Ambos colapsos y las consecuencias económicas resultantes eran predecibles. También podrían haberse evitado fácilmente si los responsables de la política económica (por ejemplo, los presidentes del Banco Federal de Reserva, Alan Greenspan y Ben Bernanke) hubieran hecho su trabajo.
Los precios de las viviendas aumentaron dramáticamente a partir de mediados de los años 90, casi al mismo tiempo en que la burbuja bursátil comenzó a inflarse. En su pico, las viviendas en todo el país costaban más del 70 por ciento de lo que sugería la tendencia de precios a largo plazo.
Este aumento de los precios condujo a la economía tanto directamente, al alimentar un auge de la construcción, como indirectamente, al estimular el consumo. (...)
Cuando estalló la burbuja, era inevitable que la construcción cayera a niveles muy por debajo de lo normal hasta que el exceso de vivienda pudiera ser absorbido por la economía. Esto significó una caída de cerca de US$ 600 mil millones en la demanda anual.
La reducción total de la demanda anual como resultado del colapso de las burbujas en el sector inmobiliario residencial y no residencial fue de cerca de US$ 1,2 mil millones de dólares, un 8 por ciento del PIB. No hay nada en la bolsa de trucos de los economistas que reemplace esta gran caída de la demanda.
Esta es la razón por la que cualquiera que se haya percatado de la burbuja inmobiliaria debería haber reconocido que se cernía una catástrofe.Y era difícil no ver venir la burbuja.(...)
Había mucha gente y condiciones para frenar la burbuja. El primer y más simple curso de acción que el Banco de la Reserva Federal, el Tesoro y otros actores en el gobierno hubieran podido tomar habría sido alertar al mercado sobre la propia burbuja, simplemente documentando su existencia y detallando el daño que su colapso causaría a la economía y a los inversores individuales.
Por último, el Banco de la Reserva podría haber hecho estallar la burbuja en cualquier momento, simplemente aumentando las tasas de interés, dado que éstas son el enemigo de las burbujas en todas partes, y el Banco de la Reserva podría haber garantizado el efecto inmediato de aumentar las tasas vinculándolas a la burbuja. (...)La sugerencia de que la recesión se está prolongando a causa de la crisis financiera también es disparatada. Los consumidores pueden ser pesimistas sobre el estado de la economía, pero la razón por la que no está gastando es que han perdido miles de millones de dólares de la riqueza inmobiliaria. (...)
La historia real es la falta de demanda señalada anteriormente. La solución es simple: el gobierno debe gastar mucho dinero. " (Sin Permiso, 27/02/2011, citando a 'La crisis equivocada y los mitos financieros', de Dean Baker )
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