2.3.11

"La historia de la crisis es la historia de una burbuja inmobiliaria de US$ 8 mil millones y su colapso"

"Esta burbuja estaba impulsando la economía en la última década de la misma manera que la burbuja bursátil impulsó la economía en los años 90. Así como el colapso de la burbuja bursátil llevó a una recesión en 2001, el colapso de la burbuja inmobiliaria llevó a una recesión en 2007.

Ambos colapsos y las consecuencias económicas resultantes eran predecibles. También podrían haberse evitado fácilmente si los responsables de la política económica (por ejemplo, los presidentes del Banco Federal de Reserva, Alan Greenspan y Ben Bernanke) hubieran hecho su trabajo.

Los precios de las viviendas aumentaron dramáticamente a partir de mediados de los años 90, casi al mismo tiempo en que la burbuja bursátil comenzó a inflarse. En su pico, las viviendas en todo el país costaban más del 70 por ciento de lo que sugería la tendencia de precios a largo plazo.

Este aumento de los precios condujo a la economía tanto directamente, al alimentar un auge de la construcción, como indirectamente, al estimular el consumo.
(...)

Cuando estalló la burbuja, era inevitable que la construcción cayera a niveles muy por debajo de lo normal hasta que el exceso de vivienda pudiera ser absorbido por la economía. Esto significó una caída de cerca de US$ 600 mil millones en la demanda anual.

También hubo una burbuja en bienes raíces no residenciales que venía un poco atrasada, pero siguió el mismo predecible patrón que la burbuja residencial: un boom de la construcción que produjo un enorme excedente de capacidad y una caída en la construcción después de la quiebra.

La construcción no residencial se ha reducido en más de un tercio como proporción del PIB desde su punto más alto, lo que representa una pérdida de otros US$ 100 mil millones de dólares en la demanda anual.(...)

El colapso de la burbuja inmobiliaria también redujo el consumo a través de lo que se conoce como el "efecto riqueza inmobiliaria", que se estima entre cinco y siete centavos por dólar, lo que significa que los propietarios de viviendas en promedio, aumentan su consumo anual entre cinco y siete centavos por cada dólar adicional del valor de la vivienda de su propiedad.

Esto significó que la riqueza de la burbuja inmobiliaria de US$ 8 mil millones de dólares impulsó un consumo anual adicional de entre US$ 400 y US$ 560 millones. Ahora que se perdió la mayor parte de la riqueza generada por la burbuja, también se perdió este consumo.

La reducción total de la demanda anual como resultado del colapso de las burbujas en el sector inmobiliario residencial y no residencial fue de cerca de US$ 1,2 mil millones de dólares, un 8 por ciento del PIB. No hay nada en la bolsa de trucos de los economistas que reemplace esta gran caída de la demanda.

Esta es la razón por la que cualquiera que se haya percatado de la burbuja inmobiliaria debería haber reconocido que se cernía una catástrofe.

Y era difícil no ver venir la burbuja.(...)

Había mucha gente y condiciones para frenar la burbuja. El primer y más simple curso de acción que el Banco de la Reserva Federal, el Tesoro y otros actores en el gobierno hubieran podido tomar habría sido alertar al mercado sobre la propia burbuja, simplemente documentando su existencia y detallando el daño que su colapso causaría a la economía y a los inversores individuales.

La segunda ruta que el Banco de la Reserva y otros reguladores podrían haber perseguido era acabar con el comportamiento ilícito de los malos prestamistas que alimentaron la burbuja. ¡Las descaradas prácticas descuidadas y fraudulentas que fueron la base de muchos préstamos eran un secreto a voces!

Sorprendentemente, Greenspan dio a estos chanchullos su sello de aprobación y elogió la inventiva de la industria financiera.(...)

Por último, el Banco de la Reserva podría haber hecho estallar la burbuja en cualquier momento, simplemente aumentando las tasas de interés, dado que éstas son el enemigo de las burbujas en todas partes, y el Banco de la Reserva podría haber garantizado el efecto inmediato de aumentar las tasas vinculándolas a la burbuja. (...)

La sugerencia de que la recesión se está prolongando a causa de la crisis financiera también es disparatada. Los consumidores pueden ser pesimistas sobre el estado de la economía, pero la razón por la que no está gastando es que han perdido miles de millones de dólares de la riqueza inmobiliaria. (...)

Las grandes empresas que dominan la economía están sentadas en miles de millones de dólares en efectivo y pueden pedir prestado tanto como les gusta directamente en los mercados de crédito a tasas de interés extraordinariamente bajas.

Si realmente hubiera grandes oportunidades de inversión que las pequeñas empresas no pudieran aprovechar debido a su falta de acceso al crédito, sería de esperar para ver a los Wal-Mart y Starbucks del mundo aprovecharse de la temporal debilidad de sus competidores. Sin embargo, esto no está sucediendo, y por lo tanto, el acceso al crédito no es el problema.

La historia real es la falta de demanda señalada anteriormente. La solución es simple: el gobierno debe gastar mucho dinero. " (Sin Permiso, 27/02/2011, citando a 'La crisis equivocada y los mitos financieros', de Dean Baker )

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