que el desempleo es bastante alto y que se espera continúe a estos altos niveles durante muchos años por venir (véase el Gráfico 1), una opción para el gobierno quizás sea la de implementar un programa público de empleo de mayor tamaño para crear trabajos directamente.

Esto se podría lograr con la implementación de los incrementos en los impuestos ya programados y con la expansión del gasto del gobierno en obras públicas. Los niveles apropiados de gasto podrían fijarse, junto con los incrementos impositivos programados, de manera que coincidan con las mismas relaciones deuda/PIB discutidas anteriormente.

Dado que España ha adoptado el euro, el país no podría seguir esta estrategia sin la ayuda de las
autoridades europeas, incluyendo la del Banco Central Europeo. (...)

El monto de deuda española que el BCE tendría que adquirir sería pequeño en relación a la
economía de la eurozona, menos de un 0,5 por ciento del PIB de la eurozona. La inflación en la
eurozona es de alrededor de 1 por ciento, muy por debajo de la meta del BCE de 2 por ciento.

Además, hay economistas que han planteado la pregunta sobre si un 2 por ciento es ya de por sí una meta muy conservadora11. La cuestión de cómo el BCE podría llevar a cabo esta acción bajo sus reglas actuales, o si dichas reglas necesitan ser enmendadas, es secundaria.

El punto principal es que España puede evitar las pérdidas económicas, ambas actuales y programadas, causadas por una política pro-cíclica, así como los riesgos de otra recesión, con las políticas fiscales y monetarias apropiadas. (...)

Reconociendo que es muy improbable que las autoridades europeas utilicen medidas de alivio
cuantitativo (quatitative easing) para contribuir a un estímulo fiscal en España – como sucede en el primer escenario presentado en este trabajo – vale la pena analizar la posibilidad de que el gobierno implemente un estímulo fiscal propio, adquiriendo préstamos según sea necesario en los mercados financieros internacionales.

Este escenario se muestra en la fila (f) del Cuadro 2. En dicho escenario, el estímulo fiscal se
mantiene en efecto hasta el año 2011 y se retira gradualmente a partir de entonces. El gasto total del gobierno como porcentaje del PIB es uno por ciento más alto que en el escenario base en 2010 y 1,3 por ciento más alto en 2011.

El ingreso fiscal también es 1,7 por ciento del PIB más bajo durante los dos años, ya que se posponen los incrementos impositivos programados en el escenario base. En este escenario, a partir del año 2011 el déficit primario se reduce gradualmente hasta un 0,1 por ciento en 2016 y se mantiene constante a este nivel en los años siguientes17.

Bajo este escenario la deuda neta de España se incrementa de 45,8 por ciento del PIB en 2009 a 68,3 por ciento en 2020.

Como puede apreciarse en el cuadro, esto es solamente cuatro puntos porcentuales más alto que en el escenario base, en el que el déficit presupuestario se reduce a tres por ciento del PIB en 2013. También es significativamente más bajo que en los escenarios con un crecimiento más bajo y en combinación con tasas de interés más altas.

Dado que este estímulo es financiado con préstamos, la misma relación existe para las cifras de la deuda bruta: en este escenario la deuda bruta se incrementa de 53,2 por ciento del PIB en 2009 a 75,7 por ciento en 2020.

En comparación, la deuda bruta aumenta a 69,2 por ciento del PIB en el escenario base y a 85,5, 90,6 y 96,1 por ciento del PIB en 2020 para los escenarios con tasas de interés del seis, siete y ocho por ciento.

Por tanto, es plausible, bajo supuestos razonables sobre los multiplicadores y las elasticidades del ingreso fiscal (18), que el programa de austeridad actual no resulte en una relación deuda/PIB significativamente más baja para el año 2020 que bajo un programa en el que se continúe con un estímulo durante los próximos dos años.

Además, bajo los escenarios en que el ajuste fiscal resulta en cierta combinación de crecimiento más bajo y tasas de interés más altas, la consiguiente relación deuda/PIB pudiera ser considerablemente más alta que bajo un programa de estímulo." (Mark Weisbrot y Juan Montecino: Alternativas a la austeridad fiscal en España. En www.vnavarro.org)

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